El lunes de la semana pasada, una de las crujías del Alcázar de Toro cedía provocando un hundimiento en la bóveda del lugar, que tiene justo debajo la sede de la Banda de Cornetas y Tambores Bendito Cristo de las Tres Caídas. Afortunadamente, el suceso se saldaba sin tener lamentar daños personas, ya que por las restricciones sanitarias no había nadie en el lugar.
Ya por entonces, el alcalde Toro, Tomás del Bien relataba que el monumento "había sufrido innumerables reformas y cambios de configuración a lo largo de la historia y de sus aspecto original solo quedan los muros perimetrales". Es en el siglo XX cuando se le daba la configuración actual con varias reformas. En los años 80, una de las últimas, se colocaron bajo las cubiertas interiores unas falsas bóvedas de ladrillo. Una de ellas, la este, llevaba tiempo preocupándonos y ya se había actuado con testigos y puntales para ir viendo el comportamiento de cómo se iba abriendo esa parte. Tomás del Bien relataba dichas reformas para subrayar que "no se ha profundice ningún daño en el patrimonio, sino en un añadido que se hizo malamente en su momento".
Ahora, los próximos pasos del Ayuntamiento de Toro pasan por trasladar la Oficina de Turismo a la Casa Consistorial en la Plaza Mayor, por prevención, pero sobre todo por averiguar de forma definitiva de dónde pueden proceder los fallos en la estructura, que provocaron su derrumbe en ese punto, pero podrían tener más consecuencias. Tomás del Bien ya está en contacto con la Junta de Castilla y León y Patrimonio para recopilar aquellas modificaciones y diagnosticar dónde está la problemática, "tras años de chaperones" en el monumento toresano. El Ayuntamiento quiere realizar una recuperación "definitiva" del espacio, que no genere más peligro y pueda mantener correctamente una de las joyas de su arquitectura, y para ello pedirá ayuda Patrimonio, para que sufrague parte de esa reforma.