En el imaginario colectivo está ese capellán que se dedica a dar la extremaunción en los hospitales. Ese último sacramento para el enfermo terminal que, según la creencia religiosa católica, sirve para obtener el perdón de los pecados antes de la muerte y les brinda consuelo espiritual en su inminente camino hacia la muerte. Pero es mucho más.
El Complejo Asistencial de Zamora tiene, desde 2021, un equipo renovado para su Delegación de Pastoral de la Salud y Tercera Edad. Se trata de un grupo formado por tres capellanes y una delegada (que dirige la unidad), que se dedican a la atención espiritual en el mundo de la enfermedad, tanto de quienes lo sufren, sus familiares y de los propios sanitarios. "Una mirada holística y global de las necesidades del enfermo y su familia", detalla Susana Vicente, delegada de la Delegación Pastoral de la Salud.
Así, los tres sacerdotes dan servicio en el Hospital Virgen de la Concha, Hospital Provincial y Hospital Comarcal de Benavente. Un servicio que completa la red de cuidados que es la atención al enfermo. Una pata más del intento por mejorar la vida de las personas, más allá del cuerpo. "Somos espíritu, somos espiritualidad. Y la espiritualidad forma parte también del proceso de recuperación de la persona. A veces no es solo lo que le pasa a nivel orgánico, sino también hay que escuchar lo que le pasa a nivel humano. La persona no solo son órganos, son algo más", explican Susana Vicente.
Colaboración con la parte sanitaria
Como decíamos, esta Delegación de Pastoral de la Salud vivió una renovación completa por iniciativa del obispo de Zamora, Fernando Varela. Antes solo existía una delegada Pastoral de la Salud que no pisaba los hospitales y solo los capellanes estaban aquí", explican. Pero Fernando Varela, que ya es conocido por haber cambiado muchas de las formas de trabajar en la diócesis de Zamora, quiso expresamente que la responsable de esta delegación fuera "laica, una mujer, que estuviera presente de una forma contundente en el Complejo Asistencial y que tuviera una formación profesional sobre el trabajo social". Y aquí llegó Susana Vicente.
Además, tanto los tres capellanes como ella misma, "estamos en continua formación", para completar su aprendizaje más allá de lo meramente espiritual y poder apoyar a la parte sanitaria. Por ejemplo, este mismo año han completado un curso de atención al dolor y se plantean hacer un máster al respecto.
Todos mantienen una presencia 24 horas al día, por turnos y con un teléfono siempre activo para atender cualquier necesidad que se presente. "Cualquier enfermo o familiar puede solicitarle a las enfermeras o a las responsables de planta, que, por favor, que venga el capellán y ahí acudimos", explican. A parte, los sacerdotes pasean por las plantas y hacen visitas aleatorias a habitaciones, siempre que así lo permita el paciente.
Esta profesionalización de su labor y el cambio de mentalidad también han propiciado que los trabajadores y responsables del Complejo Asistencial de Zamora tengan "claro" el acceso que necesita tener la Pastoral, los capellanes y la delegación, y su relación está siendo "muy fluida". Susana relata que "nosotros colaboramos no solo con las supervisoras o los enfermeros o cualquier persona de planta, sino con trabajadores sociales y con temas administrativos", que resulte más fácil de canalizar con su apoyo.
Destacan especialmente el entendimiento con los trabajadores sociales de los centros. "Hay una comunicación muy bonita, muy fluida y de colaboración mutua. Nos compartimos casos de pacientes, nos consultamos, intervenciones, intervenimos juntos en situaciones muy dramáticas", detallan. Y es que, en una provincia envejecida como Zamora, es habitual tener que tratar con mayores que necesitan ser derivados a alguna residencia o precisan de cuidados de enfermería en domicilio, y ahí, la Pastoral procura un "acompañamiento especial" para que entiendan el proceso y se haga menos traumático.
Tal es la buena sintonía que el Comité de Humanización del Complejo Asistencial les ha trasladado que, al igual que ellos, "entienden que la espiritualidad forma parte del proceso de curación del paciente". Por lo que, la Delegación de Pastoral de la Salud espera poder participar "a medio o largo plazo" en los comités de Humanización y de Bioética en Zamora.
"Cosas que a otros no le cuentan"
Este equipo pastoral divide sus acciones entre la celebración de los sacramentos y el acompañamiento "con cualquier necesidad que pueda surgir". Uno de esos sacerdotes es Héctor Galán, quien explica que la parte espiritual es la fundamental de su labor, pero también atienden y escuchan otras necesidades que surgen a los enfermos o personal sanitario que se encuentra en los centros.
Por tanto, ellos se ocupan de esa otra parte del fuero interno del paciente, de su misticismo anímico. Y esta tarea lleva un proceso de escucha muy intenso, íntimo y que requiere mucha confianza entre ellos y los pacientes. Algo que puede resultar fundamental para detectar otras necesidades o cuidados que no se habían planteado en un primer momento. "Ellos se abren hacia nosotros y nos cuentan determinadas situaciones o determinadas conflictos y cosas que a otros no le cuentan", detalla uno de los sacerdotes del Virgen de la Concha.
Susana Vicente es la encargada de coordinarse con otros departamentos del Complejo Asistencial de Zamora y como ejemplo de esto recuerda el caso de una paciente que se encontraba muy enferma, muy cerca de morir, pero, además, su marido había fallecido y uno de sus hijos sufría de un cáncer. "Y aunque a primera vista no lo pareciera, porque tenía más hijos y familia que le apoyaba, a base de hablar con ella nos dimos cuenta de que estaba desarrollando una fuerte depresión", apunta. En ese momento, la Pastoral de la Salud informó de inmediato a la supervisora de su planta para que se valorara una intervención psiquiátrica.
Héctor y Susana coinciden en destacar que "no somos psicólogos y no podemos actuar como tal", por ello, su tarea cuando detectan casos de este tipo es "hacer la derivación al profesional médico que pueda encargarse, lo valore, lo vea y lo derive o determine el tratamiento adecuado para él". Eso sí, después de la parte médica, Héctor Galán, José-Luis Miranda, Agustín Crespo y la propia Susana "hacemos un seguimiento de estas personas, le acompañamos, y vemos si tiene alguna necesidad más que nosotros podemos ayudar a solucionar".
"Una de las plantas más complicadas, pero más bonitas"
El final de la vida es, lógicamente, uno de los momentos de mayor introspección personal. Un momento de reflexión, miedo y que necesita de apoyo psicológico y, también espiritual. Por eso, la planta de Cuidados Paliativos es donde más trabaja esta Pastoral de la Salud. Susana Vicente explica que es "una de las más complicadas, pero más bonitas", porque en ella han podido dar consuelo a quienes se encuentran sufriendo una enfermedad terminal, y también a los familiares que tienen que asumir el duelo.
Una de las historias más duras pero emotivas que recuerdan es el caso de una paciente "muy católica y bastante convencida de su fe", que estaba viviendo un momento de mucho sufrimiento por su enfermedad ya en estado terminal. La supervisora de esta planta se puso en contacto con Susana y Héctor porque "solicitó la eutanasia, cosa que sorprendió bastante por su fuerte creencia católica, porque ella misma se encontraba en un dilema moral brutal".
Esta mujer se encontraba en una encrucijada, ya que "quería acabar con su sufrimiento, pero a nivel espiritual necesitaba apoyo y acompañamiento". Finalmente, se dio la circunstancia de que varios miembros del Comité Médico del Virgen de la Concha se declararon objetores de conciencia y mientras su caso llegó al Tribunal Superior Médico, esta paciente falleció.
El secreto de confesión impide que Héctor pueda desvelar qué habló con esta mujer, pero sí cuenta que compartió "muchos momentos de oración, de abrir el corazón y el alma con ella y su esposo". El capellán cree que, tras estas charlas y acompañamiento, esta mujer "murió con el convencimiento de que la vida es un gran regalo y que se la tenemos que devolver a Dios cuando Dios la pida y no cuando nosotros queramos".
Tal fue el agradecimiento de esta mujer al capellán Héctor que pidió expresamente que fuera él quien oficiara su funeral. "Además me indicó una serie de recomendaciones del alma de lo que yo tenía que hacer y decir en el entierro", apunta.
Acompañamiento desde el diagnóstico hasta el final de la vida
Otro de los casos que Susana y Vicente recuerdan con especial emoción es el de una mujer rumana que acompañaron desde su diagnóstico y hasta su fallecimiento en la UCI. Una paciente de solo 38 años, de religión ortodoxa, que encontró en el capellán y la delegada el consuelo y calma que necesitaba.
Tanto es así que cuando falleció, su hija, de 14 años, pidió que fuera Susana quién la acompaña a la UCI para ver a su madre que acababa de morir. La joven eligió el apoyo de la Pastoral de Salud en el momento más duro de su vida. "Fue un momento muy intenso, porque era una niña que estaba en un centro, su situación vital era muy delicada, no tenía a nadie más en España y no contaba con ningún recurso económico", detalla.
Así que la Pastoral se puso en contacto con la parroquia de Villalpando, cuyos feligreses se ofrecieron a pagar su entierro, en solidaridad con quien había sido su vecina. Algo que es habitual para esta delegación, poner en contacto a sus parroquias o con Cáritas, para solventar problemas como estos a personas de escasos recursos o con situaciones muy delicadas.
Más allá de la religión
El caso de esta vecina de Villalpando, que no profesaba la fe católica sirve para explicar que estos capellanes y la delegada atienden por igual a los enfermos y familiares del Complejo Asistencial de Zamora independientemente de su creencia religiosa.
"Es habitual que gente atea, agnóstica o aconfesional también solicite nuestra ayuda o acepte que pasemos a visitarlos en sus habitaciones", explica el capellán Héctor. También suelen acompañar a personas que profesan otras religiones como la ortodoxa y, sobre todo, evangélicos. "La comunidad gitana en Zamora es bastante grande y tratamos con ellos de igual manera, porque, además, los fundamentos de su fe son similares, y al final lo que buscan es ese consuelo", añade.
En menor medida también han trabajado con pacientes musulmanes, y esta Pastoral de la Salud defiende que el acompañamiento que ejercen es "a nivel humano, para dignificar a la persona, más allá de lo religioso, es algo espiritual, y no puramente cristiano".
Y ante este aumento de la multiculturalidad, no cierran la puerta a poder contactar con imanes o rabinos, para consultarles algún caso o trabajar en conjunto con ellos. "Si se diera el caso no existe ningún problema, porque queremos que la atención espiritual sea integral", aseguran.
Apoyo a los sanitarios
Este apoyo espiritual y acompañamiento también se extiende al personal sanitario del Complejo Asistencial de Zamora. La Pastoral de la Salud está abierta a apoyar también espiritualmente a médicos, enfermeros y cualquier trabajador que necesiten ese apoyo por estar sufriendo quizá la pérdida de un paciente o un caso complejo. Si bien es cierto que, actualmente eso les ocurre en contadas ocasiones, porque llevamos poco tiempo nuestro foco fundamental está en el enfermo y la familia". Pero están abiertos a "nuevos caminos de ese tipo".
Por el momento, sus charlas con los sanitarios son más de "vínculo y compañerismo", preocupándose por su día o el nivel de estrés que soportan. Además, suelen celebrar todos los patrones de cada especialidad, eucaristías, la Navidad y bendicen todas las plantas y los servicios sí así lo quieren.
"La verdad que el vínculo con los profesionales sanitarios que incluye a los médicos, enfermeras, personal de limpieza, personal de administración viene siendo muy natural. A tal punto que ya te buscan para el bautizo de los hijos o para casarse", explica el capellán Héctor.