La Semana Santa de Zamora es devoción, pasión, espera, intensidad, compañerismo, y también un buen comer. Y el Viernes Santo es una cita especialmente señalada para la gastronomía nazarena con su plato estrella, las irresistibles sopas de ajo.
Contundentes, sabrosas y, sobre todo, bien calientes, las sopas de ajo son el tentempié obligatorio de cofrades y amantes de la Semana Santa en general, a la llegada del desfile procesional de Jesús Nazareno a las Tres Cruces, donde tiene lugar la tradicional estación, previa a la reverencia de los pasos de dicha cofradía. Un momento de descanso al largo trayecto para reponer fuerzas en los bares de la zona, que tienen preparadas estas deliciosas sopas de ajo, que se sirven en cazuela de barro y con cuchara de madera.
Están elaboradas con mimo y siguiendo los preceptos de la tradición zamorana, que se pasa de padres a hijos y aunque cada maestro tiene su librillo y cada matiz es especial. Eso sí, agua, aceite o manteca, pimentón, sal, pan y, por supuesto, ajo, son los sencillos ingredientes de este suculento plato típico de la Semana Santa zamorana.