Greenpeace situó a Zamora como una de las provincias con más contaminación de las aguas por nitratos y se centró, concretamente, en la localidad de Barcial del Barco, del que señaló que los valores han ofrecido datos por encima del límite legal para agua potable, de 64 miligramos por litro, lo que llevó al Ayuntamiento a repetir el análisis en un laboratorio que corroboró el dato (66,3 en el depósito y 63,8 en el grifo), siempre según la organización.
No es un caso aislado en la provincia, donde el 66 por ciento de las muestras dieron valores por encima de los 50 miligramos por litro. Greenpeace achacó estos datos a la “elevada carga de ganadería industrial, en particular de porcino”. Las denuncias de las plataformas vecinales ante la situación y la concesión de más licencias para nuevas macrogranjas dio lugar a una reciente resolución del Procurador del Común de Castilla y León por la cual se insta a la Junta a tomar las medidas, designando nuevas zonas vulnerables a nitratos.
La mayoría de las mediciones que dan valores elevados de contaminación son en aguas subterráneas ya que, en un escenario de crisis climática donde el agua va a ser cada vez más escasa, “es suicida seguir contaminando las reservas de agua del futuro”. Además, la mitad de los puntos está aún por debajo de los 25 miligramos por litro, lo que “es muy positivo y urge aún más a actuar, impidiendo actividades contaminantes en estos sitios”.
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha reconocido que el 30 por ciento de las estaciones de control de las aguas subterráneas y el 50 de las superficiales indican una “mala calidad” debido a la contaminación por nitratos. Sin embargo, existen solo ocho estaciones de control de aguas subterráneas por cada mil kilómetros cuadrados “lo que es claramente insuficiente, más aún ante la expansión de las macrogranjas”.
Ante el actual escenario, el Gobierno ya propone rebajar de 50 a 37,5 miligramos por litro el límite para determinar que una masa de agua está contaminada.