Los propietarios de los inmuebles de la calle de San Torcuato nº 36 y la calle Pelayo nº 2 han comenzado ya los trabajos de apuntalamiento y reparación de daños que garanticen la estabilidad en ambas edificaciones para poder reabrir la calle de San Torcuato en el menor plazo posible con seguridad para las personas. El concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Obras, Romualdo Fernández, se ha reunido esta semana con los comerciantes de la zona a los que les ha informado sobre la situación y con los que llegó al compromiso de facilitar el acceso peatonal a los establecimientos comerciales desplazando la señalización de "calle cortada" desde la calle de Benavente, donde se había ubicado inicialmente, a la misma calle de San Torcuato; por lo que el acceso a todos los establecimientos comerciales así como a los edificios habitados está garantizado.
Tras la intervención de los Bomberos en un primer momento el pasado día 27 de enero, cuando se produjo el desplome de la pared posterior del edificio de la calle Pelayo nº 2, a causa del desplazamiento de la estructura interior que sujeta la fachada del inmueble de San Torcuato nº 36, se procedió al corte de la calle; y una vez que los técnicos de Urbanismo elaboraron el correspondiente informe sobre lo que se había producido, el Ayuntamiento emitió un decreto en el que se ordenaba a los propietarios de ambos inmuebles a efectuar los trabajos necesarios para garantizar "la seguridad y estabilidad de las edificaciones", al mismo tiempo que se establece el corte de la calle hasta que concluyan dichas actuaciones.
Según los informes de los técnicos municipales, el desplazamiento de la estructura metálica que arriostraba la fachada del inmueble de la calle de San Torcuato provocó el desplome de la pared colindante del edificio de la calle Pelayo, dejando al descubierto las plantas primera y segunda del edificio y parte del espacio bajo cubierta. También se produjo un desplome parcial del muro interior del primer inmueble y se detectó la existencia de grietas que superan la altura de cubierta del edificio de la calle Pelayo. Del inmueble de la calle de San Torcuato solo se conserva la fachada sustentada desde el interior por la estructura metálica que ha originado el siniestro, mientras que afortunadamente el edificio de la calle Pelayo estaba deshabitado en su totalidad y sus propietarios habían encargado recientemente un estudio para su rehabilitación. Ambos inmuebles se hallan catalogados dentro del Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico de Zamora con un nivel de protección 4, por lo que la resolución municipal sobre las actuaciones necesarias para su mantenimiento se ha comunicado también a la Comisión Territorial de Patrimonio Cultual.
En el decreto emitido desde la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente, Obras y Movilidad, se requiere a la propiedad del inmueble de San Torcuato "eliminar o asegurar la zona de coronación del muro afectado en lo que sobresale de la cubierta del nº 2 de la calle Pelayo de forma que se evite el riesgo de caída de este elemento hacia la vía pública"; así como adoptar las medidas necesarias para garantizar la estabilidad de la fachada catalogada, sustituyendo la totalidad del arriostramiento actual o su reestructuración; rehacer el muro desplomado desde su base de modo que se garantice su estabilidad; y revisar la situación de la otra pared lateral del solar donde también se adosa el actual arriostramiento. El plazo establecido es de siete días para el inicio de los trabajos y quince días para la realización, excepto en la reconstrucción del muro interior para lo que se establece un plazo de dos meses. Y en el caso del inmueble de la calle Pelayo se exige el apuntalamiento de toda la zona afectada por el desplome del muro lateral, "desde la plata baja hasta su coronación".
En concejal de Urbanismo ha constatado la receptividad de los propietarios de ambos edificios que ya están ejecutando los trabajos por lo que estima que la calle podrá reabrirse antes de lo previsto (en función también de las condiciones meteorológicas), y una vez que se pueda garantizar la seguridad exterior, aunque no haya concluido totalmente la intervención en el muro interior cuyo plazo de ejecución es superior, pero que no afecta a la seguridad exterior de las edificaciones.