Mucho antes del España es una y no 51, a principios del XVI, la división de nuestro país era bien distinta. Es lo que tiene la historia, los reyes, las conquistas... Que hoy este territorio se acuesta castellano y mañana se levanta leonés.
Y es que a principios del siglo XVI, en plena Edad Media, la Corona de Castilla gobernada por los Reyes Católicos conformaban multitud de territorios españoles, pero solo 17 ciudades tenían el conocido como derecho a voto en Cortes. Estas eran Burgos, León, Ávila, Segovia, Zamora, Salamanca, Soria, Murcia, Cuenca, Toledo, Sevilla, Córdoba, Jaén, Valladolid, Madrid, Guadalajara, y, quien nos ocupa, Toro.
Un primer privilegio que acabaría derivando en la formación de una poderosa provincia, que abarcaría casi medio centenar de municipios de Zamora, pero también de Palencia (la cual en buena parte directamente absolvió), Valladolid y hasta Reinosa (Cantabria).
Los Reyes Católicos fijarían esas ciudades/provincia con derecho a "voz y voto" en las Cortes de Toledo en 1480, donde se incluiría Toro. Este sería el primer paso del territorio para conformarse en la extensa provincia que sería unos años más tarde; pero que también sería la única de estas 17 en desaparecer en el siglo XIX.
Fue en 1528 cuando el nieto de los Reyes Católicos, el emperador Carlos I, ordenó a estos 18 representantes de las ciudades que tenían derecho a tener procuradores en las Cortes, que ejercieran como receptores de los servicios pecuniarios extraordinarios (impuestos) para su majestad. Por lo tanto, el rey delimita los territorios de todos estos receptores para poder recaudar los puestos de cada uno de ellos. Se trató de una demarcación exclusivamente pensada para la recaudación y se convirtieron en administraciones básicas.
Extenso territorio
Durante este tiempo, la provincia de Toro llegó a ser tan extensa y aglutinaba tal cantidad de villas y parajes que tuvo que dividirse en tres partidos: Toro, Carrión y Reynosa. Medio centenar de pueblos, algunos cercanos y de la actual provincia de Zamora como Abezames, Pozoantiguo, Valdefinjas, Guarrate, Malva, Peleagonzalo Abezames, Fresno de la Ribera, Villamor de los Escuderos, Vezdemarbán, o Fuentesaúco, entre otros muchos.
Pero el gobierno de Toro también se extendía a otros territorios vallisoletanos como Villafranca de Duero, Castronuño, Tiedra, Villaester, Alaejos o Fresno el Viejo. Así como multitud de municipios pertenecientes a la actual provincia de Palencia, en concreto los 65 que componen la demarcación de Carrión, las villas de Tierra de Campos, el valle de Valdavia, los centenares de pueblos de la tierra de Saldaña, el Concejo de los lugares de la Peña, el Concejo de Castrejón y el Concejo de Guardo.
Y, aún más alejados, pero también bajo la jurisdicción de Toro estaban los territorios cántabros de la Hermandad de Val-de-Olea, Concejo de Las Quintanillas, Hermandad de Campoo de Enmedio, Hermandad de Campoo de Suso, Hermandad de Campoo de Yuso, Concejo mayor de Valdearroyo, Hermandad de Carabeos, Hermandad de Cinco-villas, Hermandad de Val-de Prado y Valle de Valderredible.
Desaparición y nacimiento de Palencia
Dada la magnitud de su extensión, Toro, al igual que otras provincias presentó varios problemas y discontinuidades entre 1917 y 1789. Por ello, el rey Carlos III empieza a fraguar la idea de dividir todo su reino en provincias que tuvieran dimensiones regulares. El financiero y diplomático Francisco Cabarrús idea por entonces un modelo de país se dividiera en nueve distritos de diez leguas con provincias de 30 leguas cuadradas.
Algo que finalmente ocurrió en 1799, ya bajo el reinado de Carlos IV y por obra del secretario de Hacienda y secretario de Estado Miguel Cayetano Soler. Fue en 1833 cuando el Consejo de Ministros del gobierno de Manuel Godoy aprobó esta nueva división territorial, impulsada por el político Javier de Burgos donde Toro ya no tenía categoría de provincia y finalmente desapareciera.
Por el contrario, este nuevo orden geográfico y político hizo que naciera la provincia de Palencia, al desgajar la parte central de la desaparecida provincia de Toro. Esta fue anexionando y separando territorios de los partidos de Carrión y de Reinosa, hasta formar la demarcación actual.