Clara Miranda, viuda del poeta Claudio Rodríguez y muy vinculada a Zamora, falleció anoche, en Madrid, como consecuencia de no haber podido superar una intervención quirúrgica de cadera, según señalaron fuentes del Seminario Permanente ‘Claudio Rodríguez’, del que era presidenta honoraria.
Clara Miranda compartió su vida con Claudio Rodríguez desde que se conocieron, en la década de 1950, cuando estudiaban en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Era natural de Natural de Zarautz (Guipúzcoa) y ejerció como bibliotecaria en Madrid en el Instituto Internacional, “de fuerte inspiración liberal en consonancia con la tradición familiar”, según las mismas fuentes. “Ya su padre, José Miranda, seguidor de las propuestas de Giner de los Ríos, mantuvo vínculos con la Residencia de Estudiantes y con las ideas regeneracionistas de aquel proyecto, según evocó el propio Claudio Rodríguez en una lectura en la Residencia de Estudiantes en 1989”, según informa Ical.
Clara Miranda “será siempre recordada como la compañera” de Claudio Rodríguez, con quien también compartió su “pasión por la poesía y el vitalismo que la llevaba a vivir con entusiasmo todo cuanto le salía al paso”.
“Siempre recordaba con especial ilusión los años que pasó en Inglaterra con el poeta, cuando este prefirió alejarse de España por un tiempo. Clara revivía con emoción aquel tiempo juvenil de amor, de amistad y de fe en la poesía que, seguramente, marcó decisivamente su vida al lado del hombre a quien tanto quiso”, anotaron.
Seminario Permanente ‘Claudio Rodríguez’
Cuando, en 2004, se fundó en Zamora el Seminario Permanente ‘Claudio Rodríguez’ para velar y difundir la obra del poeta, se decidió que ella tuviese “ese puesto relevante irremplazable que daría altura moral” al proyecto. “Ha sido, en ese sentido, una referencia insoslayable para todo cuanto se ha hecho en el Seminario hasta hoy. Solía acudir a las jornadas bienales de Zamora que se celebran en torno a la obra poética de Claudio, aunque siempre fue remisa a hablar en público”, indicaron. “Tenía la convicción de que su gran aportación silenciosa fue haber atravesado la vida junto al poeta; de ahí su discreción y su negativa a ocupar más espacio del debido en cualquier circunstancia”.
La presidenta honoraria del Seminario fue una “lectora impenitente” y su carácter “combativo” la llevaba a “defender apasionadamente” las ideas de quienes propugnaban la necesidad de la justicia y la libertad. “Así la recordaremos siempre sus amigos, mostrando un entusiasmo por la vida que incluía absolutamente todo, como si llevara por divisa aquel verso de su compañero: La más honda verdad es la alegría”, concluyeron.
Las cenizas de Clara Miranda, siguiendo su voluntad, reposarán en el cementerio zamorano junto a Claudio Rodríguez.