Zamora despedía hace unos días a Félix Navarro. Una larga y dolorosa enfermedad se llevaba al último gran fotógrafo de la eterna tríada de Jesús de la Calle, Antonio Trabanca y el mismo. Así, la provincia dice adiós al que fuera el retratista de la mayor parte de los novios y niños de comunión de la provincia; así como de sus bellos paisajes naturales.
Por su famosa tienda en la avenida Víctor Gallego pasaron las historias de amor de centenares de zamoranos y, con el tiempo, de los vástagos fruto de estos matrimonios, vestiditos de comunión. Maravillosos retratos que a buen seguro siguen colgando de las paredes y descansando en las repisas de muchos zamoranos, que dejan así un pedacito de Félix en sus hogares para siempre.
Pero Félix no fue solo eso. Este fotógrafo fue ejemplo de la lucha constante por ofrecer la actualidad a golpe de disparador. A lo largo de los años trabajó como corresponsal de Zamora y de Castilla y León para diversos medios de comunicación como Televisión Española, Telecinco, Antena 3, la Agencia EFE, ABC o el periódico local, La Opinión de Zamora.
Testigo directo y a quemarropa de algunos de los eventos más trágicos de la historia reciente de la provincia, de ayer y de hoy. Y es que Félix Navarro fue uno de los primeros reporteros en llegar al grave accidente de un autobús escolar en Santa Cristina de la Polvorosa, ocurrido el 10 de abril de 1979, y que se llevó la vida de 45 niños, tres profesores y el conductor del vehículo. Pero también dedicó su último esfuerzo en dejar constancia gráfica del desastre forestal tras el incendio en la Sierra de la Culebra.
Y es que Félix hablaba con su trabajo. De hecho, su muerte va llegando a los compañeros del gremio casi a cuentagotas, porque se fue sin hacer ruido, pero ha dejado un gran vacío en una profesión que tiene en él un recuerdo eterno de cómo retratar la realidad.
Enamorado de Zamora
No hay más que ver sus extensas publicaciones y documentales sobre la provincia para saber que Félix Navarro estaba irremediablemente enamorado de Zamora. La retrató de arriba abajo y de abajo arriba. Y el cariño con la que la miraba era la mejor promoción turística a la que podíamos aspirar. Varias exposiciones y libros dejan constancia de ese retrato único que Félix hacía de su Zamora, de la que adoraba su luz, sus colores y, como no, su río Duero.
Una de sus últimas exposiciones se inauguró en el año 2020, trabajos que realizó cuando todavía se rodaba en cine, y no existía el vídeo, entre los años 70 y 80, época a la que corresponden las fotografías que integran la exposición Mujeres rurales en la Zamora de la década de 1970 a 1980, un total de cien imágenes en blanco y negro, realizadas en sistema analógico.