La serie de los hermanos Caballero, 'El Pueblo', para Amazon Prime y Telecinco, ha sido una de las producciones más seguidas y aclamadas de los últimos años. La pandemia y el confinamiento hizo que los telespectadores se enamoraran de los habitantes de la ficticia Peñafría, que se ubica en la despoblada aldea soriana de Valdelavilla. El alcalde, Alsacio y, sobre todo, 'El Ovejas' se robaron el corazón de miles de personas que se partían de risa con sus peripecias, junto a los 'forasteros', que decidieron iniciar una nueva vida lejos de la ciudad.
Javier Losan es quien encarna al entrañable 'El Ovejas'. Probablemente el personaje más querido de la serie y que se ha convertido en el gran protagonista de la serie. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León ha podido charlar con él y, afortunadamente nos ha dicho mucho más que "ni confirmo, ni desmiento". De hecho, este actor manchego ha compartido su historia más emotiva y que le llevó a utilizar esta creciente fama con su peculiar personaje televisivo para sacar adelante una generosa iniciativa: ayudar a los niños y jóvenes que sufren acoso escolar.
Y es que Javier conoció a una niña burgalesa con discapacidad intelectual que sufría bullying por dicha condición, y que solo era capaz de salir de la cama cuando escuchaba la canción que 'El Ovejas' compone en uno de los capítulos porque quiere ser "una estrella del rock campestre". A raíz de conocer esta historia y a la niña, el actor se plantó en los dos colegios en los que había estado esta pequeña para dar sus primeras charlas sobre el acoso escolar. Un primer paso que se ha convertido en su proyecto de ayuda personal y con el que busca, por un lado insuflar ilusión y esperanza a quienes sufren el bullying; y por otro, concienciar a quienes lo ejercen o lo consienten, sin alzar la voz.
Un precioso y generoso gesto por el que el congreso motivacional Ahora Ilusión, que se celebra en el Teatro Ramos Carrión de Zamora, el 10 y 11 de febrero, ha decidido otorgarle el primer Premio Ilusión, que se estrena este mismo 2023. La entrega será el viernes a las 20.30 horas, donde los asistentes tendrán la oportunidad de pasar un rato con este solidario actor.
Pregunta.- La primera pregunta es casi obligada, ¿cómo estás viviendo el éxito de ‘El Pueblo’?
Respuesta.- Lo estoy viviendo desde el primer momento que grabamos la primera temporada y vimos que tuvo mucho éxito. Fuimos en la serie más vista ese año en abierto y con eso ya te vas mentalizando de lo que puede llegar a ser. Es que salgo a la calle y el 80% de la gente me conoce. Por lo que estoy contento y alegre y me siento privilegiado de trabajar, bueno, no de trabajar, de dedicarme a lo que me gusta, que no es un trabajo, es mi pasión. Entonces me siento fenomenal y muy feliz.
P.- ¿Qué te dice la gente por la calle?
R.- De todo. Lo primero es pedir una foto. Pero, por ejemplo, el otro día me encuentro con una señora de casi 60 años y casi le da un pasmo porque no se creía que era yo. Me tocaba en el brazo y me decía: "¿Eres tú?", y yo le digo, "claro que soy yo, El Ovejas". Y ella muy contenta y nerviosa me dice: "Entonces tenemos que hacernos una foto porque mi hija no se va a creer que estoy contigo". Nos hicimos una foto, se la mandó y la hija que, estaba tomar por culo, se quería venir.
Está guay porque todo el mundo dice que la serie está muy bien la serie, que les he ayudado un montón, que se sienten orgullosos de una persona como yo, que aunque sea conocido nunca diga que no. Yo es que nunca digo no a ninguna foto. Por ejemplo, esta mañana me escriben por Instagram, un chico que tiene un canal de YouTube que está empezando y quiere una entrevista. Claro, todo el mundo le dirá que no. Entonces yo le he dicho que sí, porque digo yo también empecé de cero en algún momento, y pienso que ojalá y cuando yo empecé hace 35 años hubiese habido gente como yo que me hubiese querido ayudar. Así que le dije: "Si tú me haces una entrevista seria, a mí se me da igual los suscriptores que tengas y leches. Yo lo que quiero es ayudarte".
P.- ¿Por qué crees que ha enganchado tanto la serie y le ha gustado tanto a la gente?
R.-La serie tiene varios secretos. Porque es una serie familiar, donde varias generaciones pueden sentarse a verla. Hace poco me decía un abuelo que lo bueno que tiene esta serie es que se ponen a verla su hijo, su nieto y él. Eso es un acierto, tener una serie familiar.
Otro acierto es que los personajes autóctonos del pueblo no fueran figuras de primera línea. Porque yo era conocido, pero muy poquito, por el Show de José Mota. Los otros también por otros trabajos que habían hecho. Pero no éramos de primera línea ni tan siquiera de segunda. Éramos como de equipo regional. Entonces eso le daba más veracidad a la serie.
También ha sido fundamental la clave que nos dieron los directores para esto: que esto no era teatro, que se trataba de una serie, que era verdad. Todo lo teníamos que hacer de verdad. Entonces todo lo que veis en la serie es verdad. Ósea, las paredes, todo lo que veis. Y son cosas que pueden ocurrir y han ocurrido en la realidad. De hecho, la realidad supera la ficción muchas veces.
P.- Decías que muchas veces la realidad supera a la ficción, cuéntame alguna anécdota sí que recuerdes de la grabación curiosa.
R.- Estamos grabando en uno de los capítulos, donde los tres del pueblo vamos en un Renault 6 a Madrid. Estamos pasando por la Castellana y le tenemos que dar la vuelta a la manzana del hotel Palace. Pues claro, tú imagínate. Tuvimos que dar vueltas porque en el primer pase no se grabó, donde nos tenía que adelantar un monopatín. Entonces tuvimos que dar cuatro o cinco pases para que la secuencia se quedara rodada. Entonces en una de las vueltas que estábamos dando, con todo el cantazo, vestidos de aquella manera en un Renault 6, en plena Castellana y en frente a las Cortes. Pues nos pilló una pareja de la Policía Local y nos echó al alto y cuando fue a pedirnos explicaciones dice: "Hombre, si es el alcalde, El Ovejas y el Alsacio, ¿qué estáis haciendo por aquí?". Y al explicarles que estábamos rondando nos dejaron continuar. Estuvo divertido.
P.- ¿Y en el pueblo?
R.- Mira, una anécdota súper graciosa y que encima está grabada y publicada en Instagram. Estamos grabando alrededor de un pozo. Una secuencia que está María Hervás, Carlos Areces y Nico Mota hablando y, Carlos se fue acercando al pozo que está por debajo de la casa de Arsacio, a metro y medio, donde hay un terraplén de tres metros. Entonces, Carlos Areces no se dio cuenta y fue echándose para atrás, para atrás, y ¡bum! De pronto estaban grabando y desaparece. Y resulta que se había caído por el terraplén, pero con la fortuna de cayó de pie sobre la tierra y no se hizo nada. Menuda mañana pasamos a reír.
P.- La premisa es un grupo de urbanitas que deciden abandonar el estrés y ansiedad de la ciudad e irse a vivir a un pequeño pueblo de Soria, donde supuestamente van a encontrar una vida más sencilla. Pero, tú conoces el medio rural y sus problemas, ¿crees que realmente es una vida más sencilla?
R.- Como te dije antes, la realidad es superar la función. Si me voy a mi pueblo, que es un pueblo pequeñito de Albacete, y metiéramos en una serie lo que ha sucedido en algunos momentos de la historia del pueblo, sería brutal, sería de XX, no darían crédito. ¿Cómo en un pueblo no puede pasar eso? Pues sí, en mi pueblo han pasado unas cosas de escándalo. Lo que sucede en la serie puede suceder en cualquier pueblo.
P.- Y con respecto al estrés?
R.- Lo que pasa es que hay una cosa que se llama "estrés" que la ciudad te inyecta en vena, y en los pueblos el que se estresa es porque quiere. En el pueblo es todo más sencillo. Si tú lo haces difícil es porque lo quieres hacer tú, pero en el pueblo todo es más fácil, todos los sitios están cerca, vas andando a cualquier sitio en cinco minutos, conoces a todo el mundo, saludas, en cualquier esquina te puedes parar con alguien del pueblo a charlar un rato y se han pasado dos horas.
Lo bueno que tienen a los pueblos también es que al tener Internet, como los pueblos se están despoblando de una forma desmesurada, el tener Internet te facilita a la hora de poder ocupar muchas horas del día, trabajando, incluso, y divirtiéndote. Porque las redes sociales están para las dos cosas, pero en su justa medida, porque no puedes estar enganchado a los videojuegos 14 horas. Aparte de que te quedes ciego es que estás desaprovechando tu tiempo, y el tiempo, en realidad, lo único que tiene el ser humano en la Tierra. Desde mi punto de vista, el humano no tiene casas, no tiene yates, no tiene supercoches, no tiene propiedades, no tiene dinero, lo único que tiene es tiempo. Y hay que aprovecharlo. Hay que aprovecharlo, porque cuando nos vayamos más al otro lado del planeta, o dónde nos vayamos, que no sé dónde iremos, pero cuando nos vayamos y desaparezcamos de aquí, pues, en realidad, te das cuenta de que lo único que tienes es tiempo.
P.- La grabación de ‘El Pueblo’ fue algo inédito en España. Se alquiló toda la aldea de Valdelavilla y allí convivió todo el equipo.
R.- Nosotros fuimos a grabar el piloto en septiembre de 2017. La productora llevaba ya año y medio intentando encontrar un pueblo para que pudiese grabar la serie. Tenían que encontrar un pueblo que no viviese gente porque, si no, podía haber muchos Alsacios y no te dejan grabar. Entonces, necesitaban un sitio que estuviera vacío, que no fuese llano, alejado de los ruidos y que estuviese arreglado. De hecho, donde rodamos las casas estaban tan bien arregladas que el equipo de Arte tuvo que hacer maravillas porque tuvieron que envejecer partes de las casas para que sirviera para la serie.
La verdad es que es un sitio maravilloso porque durante el rodaje de las temporadas que fueron cuatro meses y medio, vivimos allí los actores, parte de dirección y parte de producción. Dormíamos en las habitaciones en la planta de arriba, porque los escenarios solo eran la planta baja de las casas.
P.- ¿Y cómo fue esa experiencia de vivir todos juntos allí?
R.- Para mí fue maravilloso porque en el mismo sitio donde trabajas, también vives. No tienes que estar trasladando con coche. Yo me levantaba y tenía el comedor para desayunar a 20 metros. Nad de esperar a un coche de producción y moverte de un lado para otro, el rodaje fue en el mismo pueblo.
Luego está la convivencia entre nosotros, pero la verdad es que los hermanos Caballero han sabido crear un grupo, por lo menos en 'El Pueblo', maravilloso, no solo de buenos actores, sino de buenas personas. Eso también hay que tenerlo en cuenta. Yo me acuerdo con una de las conversaciones que teníamos con Alberto Caballero, era que premiaba mucho el que fuéramos buena gente, que no diéramos problemas, que podía no ser un Marlon Brando, pero que si daba problemas no lo quería. Quería alguien de menor calidad interpretativa, pero que no diera problemas y que fuera buena gente, que fuese buen y solidario con cualquier tipo de problema.
P.- Y al final eso creo que se nota, ¿no?
R.- Es otro de los secretos de la serie. El buen ambiente entre los actores se traslada a la pantalla, nos convertimos cómplices en unos con otros. Cuánta más empatía haya entre unos y otros, más pendientes estamos de la interpretación de los demás para que esa acción-reacción, que en definitiva de la interpretación es eso, estés con los cinco sentidos ahí puesto por cada uno.
P.- Tras estas experiencias en Soria y que tú mismo has residido en el medio rural, ¿crees que existe solución para esta despoblación tan dura que viven territorios como Castilla y León?
R.- Solución lo veo más que jodido, porque la solución sería crear puestos de trabajo. Yo lo que sí pediría es que a nivel gubernamental, que si algunos emprendedores quieren montar sus negocios en zonas despobladas o semidespobladas, que faciliten lo máximo posible para que esas pequeñas empresas puedan ser realidad y algunos puestos de trabajo crearían. Y si creas puestos de trabajo, al final van llegando familias. Yo recuerdo que en el pueblo de al lado de Valdelavilla, en San Pedro, hay varias empresas que tienen varios empleados, y una de ellas me decía que es que la Comunidad quien les ponía un montón de trabas para abrir negocios. Un montón de papeles. Yo no digo que si en la ciudad te piden ese tipo de papeles que tienes que cumplir, en el pueblo también, pero creo que en el pueblo habría que tener otro tipo de legislación que pudiera abrir un poco el abanico y ayudar a que cada vez haya más emprendedores y más pequeñas empresas que puedan llegar a los pueblos. Es lo único que se me ocurre porque ya han desaparecido un montón de empleos que antes existían. Yo me acuerdo cuando era pequeño en mi pueblo había muchos pastores con pocas ovejas, ahora hay dos pastores y cada pastor tiene tres mil y pico ovejas.
P.- ¿Podría estar la clave en eso mismo que propone la serie, que las medidas de gobiernos y demás se enfoquen en facilitar que la gente que vive en las ciudades pueda trabajar y vivir en los pueblos?
R.- Claro, es lo que hace el Ayuntamiento de Peñafría en la serie. Regala casas, pero eligiendo a quienes las habitan. Hace entrevistas para ver qué tipo de casa le viene mejor a cada familia, incluso a la del huerto, le proporcionan un huerto, y semillas para que se pueda valer por sí misma. También en la tercera temporada, el pelirrojo se monta un chiringuito allí en su casa para teletrabajar. Así que lo importante es que den facilidades y cualquier tipo de emprendedor que quiera montarse su negocio en una pequeña población pueda hacerlo sin ningún tipo de cortapisas.
P.- El viernes 10 de febrero, recibirás el primer Premio Ilusión, del evento organizado por Miguel de Lucas en Zamora, por tu labor en la lucha contra el bullying en los centros escolares. ¿Cómo surge esta idea?
R.- Todo empieza cuando yo comienzo a tener redes sociales, porque si no tienes redes sociales parece que no existes. Entonces contrato a Eva como community manager para que me lleve el tema de las redes, las comunicaciones y las entrevistas. Y una de las imágenes que queríamos proyectar de Javier es el tema humanitario. Hice algunos pinitos en Cáritas y demás, pero no me terminaba de llenarme el alma. Así que el 31 de diciembre del 2021, una madre me escribe por Instagram y me cuenta que tiene una niña de Burgos que no quiere ir al colegio, porque tiene una discapacidad intelectual y los niños se ríen de ella, le hacen bullying y la ha tenido que cambiar de colegio. Pero me cuenta también que lo único que le anima y le levanta todas las mañanas es la canción de 'El Ovejas', la de La Lebrijana. Me explica que la niña lo primero que hace por la mañana es escucharla, y cuando viene llorando todos los días del colegio lo mismo. Es en ese momento cuando le comento a Eva que creo que hemos encontrado el camino que estábamos buscando. A raíz de ahí, hice una videollamada a la niña ese mismo 31 de diciembre y no veas la que se montó en su casa. Desde entonces, la vida de la niña ha mejorado y ahora me llama 'tío'.
Así que tras esto, decidimos organizar charlas para hablar sobre el acoso en las aulas, y el primer sitio al que fuimos fue a los dos colegios de Burgos en los que había estado esta niña. Conmigo van Eva y Alejandro, que es abogado criminalista especialista en acoso y bandas callejeras. Y después de esta primera experiencia planeamos cómo sacar tiempo para hacer esto mismo dos veces a mes en colegios de toda España.
A través de las redes sociales nos van llamando los colegios o la AMPA, y ya tenemos casi todo el año cubierto con dos charlas al mes. Eva, que también es coaching, les habla de las redes sociales; luego yo les hago una comparativa entre los elementos que consta la interpretación, el teatro, y los elementos que consta el acoso, que son parecidos pero con fines totalmente distintos. Y les cuento un par de experiencias mías. Y para cerrar está Alejando como especialista en todos estos temas de Internet, y de bandas latinas, porque hay verdaderos problemas sobre todo en el corredor de Linares, en Madrid, con el tema de las bandas latinas.
Aparte de las charlas también donamos un buzón para que el colegio lo ponga en un sitio de poco tránsito y todo aquel que quiera echar un papel porque ha visto que le hacen bullying a alguien o porque alguien le hacen bullyingn o el mismo acosador, que no sabe cómo controlarse pueda pedir ayuda.
P.- A esas primeras charlas que hiciste en los dos colegios de esta niña de Burgos, ¿cómo reaccionaron esos alumnos? Porque claro, conocían a la niña.
R.- Pues sucedió que cuando empecé a hablar de la experiencia de por qué comencé a dar charlas sobre el bullying, sabían a quién me refería. De hecho, en ese mismo momento, empezaron a llorar otras dos o tres niñas que les hacían bullying también.
Yo lloro en todas las charlas, se me pone un nudo en el estómago porque a mí también me hicieron bullying durante un año entero cuando tenía 13 años. Entonces, llega un momento en que te emocionas y a uno se le saltan las lágrimas. Y eso parece que también les llega a la gente.
El hecho de ser un personaje popular, parece que la gente como que te escuchan más. Si hora da la charla a un profesor de los que ellos tengan, un padre, un policía, no le hacen caso. Pero voy yo a darle la charla y como que me prestan más atención. Entonces, yo creo que esa es una herramienta que tenemos que yo creo que tengo que usar para seguir luchando contra el acoso. No olvidemos que hay niños que han llegado a suicidarse y mientras que eso exista, yo seguiré luchando contra el acoso.
P.- Tras dar las charlas, ¿te han comunicado los colegios que haya habido un cambio de actitud de los alumnos o si ha salido algún caso más tras pasar por allí?
R.- En algunos colegios, sí. Nos han enviado mensajes contándonos cosas así y pidiendo que volvamos otra vez. De hecho, tengo un libro que me mandaron después de dar las charlas donde unos 30 niños contaban cómo recibieron ellos las charlas. Nosotros, con que una persona de las que nos escucha, sepa a recapacitar, ya con eso, para nosotros es un éxito.
P.- Pero cuesta que recapaciten, porque tienen toda la información del mundo y, aún así, cada vez hay más casos.
R.- Pues sí. Te pongo como ejemplo que la semana pasada fuimos al colegio de un barrio de Madrid y nos tuvimos que poner serios de verdad porque los niños, de 12 a 14 años, les sudaba aquello. No nos hacían ni caso. Yo mismo le dije al profesor que estaba encargado, que si seguían en la misma actitud nos tendríamos que ir. O que si no les interesaba la charla, que se largaran de allí. Y empezaron a insultarnos y a reírse. Al final nos tocó pagarles con la misma moneda y ponernos a su altura, respondiendo a los insultos. Ahí ya parece que se relajaron y estuvieron callados y escuchando. Hay casos en los que la única opción es ser igual de agresivos que ellos, es que es tristísimo, la verdad.
P.- Pero sobre todo intentas insuflarles ilusión y esperanza porque las cosas van a mejorar.
R.- Bueno, sí. Es que mi personaje en 'El Pueblo' ha sido un poco así. A lo largo del confinamiento, que fue cuando pegó el pelotazo la serie y empezó a despegar me mandaban cosas por Instagram que se me ponían los pelos de punta, gente con muchas depresiones y que la única forma y único momento del día que desconectaban era cuando veían 'El Pueblo, y sobre todo el personaje de 'El Ovejas', que es el que más se ha calado en la sociedad española. Por su ternura, por ser entrañable, por esa simpleza, porque no tiene filtros, pero no es el paleto del pueblo. Es un tipo sabio. Es un tipo que ha calado y, de hecho, ahora mismo es la punta de lanza de la serie. ósea, todos están cojonudos, pero siempre que le preguntas a alguien con qué personaje te quedarías si eligen a uno, me eligen a mí.
P.- El congreso Ahora Ilusión de Zamora es el primer evento motivacional que se basa en el concepto de ‘ilusión’ para buscar el desarrollo personal. ¿Qué papel crees que puede jugar la ilusión de cada uno en la mejora de sus vidas o de su estado de ánimo?
R.- Sin ilusión estás muerto. La ilusión es el motor. Si no tienes ilusión por las cosas. te apagas. Yo tengo ilusión por todo. Ahora estoy preparando una función de teatro que estreno el 16 de marzo aquí en Madrid y estoy superilusionado. Si no hay ilusión es que no haces las cosas, porque las harías mecánicamente. Y no solo en nuestro mundillo, cualquier persona un mecánico, un panadero o un pastor, si no tienen ilusión por seguir adelante y por vivir, no vale. Hay que estar activo y positivo. Siempre hay que pensar en positivo, es una de las reglas que me aplico a mí mismo, lo que me suma para adelante, lo que me resta, lo siento, pero he aprendido ya después de 53 años a decir no, no te quiero a mi lado.