Con la llegada del mes de septiembre empieza el curso escolar, pero también el curso político. Y este 2022/2023 no será un curso normal para la política zamorana. Es año de elecciones municipales, así que los zamoranos volverán a tener una nueva cita con las urnas para elegir al próximo alcalde o alcaldesa de la ciudad. En mayo llegan a su fin ocho años de gobierno de Francisco Guarido, con todas las incógnitas abiertas sobre su continuidad en el cargo.
Y es que el único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia de toda España ha asegurado en varias ocasiones que no se presentará a la reelección. Pero la duda sigue en el aire, sobre todo teniendo en cuenta que la formación no parece tener un claro 'sucesor' del que ha sido su líder durante muchos años.
Cuando llegue este mes de mayo, Guarido cumplirá un cuarto de siglo dedicado a la política, de los cuales los ocho últimos han sido al frente de la que convirtieron en la 'Fortaleza Roja' de España. El alcalde de Zamora conoce cada entresijo del Ayuntamiento, tanto por sus años de oposición como al frente del gobierno.
Transformó una Casa Consistorial deficitaria en un Ayuntamiento con siete millones de superávit, donde solo en dos años dejó a cero los 15 millones de deuda que acumulaba el Consistorio. Ha renovado, al fin, uno de los contratos que más traía de cabeza a los zamoranos: las basuras y limpieza viaria; y va camino de hacer lo propio con Parques y Jardines, además de efectuar una renovación integral de buena parte de las aceras de la ciudad. Y se atrevió a destapar, no uno, sino dos escándalos de corrupción: uno con el exjefe de Parques y Jardines; y otro con el propio interventor del Ayuntamiento.
A gusto del consumidor quedan sus cambios a nivel más social como no jurar el Silencio, durante la Semana Santa de Zamora; o no permitir venerar a la Virgen de la Concha en el interior del salón de plenos del Ayuntamiento. O su poca costumbre a prodigarse en actos públicos, más allá, de lo estrictamente necesario. Pero es innegable que Guarido es un fuerte peso político y de imagen de cara a los zamoranos y a buena parte del país que, a priori, parece complicado de suplir con un nuevo rostro.
Opciones tienen. Izquierda Unida mantiene un equipo de Gobierno con otros 13 concejales, con un variopinto plantel de perfiles que podrían dar el paso. Como nos ha enseñado Juego de Tronos existe el sucesor 'natural'. Un heredero a este democrático trono que es el Ayuntamiento de Zamora. Y sin duda, ese es Miguel Ángel Viñas. Primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, coordinador del Área de Hacienda, Economía y Comunicación y actual coordinador provincial de Izquierda Unida.
Lleva más de diez años siendo concejal electo en el Ayuntamiento, el más veterano actualmente, tras Francisco Guarido y Laura Rivera. Conoce cómo funciona la gestión municipal, no en vano, es el responsable del área de Contratación. Así que por sus manos han pasado todos los grandes contratos que IU ha logrado renovar, tras años de estancamiento, como el de basuras y limpieza viaria; o el renegociado del alquiler del Banco de España con un 80% menos de coste.
En contra tiene un carácter peculiar, mucho menos comedido, quizá, que el de Guarido. Cabe recordar que ha sido protagonista de varios momentos polémicos como cuando en un pleno municipal afirmó que "más me gustaría a mi estar en la dictadura del proletariado", en respuesta a un ataque de la concejal de Ciudadanos, Cruz Lucas, quien precisamente le acusaba de gobernar de ese modo.
Viñas pertenece, además, al sector más crítico de su formación, tras la fusión con Podemos. De hecho, el teniente de alcalde de Zamora se presentó a la elección de coordinador de IU en Castilla y León, con la candidatura IUCyL Sí, Plural y Diversa, frente a la opción del actual coordinador (y más próximo a la línea de Alberto Garzón), Juan Gascón. Su candidatura buscaba evitar las confluencias electorales y mantener la independencia con respecto al proyecto de Unidas Podemos.
Y, aunque en principio, Izquierda Unida en Castilla y León permitirá que las agrupaciones puedan presentarse bajo las siglas de IU (sin Podemos), ambas formaciones creaban hace un año la mesa territorial de Unidas Podemos en Castilla y León de cara a coordinar el trabajo político en mayo de 2023.
Y si seguimos el orden de sucesión, la siguiente aspirante podría ser Laura Rivera. Lleva siendo concejal en el Ayuntamiento de Zamora desde 2003, es la segunda teniente de alcalde y también fue coordinadora de IU Zamora desde 1999 al 2003. También es buena conocedora del devenir municipal diario, la administración pública no le pilla de nuevas, ya que es la coordinadora del Área del Recursos Humanos (Personal), Igualdad y Cooperación; y en la pasada legislatura fue la responsable de Personal, Tesorería, Intervención y Asesoría Jurídica, entre otras cuestiones.
También ejerce una dura oposición en la Diputación de Zamora, como portavoz de IU en la institución provincial. Rivera tiene en contra cómo se tomaría el electorado zamorano que fuera la esposa del actual alcalde quien tomara el relevo.
Otra de las opciones que resuena con fuerza para dar un paso adelante en la candidatura por la Alcaldía sería María Eugenia Cabezas. Cuarta teniente de alcalde y concejal de Cultura desde 2015, ya aparecía en las listas de IU en 2007 y en 2011 se quedó muy cerca de convertirse en concejal en la oposición.
María Eugenia encabezó una plataforma ciudadana contra la construcción de las casas de San Isidoro, ya en 2005, y ha ido fraguando su carácter político tras dos legislaturas. Trabajadora incansable y acostumbrada a tratar con personas de todo el espectro político, porque la gestión de la cultura requiere de más mano izquierda de la que puede pensarse a primera vista. La concejal tiene ideas frescas y novedosas que han puesto a Zamora en el mapa nacional, como las recreaciones históricas o apostar por el apoyo al Festival Little Opera. En contra, a priori, solo tiene ser un rostro, quizá demasiado desconocido para la población zamorana en general.
Recuperar el reino perdido
Antes de los ocho años de gobierno de Izquierda Unida, el Partido Popular había impuesto su mayoría política durante nada menos que 20 años (entre Antonio Vázquez y Rosa Valdeón). Así que, sin duda, son los populares quienes más fuerte apostarán por recuperar la Alcaldía en Zamora. Y parece que ya se han puesto manos a la obra.
El pasado mes de julio, varios zamoranos eran encuestados sobre su parecer con respecto a los posibles candidatos al Ayuntamiento de Zamora por el Partido Popular. Los populares están obligados a apostar fuerte ante la oportunidad que les brinda la posible marcha de Guarido, quien en 2019 logró vencer en las mesas electorales que, históricamente, eran fieles al Partido Popular.
Y en esta pugna por plantar cara a IU y recuperar el Ayuntamiento resuena con especialmente el nombre de Jesús María Prada. El actual segundo vicepresidente de la Diputación Provincial y diputado de Cultura, Turismo y Deportes saltaba a la vida pública precisamente en 2019 por sus nuevos cargos en la Diputación de Zamora. Alguien que se había mantenido en la sombra como gerente del PP de Zamora (cargo en excedencia), ha pasado a ser uno de los rostros más populares de la política zamorana.
Prada se deja ver en todos los actos que competen a su cargo (deportivos, culturales, turísticos y sociales), tanto en la provincia como en la capital, en aquellas cuestiones que confluyen Diputación y Ayuntamiento de Zamora. Diferentes asociaciones, clubs e, incluso, cargos públicos de fuera de su espectro político coinciden en su capacidad conciliadora y de valorar cada proyecto que se le presenta. Tampoco ha dudado a la hora de ser crítico con la Junta de Castilla y León (también del PP) cuando así lo ha considerado.
En contra tiene muchos concejales a recuperar, una desconfianza aún latente a la gestión del Partido Popular en Zamora; y, si bien, está muy presente en actos culturales o turísticos de la provincia, su papel como concejal en la capital ha sido más bien escaso, manteniendo un perfil más provincial, quizá con vistas a la Presidencia de la Diputación.
Otra de las opciones que barajaba la encuesta del propio Partido Popular era la de Mayte Martín Pozo. Actual portavoz del Grupo Municipal Popular en Zamora y concejal en el Ayuntamiento de la capital. La cara más visible de la oposición del PP en Zamora capital en estos últimos cuatro años. Martín Pozo cuenta con su experiencia al frente de una institución como expresidenta de la Diputación de Zamora de 2015 hasta 2019. Y también sabe lo que es afrontar unas elecciones municipales, ya que fue ella la candidata a la Alcaldía de Zamora del PP en los comicios de 2019.
Otro viejo conocido de los votantes zamoranos es Víctor López de la Parte. Concejal en el Ayuntamiento de Zamora desde el año 2011. Fue concejal de Juventud con Rosa Valdeón y ya acompañó tanto a Mayte Martín Pozo (2019) como a Clara San Damián (2015) en su intento por conseguir la Alcaldía de Zamora. También era parte de la encuesta de candidatos elaborada por el PP. Quién sabe si este 2023 será el momento en el que De la Parte dejará de ser un escudero en la 'batalla', para pasar a liderar el proyecto político del PP municipal.
Y quizás la gran sorpresa de esa encuesta de los populares sea Isabel Blanco. Actual consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León desde julio de 2019. Es miembro del Comité de Dirección del Partido Popular de Zamora y del Partido Popular de Castilla y León.
Una persona muy cercana al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Su presencia a nivel municipal quizá es más bien escasa, pero ha demostrado su valía política como uno de los pesos pesados de Mañueco en las negociaciones por los pactos de gobierno, tanto con Ciudadanos en 2019, como con VOX en las últimas autonómicas.
Nuevo talante para hacerse hueco
Obligados a regenerarse. Tras la respuesta dada por los zamoranos al proyecto de Alcaldía de Antidio Fagúndez, donde su ataque frontal a Francisco Guarido, cuando aún eran socios de gobierno, no gustó demasiado, ahora el PSOE apuesta por una cara mucho más amable y conciliadora: la de David Gago.
Gago tomó el testigo del liderazgo de la oposición socialista en el Ayuntamiento de Zamora tras la espantada de Fagúndez al Congreso, al no lograr ser alcalde de Zamora ni presidente en la Diputación. Así, el actual secretario general de la Agrupación del PSOE de la capital zamorana parece el único candidato a la Alcaldía de Zamora de los socialistas zamoranos.
El concejal del PSOE muestra una oposición amable, con propuestas novedosas, para intentar recuperarse del batacazo político de 2019. Sin haber desvelado quién será el equipo que le acompañe, David Gago tiene como punto a favor precisamente ese perfil más positivo y mucho menos agresivo que su predecesor. En contra tiene el posible peso que pueda tener esa imagen negativa del PSOE zamorano, habitualmente enfrascado de cuitas internas, como las que siguen abiertas, por ejemplo, con el alcalde de Toro.
Ciudadanos y VOX
Finalmente, completan el tablero político dos partidos más: Ciudadanos y VOX. Los primeros mantienen dos concejales en la capital, Cruz Lucas y Francisco Requejo. La primera ha sostenido todo el peso de la oposición municipal, mientras su compañero ejerce como presidente de la Diputación Provincial.
Para ellos se dibuja un escenario muy complejo y tiene más que ver con la situación actual de su formación política a nivel nacional. Ciudadanos parece ir de salida y habrá que ver si Inés Arrimadas puede mantener a flote los rescoldos de la formación naranja en las próximas municipales, que ya vivieron en sus carnes el batacazo autonómico.
En el caso de VOX, se desconoce si la formación de Santiago Abascal presentará candidatura en la capital zamorana. Sus miembros son más bien desconocidos en la capital, a excepción, quizá, de su presidenta y ahora procuradora en las Cortes por Zamora, Marisa Calvo; y el diputado nacional Pedro Requejo.
Pero no olvidemos que el ahora vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo también era un perfecto desconocido antes de las elecciones autonómicas adelantadas por Mañueco. A nadie se le escapa que la formación verde está en alza y puede verse aupado en votos por la simpatía que parecen despertar sus líderes nacionales.