Los incendios declarados en la Sierra de la Culebra y comarcas próximas, en la provincia de Zamora, no solo han arrasado decenas de miles de hectáreas, transformando el paisaje natural de pinos, arbustos y jara en un espacio desértico y negro, sino que han encendido la llama de la solidaridad desde el minuto uno.
Son varias las muestras tras de auténtica ejemplaridad de convivencia entre los vecinos de un mismo pueblo y entre los habitantes de las 34 localidades afectadas por la devastación provocada por los intensos fuegos, según informa la agencia de noticias Ical.
Desde Tábara, cabecera de comarca y cuya población expresa permanentemente su consternación en calles, bares y comercios, partían a las 7 de la mañana de hoy 2.000 ovejas en dirección hacia la localidad de Fontanillas de Castro, situada al otro lado del embalse de Ricobayo.
Juan Luis Pérez, Lorenzo Arias y Maximino Pérez son tres pastores curtidos. Ellos son los encargados de guiar al numeroso rebaño por cañadas, caminos y parajes de monte bajo. Junto a ellos, ocho mastines y otros perros pastores -“por si se acerca algún lobo”, afirman- componen un equipo solidario con el propietario de las ovejas, José Manuel Pascualín, quien agradece las numerosas muestras de solidaridad que está recibiendo estos días desde el propio pueblo y de otros muchos lugares.
Los incendios han dejado a Tábara y su comarca sin pasto para el ganado y esta es la razón de una trashumancia imprevista que, según las previsiones iniciales, durará dos días y una noche. Pero a estas horas, el rebaño se encuentra en un punto de dificultad cerca de una charca, camino del término municipal de Faramontanos de Tábara. Hasta la zona denominada Lomo Viejo, ubicada en esa localidad cercana a Tábara, se encaminaba el abigarrado grupo, con la intención de llegar a dormir esta noche en otro paraje llamado Danzas, donde una cancilla de gran tamaño aguarda la llegada de las 2.000 ovejas.
José Manuel Pascualín ha dejado en naves de Tábara otras 500 ovejas que están a punto de parir y a los carneros, pero reconoce que sin la solidaridad mostrada por otros ganaderos y vecinos sería imposible alimentar a los dos millares de ovejas que van hacia Fontanillas de Castro. Mañana, en torno a las 10 horas, calcula que estarán atravesando el puente Quintos para sortear el río Esla que confluye también con el embalse de Ricobayo, convertido ahora en un río por la apertura de compuertas habitual de cada verano.
Si se cumplen las expectativas, será mañana por la tarde cuando el amplio rebaño llegue a Fontanillas de Castro, un pequeño pueblo, anexo de San Cebrián de Castro, que tiene pastos y muy poco ganado hoy en día. El último pastor de pura raza falleció precisamente la pasada semana a la edad de 92 años. Los incendios son una auténtica desgracia, pero, hasta en estos trágicos momentos, la solidaridad es más fuerte que las llamas que lo arrasan todo.