José Mateos Mariscal es zamorano, trabajador autónomo y pone cara al drama que supone para un español migrar a un país extranjero. La historia que Alfredo Landa nos contaba en '¡Pepe, vente a Alemania!' en forma de comedia, no tiene ni pizca de gracia y este trabajador lo cuenta en primera persona para Noticiascyl Zamora.
2013, España y sobre todo Zamora metida hasta el fondo en una de las peores crisis económicas de su historia. José Mateos, padre de una chica de 12 años y un niño de 8 sufre, junto a su mujer, dos desahucios y la pérdida de su casa y coche. Lo habían perdido todo, "menos mi dignidad", como el mismo relata. Un 3 de junio de 2013 toman la decisión más difícil de su vida: arriesgarse a perder a sus hijos por los servicios sociales o lanzarse a la aventura de emigrar a Alemania.
Siete años hace del viaje, por ahora sin retorno, de esta familia zamorana. Siete años en los que este autónomo ha comprobado en sus propias carnes que "no es oro todo lo que reluce en lo que se refiere al tema laboral y sobre la idea que tienen algunos de que todos los alemanes van en BMW y Mercedes". José Mateos explica que la situación laboral en el país germano para un migrante no es nada fácil: "Si tienes título universitario o eres un trabajador especializado si puede que encuentres un puesto buen remunerado, eso sí, hay que saber hablar alemán bastante bien". Pero para el resto de los trabajadores, la cosa se complica. "Si quieres trabajar en algo, que tenga un sueldo de 1.000 euros y sin saber hablar el idioma, la única opción son los produktion o 'trabajos de producción'. Empleos en fábricas, monótonos, duros y bastante agotadores". El zamorano reconoce que, en este tipo de empleos por los que el mismo ha pasado durante estos 7 años, ha sido "humillado, despreciado, y en muchas ocasiones hasta abusado".
Pero este autónomo no ha bajado los brazos y se ha resignado. En aras de poder encontrar algún trabajo mejor y un estatus más alto en el país, José Mateos se ha acogido a los denominados Deutsch Intensive Kurs, cursos intensivos de alemán, que el propio Estado sufraga y con el que los migrantes pueden aprender el idioma durante cuatro horas todos los días. "El alemán es muy difícil de aprender y está lleno de trampas lingüísticas, y además de unos pueblos a otros cambia bastante la pronunciación de ciertas palabras", relata el zamorano.
Echando la vista atrás, este trabajador migrado de su tierra natal solo puede que advertir claramente que "vivir en el extranjero no es sinónimo de riqueza, buena vida y buen trabajo. Vivir en el extranjero es mas bien sinónimo de mucha lucha, de trabajo muy duro, de mucho sacrificio, soledad, nostalgia, valentía y de ganas de sobrevivir". José Mateos reconoce que, a lo largo de estos años, ha tenido que "renunciar a muchas cosas y sacrificarme por otras, para tener una vida mejor, aunque en la mayoría de los casos es una lucha constante".
Como el mismo explica el zamorano comparte su historia para enviar un mensaje a sus paisanos: "para todos aquellos que no han salido de su tierra, y se atreven a criticar a todos aquellos que una vez con un poco de valentía, miedo, esperanza y, sobretodo, con mucha fe en Dios nos atrevimos a dejar nuestra tierra, por vías diferentes para buscar nuevos horizontes y un futuro mejor, pero siempre con el corazón puesto en nuestra tierra natal".