Hace dos años que una procesión no pisaba las calles de Zamora. Hoy, la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo ha sido la primera en romper la maldición que el COVID había instaurado en nuestras vidas y ser la primera hermandad en volver a procesionar por Zamora (con permiso del traslado del Nazareno de San Frontis).

Pese a la amenaza que la lluvia hacía durante toda la tarde, finalmente, el tiempo permitió que la capital se recogiera en la austeridad del Viernes de Dolores con su procesión más espartana y medieval, la del Santísimo Cristo del Espíritu Santo, que finalmente sí pudo recorrer el casco antiguo de la capital entre tinieblas, es decir, las carracas que rompen el silencio de la noche zamorana.

Una hermandad que volvió a tener la respuesta de sus hermanos ataviados con túnicas de estilo monástico-medieval, de corte monacal blanca con cíngulo de esparto y capillo del mismo tejido, que portan a hombros la imagen del Cristo del Espíritu Santo por las vías más antiguas de la capital.