El AVE de la serie 112 de Renfe, formado por once coches, salió a las 8.45 horas desde la estación de Madrid-Chamartín Clara Campoamor y llego en apenas una hora a la capital zamorana, de donde partió puntual hacia Otero de Sanabria.
En una jornada plagada de datos y comparativas de todo tipo con distancias y referencias entre varias provincias, los habitantes de Zamora se han fijado en que la hora y 37 minutos que tardaba el tren desde la capital de España hasta la capital zamorana se ha reducido a unos 65 minutos y no pocos recuerdan aquellos trenes que, si no había ningún inconveniente, podían emplear hasta cinco horas en cubrir ese trayecto, no hace tantos años.
Lo que ocurre es que dos enemigos del ser humano como la costumbre y la falta de memoria se confabulan para que el viajero más exigente afirme que un AVE que conecta Zamora con Madrid en una hora y 37 minutos “se hace un poco pesado” y, ahora, con 65 minutos, es solo cuestión de tiempo que el más recalcitrante considere que debería reducirse a media hora.
En cualquier caso, el ‘Pato’, como se conoce popularmente al tren por la peculiar forma de su cabeza motora, llegó a su parada en la comarca sanabresa exactamente a las 10.19 horas y, a Ourense, a las 11.08 horas, rondando los 300 kilómetros por hora e, incluso, superándolos ocasionalmente.
No es un dato desdeñable, en absoluto, teniendo en cuenta que su velocidad máxima es de 303, por encima de la que alcanza un Boeing 747 al despegar y unos 70 kilómetros por hora por debajo del récord conseguido por un Fórmula 1. “Nos hemos anticipado un poco en todos los destinos”, confirma, con gran amabilidad, Fernando Serrano, operador comercial especializado N1, el equivalente actual al tradicional interventor en ruta, todavía antes, conocido como ‘revisor’. La complejidad de sus funciones ha aumentado de forma directamente proporcional a la complejidad del nombre del cargo.
El tramo probado hoy entre Pedralba de la Pradería (Zamora) y Ourense, tiene una longitud de 119,4 kilómetros, ha supuesto una inversión aproximada de 2.965 millones de euros y da continuidad al tramo puesto en servicio hace poco más de un año entre Zamora y Pedralba de la Pradería, lo que completa la conexión entre Madrid y Galicia, con una inversión superior a 9.000 millones de euros en los últimos 16 años. El tramo atraviesa las montañas del macizo central orensano, lo que obligó a construir 32 viaductos y 31 túneles.
Velocidad
Las miradas de los pasajeros se dirigían frecuentemente a los rótulos electrónicos situados sobre cada puerta de acceso interior en los coches, en busca de la velocidad en tiempo real que, casi siempre, oscilaba entre 270 y 299 kilómetros por hora.
Había que prestar atención y tener el móvil preparado para sacar la foto de 300 e, incluso, de 301, cosa que ocurrió, al menos una vez, a la ida y a la vuelta, en el tramo entre Otero de Sanabria y Zamora, y varias más hasta Madrid, una vez superados los túneles casi consecutivos. Pocas personas se resistieron al selfi con la velocidad del tren como fondo y llamó especialmente la atención un alcalde gallego que interrumpió el paso durante un buen rato, hasta que quien intentaba inmortalizarlo fue capaz de combinar su gesto triunfal con los 300 kilómetros por hora en el panel.
Era fácil encontrar sitio libre en la combinación, como llaman a los trenes los que saben del mundo ferroviario, ya que apenas había un centenar de pasajeros en un convoy con capacidad para 365. Eso sí, a medida que el desprevenido fotógrafo se acercaba a la zona preferente, veía cómo no cabía ni un alfiler, ya que los mejores asientos estaban copados.
Ávidos de tomar imágenes, los fotógrafos fueron conducidos, por turnos, al vagón en el que se encontraban el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco -quien se sumó a la expedición en Zamora-; el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo -quien subió al tren en Otero de Sanabria- y la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. “Hombre, buenos días”, exclamó cordialmente el número 1 del Ejecutivo autonómico para digirirse a la ministra, aludiendo, con un ademán, al redactor de Ical: “Este es de Zamora”.
También estaban la vicepresidenta segunda del Congreso y exministra, la zamorana Ana Pastor; la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián y el subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco.
Igualmente, viajó un amplio elenco de parlamentarios nacionales gallegos; el senador y presidente del PP de Zamora, José María Barrios; la diputada y secretaria provincial del PP de Zamora, Elvira Velasco; el diputado y secretario general del PSOE de Zamora y, Antidio Fagúndez; el senador y alcalde de Puebla de Sanabria, José Fernández, la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo; la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez; el presidente de Renfe, Isaías Táboas, y el presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Zamora, Enrique Oliveira, entre otros muchos representantes de instituciones y entidades públicas y privadas.
“A la vuelta, creo que los políticos nos van a intercambiar los asientos porque quieren conocer bien el tren, incluida la clase turista”, bromeó un periodista gallego aunque, al final, los representantes públicos no tuvieron, lamentablemente, la oportunidad de examinar la esencia del tren, ya que cada mochuelo volvió a su olivo inicial. “Pues te podemos cambiar el puesto y viajamos en turista perfectamente, sin problemas”, retaron públicamente a este redactor José María Barrios y Elvira Velasco. “Si lo piensas bien, es increíble poder llegar a Madrid en 65 minutos. El avance que hemos tenido en estos últimos años es tremendo. Hicimos un eslogan en la Diputación, que era Zamora, en una hora para potenciar el turismo madrileño y ahora, prácticamente, se cumple”, destacó Barrios.
“A mis compañeros de Madrid siempre les digo que llego antes desde Zamora que quien va desde Parla al hemiciclo. Para la ciudad, va a permitir comunicar Zamora y Puebla en un tiempo muy corto. Creo que debemos estar agradecidos por que Galicia haya sudo una prioridad para el Gobierno de España. Eso ha redundado en que tengamos diez frecuencias diarias de AVE”, destacó a Ical el diputado socialista por Zamora, Antidio Fagúndez.
“Ir y volver a Madrid en una hora y poco, frente a los trayectos de horas que recordamos todos es increíble. Estos trenes no tienen nada que ver y todavía nos falta el Talgo Avril, en torno al verano. Son de última generación y podemos competir con cualquiera, Es tecnología española, en la que somos pioneros en el mundo”, apuntó.
Ya en Ourense, el andén principal de la estación quedó bloqueado por un arco de periodistas y fotógrafos que intentaban huir del contraluz inevitable mientras el grupo de representantes institucionales se acercaba al estrado para las intervenciones. Al final, se detuvieron unos instantes frente a la cabeza motora del tren y los reporteros se afanaron en conseguir una imagen decente, con parte de los políticos al sol y otra parte, a la sombra.
El presidente de la Junta de Castilla y León habló durante siete minutos, tiempo que se vio incrementado en la intervención de la ministra y, especialmente, en la del presidente de la Xunta, quien pasó del cuarto de hora. En su alocución, Núñez Feijóo hizo frente común con Fernández Mañueco por lo que se refiere a considerar prioritarios los corredores Atlántico y Mediterráneo y que la ejecución del primero sea “pareja” a la del segundo, ya que ambos son “imprescindibles para la competitividad de las empresas españolas”. Además, destacó, entre otros reconocimientos, la participación de seis ministros y cuatro presidentes del Gobierno de España para hacer realidad un proyecto que se ha prolongado durante casi dos décadas.
Cobertura
El AVE salió a las 12.12 horas para deshacer el camino andado. La cobertura iba y venía especialmente en cuanto a los datos se refiere porque la alta velocidad ferroviaria ha llegado antes que la de los ceros y los unos. El WhatsApp se quedaba pensando y hubo que esperar un rato para encontrar un tramo estable y enviar las propias informaciones para Ical, sin que quedaran en ese limbo de la espera entre túnel y túnel, especialmente, los de Pedralba de la Pradería, Requejo, Padornelo, Lubián y La Canda.
Y es que la brecha digital sigue ahí, atenuada progresivamente por los esfuerzos de las administraciones, que motivan a las operadoras con planes suculentos, aunque llevará su tiempo curar ese serpigo, una de esas heridas que parecían progresar por un lado mientras cicatrizaban por el otro.
Buena parte de la expedición se bajó en Otero de Sanabria y, a las 13.24 horas, el tren entró en la estación de Zamora. Unos 265 kilómetros, con una parada, en una hora y doce minutos. Ya puede ser breve la película. Mejor, un documental, para que dé tiempo a verlo entero.