Teresa. 53 años. Casada y con dos hijas. Desde hace años lucha sin cuartel contra los trastornos alimentarios y, confiesa amargamente, "sigo sin remontar". Hoy, es la única persona que se atreve a dar la cara en Zamora por todos aquellos que padecen anorexia y bulimia, enfermedades que, aún hoy, en pleno 2019, son tabú y están marcadas por el estigma social. Pero Teresa es valiente y lo único que desea es que ninguna niña (o niño), ni mujeres o varones adultos caigan en esta espiral infernal que puede llegar a ser mortal.
Caja Rural de Zamora ayuda en esta lucha de visibilización, y esta mañana ha sido el escenario de la presentación del Mercado Solidario de Azayb, Asociación Zamorana contra la Anorexia y la Bulimia, los próximos días 29, 30 y 31 de marzo en el claustro del Colegio Universitario, gracias a las donaciones de muchos particulares. El mercado tendrá bisutería, complementos, moda, hogar, decoración y artesanía y, en general, buenas vibraciones para apoyar a un colectivo que, por invisible, es presa de la falta de subvenciones y la desatención sanitaria.
Pasión Guzmán, presidenta de Azayb; Victoria López, psicóloga de la asociación y Teresa López, afectada, han explicado esta mañana el drama en el que se encuentran los enfermos y sus familias, y la desprotección de los más jóvenes ante el modelo social que proyectan las marcas, que asocian delgadez a éxito. Una lluvia fina que va calando poco a poco en las mentes más tiernas y que contribuye a que, personas predispuestas, caigan en los trastornos alimentarios. "Comienza con un jugueteo del que luego no se puede salir", explica Victoria López.
Y, mientras, el sistema sanitario termina de 'rematar' al enfermo. "Llevamos años pidiendo una unidad, con dos o tres camas, en el Hospital; hay muy pocas unidades en España", explican. Por fortuna, los menores de 25 años que estén estudiando están cubiertos por el seguro escolar para recibir tratamiento médico en clínicas privadas, pero no así el resto de jóvenes que no están estudiando o los mayores de esta edad. "Te dan hora para el psiquiatra, y la cita tarda en llegar un mes o más", denuncian. En los casos más extremos, el sistema sanitario indica el ingreso en Psiquiatría, de donde los pacientes salen aún más tocados, ya que no reciben un tratamiento específico y, al contrario, tienen que convivir con pacientes con patologías mentales que no tienen nada que ver con los trastornos alimentarios. Teresa, en su experiencia, narra que incluso sufrió alguna agresión por parte de otros pacientes con trastornos mentales. "Sales tan tocado, que al final decides no volver".
La asociación es una de las pocas de Castilla y León -junto con Valladolid y León- que aún sobreviven. Otras, como Astra, en Salamanca, cerraron sus puertas por falta de apoyo económico para sostenerse. Mientras, el drama de centenares de familias sigue oculto a los ojos de la sociedad y sin una solución clínica viable. "Yo lo que pido es ayuda, mucha ayuda. Llevo muchos años así. Hablo por los que no pueden hablar, por los que tienen miedo", confiesa Teresa, quien reconoce que la enfermedad la ha llevado a situaciones extremas.
El mercado solidario de Azayb estará abierto el viernes, de 17 a 20.30 horas, y el sábado y el domingo de 11 a 14 y de 17 a 20.30 horas.