Las pintadas suponen un grave problema para el patrimonio arquitectónico y artístico de la ciudad de Zamora, donde los vándalos no respetan ni la propiedad privada ni la pública. Tampoco les importa demasiado que sus actos dañen un patrimonio histórico y cultural que se remonta a hace siglos y que constituyen una seña de identidad única de la ciudad del románico por excelencia. Sangrantes son las fogatas y pintadas que sufre la portada de la iglesia románica de San Esteban de fin en fin de semana; las pintadas estampadas sin piedad sobre el lienzo de la muralla medieval que circunda el castillo, por ejemplo.
La última barbarie sufrida en el patrimonio de la ciudad la daba a conocer el portavoz municipal del PSOE y candidato a la Alcaldía, David Gago, que se encontraba así la fachada de una joya arquitectónica del modernismo situada en la pintoresca calle Balborraz de Zamora. Se trata de la casa López (1908) del arquitecto catalán Francesc Ferriol, quien dejó su impronta en la ciudad durante la década en la que trabajó en Zamora como arquitecto municipal. A lo largo de esos fructíferos diez años obsequió a la capital del Duero con obras tan reseñables como el laboratorio municipal, en los jardines del Castillo; el Teatro Ramos Carrión; la casa Tejedor en la Ronda de la Feria, una ampliación de la Plaza Mayor y, en también en la calle Balborraz, la casa Leirado. Todas ellas entre 1908 y 1916.
Pues bien, la citada casa López ha perdido repetinamente su esplendor por culpa de algún desalmado, y así lo denuncia David Gago:
"Tenemos que cuidar más nuestro casco histórico. No nos podemos permitir tener un edificio modernista de Ferriol de meadero y con la firma de algún pintamonas. #Zamora tiene que lucir perfecta para nosotros y para los que vienen".