Isabelita de Jerez, cuya figura en el mundo del flamenco está siendo rescatada del olvido, ha sido la protagonista del homenaje que le han rendido las ciudades de Zamora y Jerez durante la jornada de hoy en la ciudad del Duero.

Más de setenta años después de su muerte, los ayuntamientos de Zamora y Jerez de la Frontera, junto con el Foro Flamenco Zamora y el apoyo de las Peñas flamencas jerezanas se han unido para rendir homenaje a Isabelita con la instalación de una placa en el lugar donde se encontraba la Posada Cuatro Naciones, en la que Isabelita de Jerez se alojaba con su hija, la bailaora Rosa Durán.

La placa ha sido descubierta esta mañana ante la presencia de decenas de aficionados al flamenco y representantes de ambas ciudades, quedando su memoria instalada para siempre en la ciudad, en la Plaza de San Miguel.

El acto se  ha convertido además en un encuentro de representantes de ambas ciudades, con lo cual a partir de ahora Zamora y Jerez establecerán una relación de hermandad a través del flamenco y de la figura de Isabelita de Jerez.

El homenaje no concluye aquí, pues el Teatro principal acogerá a las 20:30 horas un gran concierto de flamenco con la participación de Jesús Méndez y Melchora Ortega al cante, así como un Fin de Fiesta en el que intervendrán conocidos bailaores, dando así el fin a los actos de homenaje de estas ciudades, unidas ahora de norte a sur no solo por la gran afición al flamenco de ambas, sino también por la memoria de esta gran cantaora.

Isabelita de Jerez

La cantaora jerezana, que murió repentinamente cuando actuaba en el Nuevo Teatro de Zamora con Pastora Imperio, está siendo objeto de conferencias, conciertos y la grabación de un programa de radio “Los caminos de isabelita”, dedicado a su cante y su vida, que se emitirá con posterioridad en unas 130 emisoras de radio de toda Andalucía.

El cementerio de Zamora cuenta desde el 7 de junio de 1942 con los restos mortales de Isabel Ramos, más conocida como Isabelita de Jerez, una cantaora que triunfaba en esos años en Madrid y que la artista Pastora Imperio contrató tras escuchar su voz, convirtiéndola en su cantante personal dentro del espectáculo que en aquel tiempo llenaba los teatros españoles.

La lápida, con la que se rescata del olvido y el absoluto anonimato en el camposanto zamorano, ha sido realizada gracias a la iniciativa de José Ignacio Primo y la colaboración de la Concejalía que ostenta Chistoph Strieder.

Su muerte repentina cuando actuaba en el hoy denominado teatro Ramos Carrión de Zamora, hizo que Isabelita se quedara para siempre en la ciudad castellanoleonesa, olvidada hasta que un investigador del flamenco, José Ignacio Primo, la redescubriera.

De este modo ha sido posible reivindicar la figura de una de nuestras mujeres cantaoras que, como tantas otras, ha pasado desapercibida en la historia del flamenco, pero que sin duda ocupa una de las cimas del cante, como lo demuestran los dieciséis registros sonoros que grabó en 1930 y los doce de 1931, todos para la casa Odeón, con un gran éxito y profunda aceptación entre el público aficionado. Del paso de Isabelita de Jerez (1895-1942) por el mundo del flamenco, y de su trabajo en Madrid a finales de los años veinte, nos quedan algunas imágenes, como la fotografía en que aparece sentada junto a Antonio y Manuel Machado, en el hotel Ritz de Madrid, tras su triunfo en uno de sus conciertos en el teatro Fontalba.

cof