La plaza de la Catedral de Zamora acogía ayer la XXVII Muestra de Folclore, típica de las Fiestas de San Pedro, que terminaba en polémica por la reclamación en pleno directo del director de coros y danzas de Doña Urraca, Miguel Santos, por el uso de varias sillas que habían quedado vacías, tras irse parte del público con el trascurso de las primeras actuaciones.
El concejal de Fiestas, Sergio López se pronunciaba este mediodía sobre el tema, recalcando la importancia de respetar el protocolo Covid que viene establecido "para todas las actuaciones" de San Pedro por igual. Junto a la concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas, han explicado que la normativa dicta que las sillas serán desinfectadas antes del espectáculo "y no nos parece lo más respetuoso que si parte del público abandona el recinto, el personal de limpieza desinfecte las sillas en plena actuación".
Sergio López ha recalcado que el respeto por la normativa Covid es "fundamental" y que de "poner en cuestión" los protocolos, el Ayuntamiento se verá "obligado a cancelar" los eventos que no lo respeten. El concejal de Fiestas ha lamentado las palabras del director de Doña Urraca, sobre todo al considerar que "pocas capitales de España han hecho este esfuerzo ingente para apoyar al sector de la cultura y sacar adelante tantos espectáculos".
El origen de la polémica surge cuando la Muestra de Folclore comenzaba con la actuación de los madrileños Ursaria, para continuar con la zamorana Lucía Gonzalo y, al parecer, al término de estas actuaciones, varios miembros del público iban abandonando sus asientos asignados. Esto generaba que dichas sillas ya estuvieran utilizadas y, según el protocolo Covid, no pudieran volver a ocuparse, porque obligaría a su desinfección en pleno transcurso del festival. Algo que enfadaba al director de Doña Urraca, que estallaba encima del escenario y ante todos los presentes exclamaba: "Es una vergüenza tener todas las gradas vacías, y que llevamos un puto año sin bailar, joder ya. Es que ya cansa. Estamos deseando bailar y hay cincuenta personas ahí fuera".
El director de Doña Urraca se lamentaba porque "la persona que ha hecho los trajes para la actuación no puede verlo", y admitía que esa persona a la que se refería era su madre. Miguel Santos reclamaba que se pudieran utilizar las sillas que habían quedado vacías para este medio centenar de personas que se encontraban fuera del recinto de la Catedral, y animaba a los presentes a "coger las sillas y sino ponerse de pie".