Zamora parece que va dejando atrás dos años de pesadilla en lo que se refiere a las sequías. Según los datos oficiales, el agua embalsada de la provincia alcanza los 1.260 hectómetros cúbicos, es decir, que los embalses zamoranos están a un 71,31% de capacidad media. Una cifra muy superior a la registrada en las mismas fechas del año 2022, donde apenas alcanzaba el 40,75% con 720 hectómetros cúbicos. Cabe recordar que meses antes, en septiembre, el Gobierno de España había autorizado el trasvase de agua a Portugal, en cumplimiento del Acuerdo de Albufeira.
Una situación de extrema sequía en los embalses zamoranos que, ahora, presentan unos datos francamente alentadores. Y es que no es solo que Zamora haya mejorado sus datos con respecto al año anterior, sino que ha registrado los mejores datos de media de los últimos diez años. Esta media se sitúa en 1.169 hectómetros cúbicos, con un 66,18%; es decir, que los embalses zamoranos tienen un 11,13% más de agua que en la media de la última década.
Si desgranamos por embalses, la mejoría se siente especialmente en el embalse de Cernadilla. El 20 de febrero del año pasado este espacio acumulaba apenas 46 hectómetros cúbicos, mientras que según el último registro de esta misma semana, Cernadilla acumula 177 hectómetros cúbicos, llegando al 69,41% de su capacidad. Unos datos que también son superiores según la media de los últimos diez años, donde se queda en los 133 hectómetros cúbicos, a poco más de la mitad de su capacidad.
Otro de los embalses que más ha preocupado estos últimos años es el de Ricobayo. Tras la brutal sequía de 2021, más el desembalse de ese mismo verano, en febrero de 2022, sus aguas se quedaban en un 33,71% de capacidad (386 hectómetros cúbicos). Pero según el último registro, Ricobayo tiene acumulados 780 hectómetros cúbicos, con lo que supera el 68,12% de su capacidad. Un 2% más que en la media de sus últimos diez años, donde se queda en los 736 hectómetros cúbicos.
En el caso del embalse de Nuestra Señora de Agavanzal la mejora es más moderada, ya que su capacidad de acumulación también es menor y sufrió menos el descenso de las aguas. Así, este embalse se encuentra al 80,56% de su capacidad, con 29 hectómetros cúbicos; frente a los 26 del año anterior; y superando la media de los últimos diez años de 27 hectómetros cúbicos.
A este le sigue Villalcampo, que se encuentra prácticamente lleno al 95,45% de su capacidad con 63 hectómetros cúbicos. Por tanto, registra tres hectómetros cúbicos más que el año 2022 y uno más que en la media de los últimos diez años.
Y cierran este listado los embalses de Castro y Valparaíso, que son los únicos que presentan peores datos que durante el año anterior. El primero registra una acumulación de 24 hectómetros cúbicos (88,89%), mientras que en 2022 alcanzaba los 25 hectómetros cúbicos (92,59%). Si bien su media de los últimos diez años se mantiene.
Una situación parecida a Valparaíso, que con 151 hectómetros cúbicos y un 89,35% de capacidad, presenta datos ligeramente inferiores a febrero de 2022, cuando acumulaba 155 hectómetros cúbicos y un 91,72% de capacidad completada.