La Junta Pro Semana Santa convocó en verano de 2018 un concurso de ideas para la redacción del Proyecto de Nuevo Museo de Semana Santa. La UTE formada por Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo (Matos Castillo Arquitectos), Néstor Montenegro y Toni Gelabert resultaron premiados con la propuesta que hoy se presenta, culminada como Proyecto de Ejecución.
En este tiempo se ha mantenido activo un grupo de trabajo con miembros la Junta Pro Semana Santa, encabezados por su Presidenta, y con técnicos de Patrimonio, Cultura y Urbanismo del Ayuntamiento de Zamora y de la Junta de Castilla y León.
Pero también, y sobre todo, se ha trabajado en el conocimiento más profundo del evento que da lugar a este Museo y que tan importante es para Zamora y los zamoranos: la Semana Santa.
La visita del equipo de arquitectos durante la Semana Santa de 2019, resultó fundamental para terminar de ajustar el funcionamiento del Museo durante las fechas más relevantes.
El movimiento y salida de los pasos, la concentración de portadores, cofrades y bandas, la preparación previa a cada Procesión, han generado ligeras transformaciones en la distribución y circulaciones.
Pero también la emoción y el fervor, la expresión vivida, ha condicionado la materialización de determinados espacios de exposición y tránsito, la salida y llegada de los pasos al Museo, para destacarlos y convertirlos en focos de estas acciones.
El proyecto final conserva las estrategias y trazas fundamentales: espaciales, urbanas y materiales, del proyecto que ganó el concurso de ideas, mejoradas con la incorporación de las sugerencias que en sucesivas revisiones y desde las distintas instituciones se han hecho, con el fin de lograr un espacio contemporáneo de Museo para la ciudad de Zamora.
El Nuevo Museo de Semana Santa tiene 5.500 m2 construidos. Las zonas de exposición permanente, en planta baja y planta primera, suman 3.600 m2 útiles. Las zonas de exposiciones temporales, salón de actos y salas didácticas y de investigadores, en planta sótano, suman 500 m2 útiles. Las zonas de trabajo interno, restauración, almacenes y administración, suman 450 m2 útiles. La altura libre en las zonas de movimiento y exposición de pasos en las tres plantas es de 5,50 m. Las alturas del volumen exterior se matizan para respetar la diversidad de edificaciones que completan la manzana en la que se ubica el Museo.
La organización de circulaciones permite el uso en horario y formato diferenciado del Museo y los usos auxiliares. La organización de circulaciones permite un funcionamiento óptimo de la gestión de la salida y entrada de las Procesiones que tienen base en el Museo.
Se ha previsto una Sala de Salida de pasos de 8m de altura libre cerrada por un gran portón de 60m2 de acero pavonado texturizado. La luz cenital baña los espacios interiores como fuente principal, potenciando con iluminación artificial el claro-oscuro propio de un espacio de contención y exposición de arte sacro. La materialidad interior es de hormigón con encofrado de tablilla, de color blanco tostado.
Se matizan algunos espacios interiores con panelados alistonados de madera de roble, que cumplen con una función de acondicionamiento acústico, resultando en un espacio de silencio y relativo eco.
La materialidad exterior es de piedra de Zamora en una fachada continua y ciega, que únicamente se puntualiza en los lugares de acceso y en la fachada a la calle María Bonifacia Rodríguez de Castro, que se adapta a la escala y proporciones de huecos de los edificios adyacentes.
El Nuevo Museo de Semana Santa se ha dotado de instalaciones conducentes a optimizar su mantenimiento y reducir consumos energéticos.
Se trabaja con una envolvente de alta inercia, que permite mantener una temperatura constante al interior con una ligera aportación de climatización en momentos del año de temperaturas extremas.
Se ha proyectado la ventilación primaria con control de humedad y recuperación de calor.
Se han diferenciado zonas de uso intensivo y extensivo a la hora de planificar el funcionamiento de instalaciones.
Estas medidas no solo favorecen la reducción de consumos, si no que además permiten una óptima conservación de las obras de arte.
Se ha dotado al edificio de la capacidad de transformación que requiere un espacio contemporáneo.
Se plantea una infraestructura de distribución de redes eléctricas, de iluminación y de datos que dotan al Museo de la capacidad de transformarse en el tiempo sin necesidad de acometer reformas o nuevas instalaciones.
Todos los sistemas de iluminación artificial se basan en tecnología LED, reduciendo consumos y aporte de temperatura por parte de las luminarias en funcionamiento.
La estructura horizontal de hormigón armado permite salvar las grandes luces de los espacios expositivos en vigas de hasta 16 m de longitud y 1 m de canto.
Esta estructura singulariza el aspecto de las salas expositivas con un ritmo pautado que refuerza el orden ortogonal impuesto en la planta.
Los espacios destinados a usos anejos, sin embargo, se resuelven con losas aligeradas de hormigón armado de aspecto plano y continuo.
Los acabados seleccionados en pavimentos y zonas de servicio, permiten un alto tránsito y bajo mantenimiento.
El conjunto de decisiones técnicas tomadas conducen a la construcción de una infraestructura museística propia del siglo XXI, sin perder el carácter específico de los objetos y experiencias que en ella se exhiben y celebran.