22 de julio de 1990. Un incendio comenzaba entre las localidades de Ferreras de Aliste y Cabañas de Aliste a causa de un rayo. A partir de ahí, se desataba todo un desastre forestal que amenazó las localidades de Villardeciervos, La Torre de Aliste, Pobladura y Palacio de las Cuevas. Más de 2.000 hectáreas arrasadas por un voraz fuego que atacaba directamente a la Sierra de la Culebra.
Justo al mismo tiempo, Trabazos sufría otro fuego de similares características. Contaban los diarios de la época que el frente tenía unos quince kilómetros de extensión. Y, en una macabra coincidencia, también perdía la vida un trabajador forestal intentando apagar dicho fuego. Antonio Gonález, quería evitar que este cruzara la carretera de Trabazos a Latedo y se desvaneció a causa del humo. Su cuerpo calcinado fue encontrado por sus propios compañeros.
Por aquella época, la sociedad también criticó la falta de medios y de organización que llevaron a este primer desastre en la Culebra. Se hablaba de catástrofe, de desastre medioambiental, por una pésima gestión del incendio. De como los vecinos tuvieron que asumir también la extinción del fuego.
Resulta espeluznante como 32 años después estos párrafos podrían valer para cualquier noticia sobre lo que se está viviendo estos días en Zamora. Mismo territorio, mismos pueblos amenazados por el fuego, mismas causas del incendio... Eso sí, esta vez son dos los fallecidos, 34 los pueblos evacuados y las hectáreas abrasadas más de 60.000 entre los dos fuegos de junio y julio.