Las ventas del comercio minorista en Castilla y León han caído en octubre un -8,9 si se incluyen las de estaciones de servicio y un -7,6 sin estaciones de servicio. Son descensos muy superiores a los registrados en el conjunto del país, con pérdidas de un -0,1 con estaciones de servicio y un ligero incremento, del 0,6, sin tener en cuenta en el dato a las estaciones de servicio. Pero es el dato anual “el que más preocupa, porque nos ofrece una radiografía completa”, en palabras de Ruperto Prieto.
Según el Índice de Comercio Minorista publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), frente a una variación anual en España del -2,5% con estaciones de servicio que disminuye hasta el -3,1 sin estaciones de servicio, la tasa anual en Castilla y León se multiplica por más de dos.
En la Comunidad castellano y leonesa, las ventas caen un -5,9 en la tasa anual cuando incluimos a las estaciones de servicio y descienden aún más, hasta el -7, sin estaciones de servicio. Las empresas unilocalizadas son las que acumulan los peores datos. Alimentación y equipo personal arrojan tímidos saldos positivos frente a equipo del hogar y otros bienes que sufren las mayores pérdidas. “Son muy malos datos, acumulados ya tres meses consecutivos de caída de ventas”, asegura el presidente de Azeco, que reconoce que los esfuerzos que está realizando el comercio minorista se topan con “un muro de problemas que el sector no puede encarar por más que trabaje, como lo viene haciendo, y muy bien, desde el inicio de la pandemia”.
A la crisis sanitaria que arrastra al comercio desde hace dos años, se suma ahora el encarecimiento generalizado de la cesta de la compra como consecuencia de la fuerte evolución al alza que está experimentando el IPC. “Estamos viendo hoy el índice de ventas de octubre y lo hacemos en una jornada en la que el precio de la luz, 274,56 euros MWh, registra su segundo máximo histórico. El coste de la energía nos está lastrando”, explica Ruperto Prieto, que añade a ello el incremento del precio de las materias primas. Es, en su opinión, “un problemón que hace casi titánica la recuperación del comercio local”.
El incremento del IPC a consecuencia, fundamentalmente, de estas alzas, “está reduciendo la capacidad de compra de los consumidores y esto está pasando una factura muy alta al consumo, en especial al que se realiza en el comercio local”, advierte el presidente de Azeco. En esta situación, el comercio minorista continúa resistiendo “como puede” y es reacio a destruir empleo en Castilla y León. “Es increíblemente meritorio el esfuerzo que está realizando el sector por mantener el empleo”, asegura Ruperto, que recuerda que “pese a que llevamos meses de caída en las ventas, la tasa anual de ocupación sigue siendo positiva y por encima de la media de la media nacional”. En Castilla y León, esta tasa se sitúa en el 2, frente al 1,9 de la tasa española. En opinión del presidente de Azeco, el comercio “continúa trabajando y avanzando en su recuperación tras el nefasto 2020, pero aún no hemos entrado en un escenario de normalización del consumo; es más, yo diría que estamos aún lejos”.
Las soluciones, “cuando los problemas vienen de factores externos al sector”, son complicadas, pero pasarían “en todo caso” por extremar la sensibilidad de las administraciones y de la opinión pública para que refuercen su compromiso con el comercio local. “Si el comercio local no cuenta con el apoyo de sus vecinos, esta campaña navideña puede ser la última para muchas pymes”, advierte Ruperto Prieto, quien vuelve a pedir “el compromiso a ultranza de la sociedad con el comercio de proximidad para evitar cierres y despidos”.