Carlos Martínez lleva al frente del Zamora Rugby Club desde 2017. Una lesión le obligó a dejar el terreno de juego, pero su amor por este deporte y por el club de su tierra le llevaron a acabar presidiendo el ZRC. Unos años en los que Carlos ha sido la cara más visible de este club y en los que entregó toda su ilusión, su tiempo y su energía en hacer que este pequeño club regional diera un salto de calidad y fuera conocido a nivel nacional. Su llegada a la presidencia del Zamora Rugby Club estuvo marcada por esas ganas de darlo a conocer, de crecer, de que los zamoranos supieran que tenían un club de rugby en la ciudad. Para el recuerdo quedan ya sus captaciones en la calle Santa Clara, los vídeos promocionales de la árbitro internacional Alhambra Nievas o Alberto Malo, jugador durante el único mundial que España estuvo convocada, el Mundial de Gales de 1990; y como no, esa Copa del Rey de Rugby que estuvo a punto de celebrarse en Zamora.
Horas incontables de trabajo, de entrega y, porque no, de dolores de cabeza durante cinco años, que han hecho mella en el deportista. Por eso, Carlos Martínez ha presentado su dimisión como presidente del equipo zamorano. "Han sido años de muchísima actividad, de querer abarcar muchas cosas, y ha llegado un punto en el que he tenido momentos de mucha ansiedad", relata en un encuentro con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
Unos picos de estrés, que llegaron a su punto máximo con la celebración del partido de las estrellas de Iberdrola, con las guerreras de la Selección Española y el equipo de Iberdrola. Un encuentro que Carlos Martínez explica que se organizó "en apenas tres semanas", y donde el nivel de ansiedad le ha superado. Llamadas, organización, problemas a solventar, escasez de patrocinadores, y menos apoyo económico del esperado, que ha llevado al Zamora Rugby Club a "palmar 5.000 euros".
Un evento del que Carlos Martínez se siente muy orgulloso, por la repercusión mediática conseguida y el "buen trato" que cree que se le dio a las deportistas que acudieron. Las jugadoras pudieron visitas colegios de la capital, decenas de niños pudieron ver el encuentro y el lleno en el campo son pasos que desde el ZRC querían dar para lograr una cantera más amplia para el equipo. Pero una vez pasada la vorágine, "me he dado cuenta he dejado muchas cosas de lado", detalla el aún presidente.
No saber delegar
Carlos Martínez no quiere echarle culpas a nadie, si acaso, asimismo. "Quizás no he sabido delegar. Cuando empecé, lo hice con muchas ganas. Organicé captaciones de socios, quise dar un empujón a las redes sociales, venta de merchandising; en definitiva, comenzar a hacer cosas que no se habían hecho nunca", detalla. Pero todo eso va necesitando de otras manos, que vayan manteniendo todas y cada una de esas ideas, pero Carlos Martínez reconoce que "todo iba requiriendo su persona encargada y no siempre la había, y al final yo estaba encima de todo".
"Abarque demasiadas cuestiones", indica. Y es que en los últimos años, Carlos Martínez estaba al cargo de la tesorería, de las redes sociales (aunque con ayuda puntual), merchandising y la organización de grandes eventos como la Copa del Rey o el Partido de las Estrellas. El aún presidente cree que un club regional como este "necesita una estructura por áreas: deportiva, social; o económica, y que cada uno haga lo suyo y tenga sus responsabilidades".
También ha echado en falta la continuidad. Si valora mucho a todas y cada una de las personas que han ido aportando su granito de arena a que este proyecto fuera saliendo adelante. "Gente que se fue encargando de diferentes cuestiones, pero que, por unos motivos u otros, no continuaron". Carlos Martínez cree que el Zamora Rugby Club necesita una estructura directiva continuista, que se dedique de continuo a las cuestiones del club, "y no solo de forma esporádica".
"No lo conocía nadie"
Cuando Carlos Martínez llegó a la directiva del club en 2017 fue muy claro: "Al Zamora Rugby Club no lo conoce nadie". Y quiso cambiar eso. El aún presidente fue pionero en salir a las calles de Zamora y hacer las primeras captaciones de socios. Para el recuerdo quedarán ya sus captaciones en la calle Santa Clara u otros eventos con los que se buscaba que la sociedad zamorana supiera que tenían un club de rugby en la ciudad y podían apoyarlo.
Carlos Martínez recuerda que, "a base de hacer estos eventos que el ZRB sonó para acoger la Copa del Rey". El presidente recuerda que, cuando empezaron a promocionar las captaciones, empezaron a recibir contactos de los lugares más dispares. "Recuerdo a un hombre, descendiente de Villafáfila, que me escribió porque él había jugado en el extranjero y luego había montado un club en Mataró, y se hizo socio porque le hacía mucha ilusión saber que había un club de rugby en Zamora".
Otro de los momentos estelares de estas promociones fue la colaboración de personajes relevantes del mundo del rugby, como Alhambra Nievas o Albert Malo, para animar a hacerse socio del ZRC. "Algunos tuvieron alcances de más de 80.000 personas", recuerda. Años de promoción que, a día de hoy, han conseguido que "a veces bajen 300 personas a ver jugar a un equipo de rugby regional como este, que tiene, entre socios y abonados unos 250 apoyos", cuenta Carlos. Ese es su legado.
Un buen trabajo, pero una espinita clavada
En líneas generales, Carlos Martínez deja la presidencia del Zamora Rugby Club con la sensación de que "se ha hecho un buen trabajo". El exjugador se va con el orgullo de "haber conseguido reunir en el club a generaciones del rugby de todas las etapas, gente que jugaba en 1968, 1980, 1990, 2000, 2010 y gente que juega ahora". Para Carlos Martínez ver que se "ha podido conectar con tantas generaciones ha sido lo mejor de todo".
Porque, pese a lo importante de haber podido celebrar el Partido de las Estrellas en Zamora, para Carlos Martínez eso es "trabajo de mucha gente, no es solo obra mía. Somos un club y los triunfos son del club". Por eso se va "pensando que otra personas vendrá con ganas", porque él no oculta que "me siento desilusionado y creo que necesito tiempo para mi vida y mi familia".
Pese a haber conseguido que el ZRC tenga un lugar en la sociedad deportiva zamorana, Carlos Martínez se va con una espinita clavada: la Copa del Rey de Rugby. Quiso el destino que el año que Zamora presentó el proyecto para albergar dicha competición, ningún club más se presentara al concurso. Zamora lo ganó e iba a ser la anfitriona en esta importante competición nacional. Pero la suerte es caprichosa y como viene, se va. Y llegó la pandemia del COVID.
Con todo en marcha, y el apoyo de clubs vecinos como el Rugby El Salvador (Valladolid), "que nos contactaron muy contentos por tener la posibilidad de llenar el Ruta de la Plata con 8.000 personas", el club comenzó a organizar eventos para dinamizar la ciudad, juegos, donaciones con negocios locales, sorteos, un tercer tiempo por toda la ciudad con charangas... Pero una alerta sanitaria mundial lo estropeó todo.
Y para cuando la Copa del Rey pudo celebrarse, el Zamora Rugby Club tuvo que renunciar a ese sueño porque las condiciones de restricciones de aforo no eran viables para compensar gastos en el Ruta de la Plata. "No podíamos dejar que el estadio estuviera con 1.000 personas con capacidad para 8.000, habría quedado deslucido, queríamos una gran fiesta para todos, y el gasto sería lo mismo para nosotros que si vendiéramos 8.000 entradas". Así que finalmente se celebró en Burgos, y Carlos solo espera que "algún día se pueda celebrar".
Una despedida
Carlos Martínez se va. Pero promete no desvincularse del club. "Porque como se dice en este deporte: tú no dejas el rugby, el rugby te deja a ti", recuerda. El aún presidente encontró en este deporte un lugar en el mundo. "Me aporta mucho en mi vida", recalca, y asegura que "se establece una hermandad con gente que sabes que siempre va a estar ahí, aunque no sea tu grupo de amigos de todos los días, siempre están".
El exjugador recuerda sus inicios en piragüismo, y como conoció a Miguel o Pana, jugadores del ZRC, "que me dijeron: con ese cuello que tú tienes, este no es tu deporte, tienes que dedicarte al rugby". Aquí comenzó su andadura en este deporte, del que defiende "que veía a gente alta, gorda, fuerte, lenta, bajitos; todos juntos, donde todo el mundo encaja".
Carlos se lleva de este deporte la confianza y cercanía con sus compañeros. "Es un deporte de contacto, dependes mucho de tus compañeros, te fías ellos y nunca te dejan solo", detalla. Algo que se transfiere más allá del campo, porque para ellos es "una mentalidad de vida". De hecho, Carlos recuerda un día que "tuve que subir un cheslón a un noveno, y sobraron manos. Y no es el grupo habitual con el que hablo todos los días, pero estuvieron ahí".
Por eso, ahora que ha anunciado su retirada a través de sus canales internos, sus compañeros, como Guti, Lauro, Pana o Llorente "me han escrito para felicitarme por la gestión y para que me anime a continuar". A buen seguro, no serán pocos los que le pidan a Carlos Martínez que no se vaya, que no lo deje, pero solo él podrá decidir si da marcha atrás a esta triste decisión.