España se ha enfrentado este 2022 a seis olas de calor, sobre todo en los meses de verano, que unidas a una fuerte sequía, están poniendo en jaque la recolección de los campos en general. El mes de septiembre es época de vendimia, y uno de los puntos clave está en Toro. Sus vinos son cada día más aclamados y deseados en todo el mundo, y este momento del año es vital para elaborar los caldos de Tinta de Toro, que tanta fama han logrado.
Y no es para menos. La variedad Tinta de Toro no solo tiene unas características, sabor, textura y cuerpo únicas, sino que sus cepas han logrado aguantar el tirón de esta batalla climática a la que nos hemos enfrentado todo el verano. El Consejo Regulador Denominación de Origen de Toro tenía previstas unas pérdidas del 20% de la producción para este 2022, pero tras comenzar la recogida ya se han vendimiado unos 5.700.000 kilos, entre tinta, garnacha, malvasía, albillo real y verdejo moscatel. El presidente de la D. O. Toro, Felipe Nalda, explica que, en estos primeros días de vendimia, "estamos viendo que el 85% de los viticultores están recogiendo la misma cantidad que el año pasado".
Un pasado año que fue de récord para la Denominación de origen, con más de 23 toneladas de uvas. Por lo que, pese a las negativas previsiones, parece que la vendimia de 2022 será tan buena como la del año anterior. Así ni las altas temperaturas, ni el estés hídrico, ni los fuertes cambios climáticos, que prácticamente han borrado las estaciones han podido con las uvas toresanas. "La planta ha aguantado de forma excepcional, nadie se esperaba que, tras un verano así, llegásemos a esta producción", confiesa Felipe Nalda.
Las plantas tienen memoria
Las cepas de la Tinta de Toro tienen una excelente estructura. De naturaleza resistente, con una uva adaptada a la zona, de suelo terciario y limo arenoso, y cuyas cepas ya resistieron a la gran plaga de la filoxera, en 1878, porque los insectos no eran capaces de pasar de unas cepas a otras, y se contuvo la propagación. La formación de su hoja, más velluda, hace que puedan aguantar los veranos intensos, con unas 2.700 horas de luz; y la escasez de lluvias.
Pero, pese a este magnífico aguante, que ha salvado la campaña de este año, Felipe Nalda recuerda que "las plantas tienen memoria". Y aunque están acostumbradas a los calurosos veranos de la provincia y las lluvias cada vez menos constantes, el estrés climático de este 2022 "ha hecho sufrir mucho a las cepas".
Por ello, el presidente de la D.O Toro se muestra preocupado porque, de vivir otro otoño similar al anterior, como apuntan todas las previsiones, la recogida del año venidero ya sí acusará la pérdida de kilos de producción por falta de lluvias y calor extremo. Y es que este año no se han alcanzado "ni 150 litros en el mejor de los casos, y han sido por las tormentas de última hora". Una cifra ínfima ya que, para que las cepas "mantengan una buena vida" necesitan, por lo menos, una pluviometría de unos 300 litros.
Las consecuencias del clima
Pese a la supervivencia de la cosecha este año, la climatología extrema sí ha terminado por modificar la uva de la Tinta de Toro. Según explica Felipe Nalda, la falta de lluvias y las olas de calor han provocado que el PH de las uvas sea mucho más alto, lo cual aumenta la graduación del vino.
Algo que ya no tendrá remedio aunque caigan las últimas lluvias antes de la recolección final, porque "la planta en muchos casos ya no puede trabajar más a estas alturas" para aprovechar el poco agua que pueda llegar.
Pese a eso, el presidente de la Denominación de Origen recuerda que, "todos los Tintos de Toro ya superan generalmente los 15 grados, que puede parecer poco ideal para el comercio", pero defiende que, afortunadamente, la "muy buena estructura", de la Tinta de Toro haga que "tomarlo sea muy amable", ya que no da la sensación de un vino demasiado alcoholizado.
Las recién llegadas
Aparte de la Tinta de Toro, la Denominación de Origen apostaba el pasado año por el albillo real y moscatel de grano menudo, de recolección mucho más temprana, a finales de agosto. Por lo que la vendimia ha comenzado antes en las bodegas de Toro. las primeras catas muestran un producto de alta calidad, en el que se han recogido unos 13.000 kilos; 12.000 de albillo y unos 3.000 de moscatel.
Dos variedades por las que se ha trabajado muy duro para incluir en el pliego de condiciones de la D. O.; y que han conseguido entrar en la Denominación de Origen por ser tradicionales en la zona, históricamente, para el consumo propio. Felipe Nalda señala que son variedades "muy queridas en la zona" porque se plantaban en terrenos familiares, que poco a poco fueron desapareciendo, con la profesionalización de los viñedos.
Pero ahora la D. O. Toro apuesta por esa vuelta a los orígenes, para ofrecer mayor variedad de productos a sus consumidores; y así demostrar que Toro no se acaba en los tintos.
El fin de la juventud vendimiadora
Otra nueva circunstancia con la que hace años que lidian las bodegas de Toro es la de encontrar vendimiadores para la recogida. Los días en los que los jóvenes del pueblo, desempleados o, incluso, gente trabajadora que pedía unos días para acudir a la vendimia, son cosa del pasado. Prácticamente la totalidad de los bodegueros apuestan por acudir a empresas de servicios externas o de trabajo temporal para contar con las manos necesarias para recoger la cosecha del año.
Otra de las particularidades de las cepas toresanas es que la mayor parte de sus viñas se encuentran en vaso, es decir, la forma tradicional, donde la vid no cuenta con ningún tipo de sujeción ni apoyo para conducir la vegetación. Una forma de plantación que no permite la introducción de maquinaria para su vendimia. En este formato se encuentran, además, las cepas más antiguas (y valiosas), a las que resulta imposible transformar a plantación con espalderas, sin que la planta sufra.
Esto hace tremendamente necesaria la vendimia manual, que se logra completar gracias a la llegada de temporeros extranjeros, venidos de fundamentalmente Bulgaria o Rumanía, en su mayor parte. "No existe el relevo generacional, las vendimias familiares están desapareciendo y el que tiene que mantener sus cepas en vaso tiene que acudir a empresas profesionales de contratación", explica el presidente de la D. O. Toro.
El siguiente paso a esto es que las nuevas ampliaciones de las vides ya se están realizando todas con el sistema de espaldera, es decir, con un sistema para conducir la vid mediante un empalizado que sirve de guía a la vegetación para que crezca verticalmente con líneas o calles. Un formato que permite el mecanizado total de la viña y no tener que acudir a la vendimia manual.
Como forma de seguir manteniendo la vendimia tradicional, desde la D. O. Toro proponen que desde el Ministerio de Trabajo se pueda establecer "una especie de excepción" que permita a los desempleados o estudiantes poder trabajar estos 15 días de vendimia "sin perder sus prestaciones, becas o ayudas". Porque este es otro de los motivos por los que algunos también descartan participar en la vendimia.
El vino de Toro está de moda
Tras lo que se prevé una buena vendimia, el siguiente paso de las bodegas es focalizar sus esfuerzos en seguir expandiendo la fama de los vinos de Toro por todo el mundo. Una tarea que va viento en popa. Y es que, el pasado año el volumen de ventas en la D. O. Toro subió un 4%, y se vendieron 16.086.000 botellas en todo el mundo durante 2021.
Sobre las previsiones de 2022, Felipe Nalda espera que la tendencia de ventas se mantenga en un 5% de subida; y se marcan como objetivo que, a final de este año, se superen los 17 millones de botellas vendidas.