Zamora es bien llamada la Perla del Duero. Sus aguas son parte intrínseca de la historia y el paisaje de la ciudad y no son pocos los puntos de interés turístico que pueden ser disfrutados por los viajeros con la inigualable panorámica del río como escenario. La oferta turística de la capital zamorana ofrece múltiples formas de descubrir todos los secretos que el padre Duero alberga en la Bien Cercada.
Uno de estos lugares son las Aceñas de Olivares, cuya implantación se conoce desde el siglo X. Este interesante conjunto de edificaciones dentro del río aloja en su interior ingenios hidráulicos antiguos para el aprovechamiento de la energía del agua represada por la azuda, y que desde este mes puede ser visitada de forma permanente en la exposición ‘Mola Aquaria’. Una muestra con la que el Ayuntamiento de Zamora trata de mostrar al visitante cómo eran estas aceñas y su funcionamiento con datos e información de interés sobre las mismas.
Y para adentrarse literalmente en las mágicas aguas del Duero nada mejor que subirse a una de las cinco embarcaciones a remo, de madera y pintadas en vivos colores, muy parecidas a las que utilizaban antiguamente los vecinos del barrio para la pesca y para moverse entre las islas que se forman en el cauce del río. El Ayuntamiento de Zamora pone a disposición del turista el acceso gratuito a estas barcas de paseo, en horario de apertura de las aceñas y durante aproximadamente una hora, para surcar el río de un lado al otro de sus orillas. Una forma original y fantástica de disfrutar un turismo sostenible y respetuoso con el desarrollo ambiental.
Estas barcas de paseo se complementan con el transbordador de tracción manual, con capacidad para unas 12 personas, que conecta las aceñas de Olivares con las de los Pelambres para el transporte gratuito de pasajeros. Esta embarcación ofrece una panorámica magnífica y de singular belleza del conjunto histórico y la catedral, y su estructura casi romboidal afronta de una manera más eficaz la corriente del río.
Zamora es más que conocida como joya incontestable del Románico, pero la ciudad tiene mucho más que ofrecer al visitante que esté abierto a descubrirlo. La capital tiene todo un tesoro oculto a simple vista en forma de patrimonio histórico industrial. Decenas de edificios que en sus muros albergan la historia viva del desarrollo industrial zamorano, del avance de las tecnologías mucho antes y después de la Revolución Industrial y del propio paso del tiempo, que ha reconvertido antiguas industrias en los más diversos espacios y donde se respira la transformación del sistema económico español.
Desde su imponente estación de tren pasando por antiguas fábricas, sin olvidar los grandes puentes que desafían al río Duero, el Ayuntamiento de Zamora ha elaborado cuatro rutas por la ciudad para que los turistas puedan recorrer Zamora de una forma completamente distinta.
Un completo mapa que narra brevemente la historia de estos edificios y guía al turista por el patrimonio industrial de la capital, tanto en las afueras de la ciudad como en el corazón del propio casco viejo. Una oportunidad de lujo para descubrir esa otra historia de la Bien Cercada y aprender que la grandiosidad arquitectónica de la Perla del Duero no termina en sus reconocidos templos, aunque si está presente desde entonces, como se puede observar, por ejemplo, en sus cinco aceñas bañadas por el río Duero.
Una ruta para conocer la universal obra de Coomonte
José Luis Alonso Coomonte es uno de los artistas más importantes de Zamora. Su obra cobra tanta relevancia en la ciudad que dos de sus creaciones artísticas son el punto de encuentro habitual entre los zamoranos: La Farola y el Miliar. Son parte de la vida diaria en la capital y la ciudad no se entiende ya sin ellas.
Pero estas dos maravillosas piezas de arte contemporáneo no son las únicas que están íntimamente arraigadas al paisaje urbano de la capital zamorana. De hecho, podría decirse que toda Zamora es el gran museo de Coomonte. En prácticamente cada rincón de la Bien Cercada coexiste alguna de las ingeniosas creaciones del escultor. Figuras, puertas, rejas, piezas de Semana Santa o cartelería de todo tipo decoran de punta a punta la ciudad haciendo que la propia Zamora sea un laberinto que recorrer en busca de las creaciones del artista benaventano.
Es por esto que el Ayuntamiento de Zamora ofrece a los visitantes una guía del autor, escrita por el escultor e historiador del arte Raúl Carlos Salgado Martín, con dos completas rutas especializadas, que dan la oportunidad de ir siguiendo las pistas de Coomonte a lo largo de la ciudad, para conocerla de una forma tremendamente original.
Siguiendo esta ruta, que comienza como no puede ser de otra manera en La Farola, los turistas podrán ir visitando la capital y a la vez conociendo muy de cerca el exquisito trabajo de imaginería que el artista ha ido plasmando en la ciudad a lo largo de los años. Tal es el nivel de unión entre Coomonte y Zamora, que portales de viviendas privadas, barandillas, juegos infantiles o incluso el espejo de una conocida cafetería llevan firma y sello de este referente artístico zamorano.