El ansiado regreso de la Semana Santa en Zamora es ya imparable. Tras vivir con gran emoción el reencuentro con las procesiones del Lunes y Martes Santo, los zamoranos y visitantes volverán a tener frente a sus ojos uno de los momentos estelares de la Pasión en la capital: la procesión de Las Capas Pardas. Un desfile que ocurre en la ciudad, pero que trae consigo toda la tradición de las tierras alistanas.
En la medianoche de este Miércoles Santo desfila por las calles de Zamora este gran y emotivo de su Semana Santa, con la procesión de la Hermandad de Penitencia. Popularmente conocida como Las Capas Pardas. Nombre que recibe por la indumentaria de los hermanos, que van ataviados a la manera alistana, con la tradicional capa de chiva o "de honras", que pesan en el entorno de ocho kilos y que son vivo recuerdo de los antiguos pastores de la zona.
Se trata de una procesión de estética única, como máximo exponente de la sobriedad y austeridad tan características de la Pasión zamorana. De hecho, el mismo Cristo del Amparo, su imagen capitular que portan los hermanos lleva por único complemento un manojo de cardos a sus pies.
El toque de campana anunciará la salida de la iglesia de San Claudio de Olivares. El desfile, donde los hermanos caminan con la cara semicubierta dispuestos en cruz, recorre la parte más antigua de los extramuros de la capital zamorana, Plaza de San Claudio, calle Cabildo, avenida de Vigo, Cuesta de Pizarro, Rúa de los Francos, arco de San Ildefonso, plaza Fray Diego de Deza, donde se rezará el Vía Crucis al paso de la procesión, que no se detiene.
La estética rural de la procesión suma como particularidad el sonido característico de sus tradicionales matracas y el bombardino, que marca el discurrir de la comitiva, que prosigue por plaza de Arias Gonzalo, Obispo Manso, puerta del Obispo -donde tiene lugar una de las estampas más bellas-, arco del Obispo, avenida de Vigo, Rodrigo Arias, plaza de San Claudio donde se entonará el Miserere Castellano para retornar a su templo de salida.