Siempre se ha dicho que las barras de bar esconden numerosas historias. Generalmente los camareros hacen de confidentes de sueños, secretos y vivencias. Pero, tras la barra (que cantaba Platero), también han historias dignas de contar. Historias de esfuerzo, superación y sueños de tener una vida mejor. Y este es el caso Pamela Vanesa Martínez, la joven de 26 años que se ha puesto al frente del Café Restaurante Siddhártha, en el Centro Comercial Valderaduey.
Esta mujer, de origen argentino, pero residente en Zamora desde hace 15 años, es todo un ejemplo de superación y trabajo duro. La joven llevaba cuatro años compatibilizando cuatro empleos, con dos hijos a su cargo, y 16 horas de trabajo diario. Una vida muy dura para Pamela Vanesa, que apenas podía ver a sus dos pequeños, Oriel (7 años) y Charlotte (5 años). Ahorrando cada euro que ganaba, con una idea muy clara en la cabeza: abrir su propio negocio. La joven estaba "cansada trabajar para otros durante muchísimas horas y no poder estar con mis pequeños".
Pamela Vanesa comenzó así una búsqueda de locales donde establecer su negocio. "Estuve mirando hasta discotecas, pensando en trabajar de noche para poder estar con mis niños durante el día", explica. Y finalmente dio con su lugar. El Café Restaurante Siddhártha, en el Centro Comercial Valderaduey, ha sido su sueño a comenzar y se siente muy agradecida por la ayuda brindada por los propios dueños del local. "Me han puesto muchas facilidades, no me han exigido aval y han confiado en mí y en que haré bien el trabajo", cuenta la joven.
Igualmente agradecida se siente por el "apoyo moral" que tiene de su familia. Su madre, por ejemplo, llegó hace 25 años a Zamora también desde Argentina y es "la primera que me animó a que si yo quería trabajar y ganarme mi dinero fuera para adelante", explica.
Y es que Pamela Vanesa estudió primero en Bermillo de Sayago y luego en el IES María de Molina, en Zamora; y recuerda ahora que "mis profesores siempre me dijeron que no iba a hacer nada, pero ahora que miren, que tengo mi negocio". De hecho, la joven lleva trabajando desde los 14 años en hostelería, cuidando personas mayores o ejerciendo de niñera. Otro gran apoyo para ella está siendo su pareja, Isaac, que también ayuda en el restaurante y "le dice a todo el mundo que se pase por aquí".
"Mamá somos millonarios"
Toda una aventura empresarial la de esta joven, que solo con 26 años se embarca en este proyecto hostelero para "dar un futuro mejor a sus hijos, es mi inversión para ellos". Pamela Vanesa explica que "ahora también estoy 16 horas trabajando, pero es mi negocio y todo queda para mí". Además, como es su propio establecimiento sus pequeños Oriel y Charlotte van a ver a su mamá "cuando quieren". Ahora pueden compartir el desayuno o la comida "en el bar de mami".
Tras su apertura el pasado 8 de julio, Pamela Vanesa reconoce que "nos está yendo muy bien". La acogida de los clientes del Centro Comercial Valderaduey está siendo muy buena para ella. "Es una zona muy concurrida, de mucho paso de gente, yo confiaba en que iba a funcionar", detalla la joven.
El restaurante se ubica justo en la entrada del espacio comercial, con salida al exterior, y justo en la zona de paso de los clientes que acuden al Carrefour. "Ellos son mi público mayoritario", cuenta Pamela Vanesa. Esos compradores, fundamentalmente de pueblos cercanos a Zamora, que realizan sus compras en el hipermercado y aprovechan para pasar el día en la capital. También los propios trabajadores de Carrefour pueden hacer sus descansos en la cafetería, "que además tienen descuento".
Para todos ellos, el Café Restaurante Siddhártha tiene una variada carta de platos combinados, montados y pinchos. Pero Pamela Vanesa no quiere quedarse ahí y desea seguir creciendo como hostelera. "Ahora que estoy empezando tengo estas opciones más rápidas, para que el flujo de gente vaya ligero, pero de cara al invierno voy a elaborar un menú completo e ir probando qué le gusta a los clientes", detalla.
Como decíamos, sus pequeños pasan varios ratos al día con su mamá en el restaurante, y el trasiego de estos primeros días ha despertado la imaginación de Oriel y Charlotte. "Ven a tanta gente, vienen sus amigos del colegio a tomar algo con sus papas, que ahora me dicen que si somos millonarios, que ya hemos tenido que ganar mucho dinero", cuenta entre risas.
Desde luego un buenísimo comienzo para una joven luchadora y emprendedora, que espera que los zamoranos y visitantes mantengan su apoyo al negocio durante muchos años. ¡Mucha suerte!