La capital zamorana debería revivir mañana, con motivo del 'Domingo de Resurrección', una de las principales tradiciones de su reconocida Semana Santa, en este caso ligada a la faceta culinaria con la degustación del 'Dos y pingada' en honor a Cristo resucitado.
Sin embargo, la crisis sanitaria que vive el país como consecuencia de la pandemina de coronavirus obligará, al menos, a cambiar el lugar de degustación de este tradicional plato zamorano que, en esta ocasión, tendrá que ser consumido en los domicilios particulares.
El 'Dos y pingada' de Zamora es un plato típico, sencillo y contundente a base de huevos, jamón serrano y pan que se sirve como almuerzo en la mañana del Domingo de Resurrección después de la procesión del Encuentro en el barrio de La Horta.
Este plato se sirve recién hecho y consiste únicamente en dos huevos fritos, en dos o tres magras de cerdo --la costumbre emplea jamón serrano fresco o en proceso de curación-- pasadas por la sartén y pan, en un símbolo al final de las jornadas de abstinencia características de la Cuaresma.
Los bares y restaurantes de Zamora elaboran cada Domingo de Resurrección miles de raciones del tradicional 'Dos y pingada' en una jornada que normalmente llena las calles de la capital en el colofón de la Semana Santa, una tradición que en 2020 quedará en barbecho ya que los establecimientos hosteleros permanecen cerrados.