Cualquier zamorano que se precie conoce la historia (o más bien leyenda) de Bellido Dolfos. Ese noble leonés que acababa con la vida del rey Sancho II en pleno asedio a Zamora, cuando este cercaba la ciudad para arrebatársela a su hermana Doña Urraca al no estar de acuerdo con el reparto que el rey Fernando I y padre de ambos había hecho de su herencia. Cuentan los cantares de gesta que Bellido atravesaba las espaldas de Sancho con el propio venablo dorado del monarca en un descuido de este, cuando se había agachado a hacer sus necesidades a las puertas de la Muralla de Zamora. Tras esto, Bellido habría huido al interior de la ciudad y accedido a la misma por el conocido como Portillo de la Traición, mientras era perseguido por el mismísimo Cid Campeador. Todo bajo indicaciones de la propia Doña Urraca y los nobles de Zamora para acabar con el asedio a la ciudad que duraba ya siete meses.
La historiografía reciente demostraba que Bellido Dolfos siempre fue un personaje legendario y que no dio muerte al primer rey de Castilla, y por conquista, de Galicia y León. Aún así, en 2010, el historiador y concejal por Adeiza Miguel Ángel Mateos realizaba una investigación sobre la figura de este personaje, para dar un vuelco total a la imagen del noble leonés y, por ende, de la propia ciudad de Zamora, acusada de orquestar ese magnicidio. Defendía Miguel Ángel Mateos que la acción de Bellido había sido heroica y de lealtad a Doña Urraca, sus nobles y hasta la propia Iglesia, que habían planeado conjuntamente este ataque mortal al rey Sancho para acabar con una insoportable situación que vivían los ciudadanos de Zamora, motivada por el rencor y el enfado del propio Sancho por el reparto que había hecho su padre de sus tierras entre sus hijos. Cuenta el historiador zamorano que Urraca consideraba que su hermano se había convertido en un tirano, que primero había atacado a su hermano Alfonso por los territorios de León y encarcelado a García para hacerse con Galicia, y ahora reclamaba a fuerza de asedio la ciudad de Zamora, que legítimamente se le había entregado a la infanta. Una revisión a la historia que, según el propio Mateos, se había escrito desde el punto de vista castellano dos siglos más tarde durante el reinado de Alfonso X y con intención de limpiar el origen de la corona, en aquel momento ya unificada.
Toda una reinterpretación de la leyenda de Bellido Dolfos que se culminaba simbólicamente con el cambio de nombre de este famoso Portillo, que pasaba de ser de la Traición a de la Lealtad, en el año 2010 por acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Zamora, entonces gobernado por la popular Rosa Valdeón. Un "acto público de reparación" que se definió por aquellos años, pero que en opinión del profesor titular de Antropología Social en la Universidad de Salamanca, Arsenio Dacosta responde más a un movimiento político de la entonces alcaldesa de Zamora, que algo "realmente relevante" a nivel histórico. Y es que en aquella legislatura, Rosa Valdeón se alzaba con la Alcaldía de Zamora en minoría gracias, precisamente, al voto del propio Mateos y su compañero de formación Luis Almena. Por ello, para este doctor en Historia por la Universidad de Salamanca, y doctor en Antropología Social y Cultural por la UNED esta revisión a Bellido Dolfos responde más a la "minoría política" de Rosa Valdeón que a ningún "cambio sustancial" en la historia.
En una charla con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, Arsenio Dacosta explica que el personaje de Bellido Dolfos es, al final, "un tema legendario como hay un montón alrededor del Cid". Y sin querer juzgar los motivos que llevaron a Miguel Ángel Mateos a hacer está investigación, este profesor de orígenes alistanos considera que "es muy poco original querer demostrar que los zamoranos cometieron un tiranicidio y no un magnicidio. La idea de limpiar el nombre de Zamora no es nada novedosa". De hecho, el doctor en Historia recuerda la tesis doctoral del también zamorano José Herrarte y Civea ya en 1895 y que defendía "que los zamoranos no teníamos nada que ver con el asesinato de Sancho II porque Bellido era gallego y que Zamora quedaba como un mero escenario de este hecho".
Revisionismo leonesista y atractivo turístico
Arsenio Dacosta duda del peso histórico que tenga la revisión de esta leyenda más allá de una mirada de corte leonesista, "por aquello de que el Cid es castellano" y porque este relato de Bellido Dolfos pudo materializarse en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X. De hecho, coincidiendo con el 746º aniversario de la liberación del Cerco, las asociaciones Colectivo Ciudadanos del Reino de León (CCRL), Nós Terra Maire y Xuníos por un Reinu realizaron en su día varios homenajes y charlas en honor al "libertador" de Zamora que llevaba siete meses "sufriendo el asedio del ejército castellano", justificaban por entonces estas asociaciones.
Por otro lado, el historiador también considera que la revisión del relato sobre Bellido Dolfos puede responder a motivos de atractivo turístico. "A todos nos gusta ir de viaje y que nos cuenten cuentos y leyendas sobre el sitio al que vamos", recalca. Arsenio Dacosta cree que pudo ser otra de las causs del Ayuntamiento de Zamora para renombrar el Portillo de la Lealtad, como un añadido a la oferta turística de la ciudad y sobre todo del entorno de las Murallas de Zamora. "Pero hay que marcar distancia entre la experiencia turística, la ciencia y la política; y la realidad es que a nivel histórico no tiene ningún sentido esta revisión", advierte.
El profesor de la Usal prefiere destacar la liberación de las Murallas que actualmente se está desarrollando en la ciudad. Dacosta considera que en esa visión que se ofrece ahora de la Zamora amurallada "también tuvo que ver mucho Rosa Valdeón y que ahora se ha convertido en destino turístico". Pero si hablamos de la memoria histórica y la revisión de la misma, el doctor en Historia apela al "problema" que existe en España "con la gente aún enterrada en cunetas y cuyos familiares empiezan a morir sin saber dónde están sus seres queridos".