Un país mágico lleva siete temporadas recorriendo algunos de los lugares más maravillosos de la geografía española. Trece capítulos por temporada descubriendo a los telespectadores de Televisión Española cuántos espacios mágicos, únicos y encantadores tiene nuestro país y cuánto tienen para ofrecer a quienes quieran acercarse a ellos.
Un programa de divulgación cultural, turística e histórica de la mano del mago zamorano Miguel de Lucas, que ha logrado sentar frente al televisor, ordenadores, tablets y móviles a miles de espectadores cada semana. Los datos hablan y dicen que la media de espectadores oficiales de Un país mágico rondan los 300.000. Pero es que en más de un capítulo esa cifra ha superado el millón y medio de espectadores. Ahí es nada.
Una acogida absolutamente exitosa que Miguel de Lucas recibe "muy contento, feliz y satisfecho por la acogida, aún siendo un programa sobre todo cultural, muy blanco, y que tiene como base poner en valor el patrimonio que tiene este país". Algo que se ha recibido de forma muy positiva por los espectadores, lo cual para el mago zamorano significa que "la cultura interesa, sobre todo lo que tiene que ver con las personas, la gastronomía, la cultura o la arquitectura".
No hace falta definir a Miguel de Lucas por él solo lo hace divinamente. "Me ha encantado convertirme de alguna manera en el mago que enseña España de una manera diferente, es algo muy bonito y significativo para mí", indica.
El Jordi Hurtado de la magia
Una tarea que los espectadores le han otorgado apoyando las siete temporadas que el zamorano acumula en TVE. Algo nada sencillo en la televisión de hoy en día, donde la paciencia de los televidentes y de las propias cadenas es escasa y obtener la confianza de ambos es todo un logro.
En la cadena pública lo saben, por ello, Miguel de Lucas ya se ha ganado el apelativo de "el Jordi Hurtado de la magia". Hasta ya mantiene una broma interna con el eterno presentador de Saber y ganar y este le dice "aquí tengo a mi sustituto". Y que alguien como Jordi Hurtado diga eso de él le infunde "orgullo y, sobre todo, responsabilidad".
Miguel de Lucas recuerda que este proyecto nació como "un juego, una broma y un sueño", pero tras todo el camino andado, el zamorano solo puede pensar que "es el ejemplo de que cuando los sueños se cumplen dejan de serlo para ser otra cosa".
En concreto, esa "cosa" es un programa de divulgación cultural que ha conseguido traspasar el corazoncito de los espectadores a través de "un ocio inteligente", que emplea su hueco en la pantalla "para dar a conocer lugares a través de un poco de las emociones". Todo a través de un mago, que se ha convertido "en el mago de las personas, que traza puentes invisibles entre el patrimonio, para mostrar España".
Y es que Miguel vive el programa como "un niño curioso", y puede que ahí esté la magia del mismo. El mago explica que, durante los programas "hago las preguntas que, evidentemente, hacen los guionistas porque yo no soy periodista, pero también se suelen incluir en el montaje final otras que a mí se ocurren porque vienen muy a cuento y que se le ocurrirían a cualquier niño cuando se encuentra con una persona que sabe mucho más que yo". Algo que da verdad, cercanía y ganas de aprender a quienes lo ven en pantalla.
La fórmula del éxito
Al mago zamorano le cuesta definir la fórmula del evidente éxito de Un país mágico. Se atreve a aventurar que es "un cúmulo de circunstancias". Por un lado lo achaca al mérito que creen que tienen sus compañeros de audiovisual, "que hacen una edición y un montaje impecable, se cuida cada plano al máximo de detalle". Y más tímidamente, reconoce que "algo tendré yo que ver también".
Está claro que algo tiene un programa que se enfrenta a la complicada franja horaria del domingo a las 19.45 horas. Un momento de la semana que, independientemente la época del año, se suele dedicar a salir a la calle, dar un paseo y arañar los últimos instantes de ocio del fin de semana. Pero Miguel de Lucas confía en Televisión Española y en su decisión. Y algo deben saber cuándo los datos son los que se ven en las audiencias.
Además, entra en juego un componente muy importante en la forma de consumir televisión hoy en día: Internet y las plataformas de streaming. Miguel de Lucas destaca el nivel de RTVE Play como plataforma para consumir televisión a la carta y echa de menos el poco conocimiento que los usuarios tienen de ella.
Aunque, en el caso de Un país mágico, las cifras de visibilizaciones online también son buenas "y tenemos un lugar destacado en la plataforma". Pero, además, al zamorano le han llegado informaciones de que algunos colegios e institutos "lo utilizan para proyectarlo en las aulas como actividad educativa".
¿Cómo se hace la magia?
La gran pregunta es: "¿Cómo se hace magia de la magia?". En el caso de Un país mágico el equipo con el que cuenta Miguel es fundamental para encontrar esos encantadores rincones por los que el mago ha pasado en estas siete temporadas. Normalmente, la productora hace una propuesta con la que tiene que llegar a un consenso con el equipo directivo de TVE.
Pero también es cierto que, en los últimos tiempos y dada la popularidad del programa, "hay pueblos y ciudades que están enviando cartas para que vayamos a sus territorios". Y no es para menos. Se trata de una promoción bonita, cuidada y original, casi impagable para los lugares que ya han pasado por el objetivo de Un país mágico.
Y como buen zamorano, Miguel de Lucas reservó algunos de los programas más entrañables para su tierra. Zamora capital (2017 y 2019) y Sanabria (2017) desplegaron su magia (porque tienen mucha) ante los espectadores de Televisión Española. Pero no acabará aquí la cosa. Pese a que todavía no puede confirmar esa octava temporada, Miguel tiene claro que quiere sacar toda la magia de Benavente y Toro. "Creo que son dos lugares que tienen mucho que contar y enseñar", detalla.
Hablando de esa magia, también está la magia que no se ve. La que queda detrás de cámara, pero que es fundamental para que lo que sí se ve, luzca de forma brillante. El propio Miguel lo pone especialmente en valor. "La producción es un trabajo muy duro, que tiene que estar muy coordinado, pero que tiene muchas cosas que, a veces, no se pueden controlar", explica.
El programa trabajar en una combinación maravillosa de interiores y exteriores que obligan al equipo a "lidiar día a día con todo lo que va ocurriendo". Por lo que tener a buenos profesionales y de confianza le da a Miguel de Lucas una tranquilidad absoluta para poder hacer su magia, la otra magia.
La magia como 'late motiv' de la vida
La magia para Miguel de Lucas hace tiempo que dejó de ser un método solo de entretenimiento. De hecho, el zamorano confiesa que "hace tiempo que dejó de interesarme en ese sentido". Para él, la magia "es una actitud ante la vida y es una visión que nos permite ser un poquito más optimista".
El mago está embarcado en varios proyectos en los que usa la magia para trabajar las emociones, los sentimientos y los procesos de comunicación. "Para esto que está tan de moda ahora que es el empoderamiento. Trato de poner en valor las capacidades que todas las personas tienen y que, a veces, permanecen dormidas y a través de la magia se puede despertar.", explica.
Así ocurre, por ejemplo, con su congreso Ahora Ilusión, que celebraba el pasado mes de febrero su segunda edición, como no en Zamora, con una gran acogida de público y la presencia de artistas como Sara Escudero, Javier Losán o Pedro García Aguado. El objetivo del evento es que cada persona sea consciente de que otra forma de vida es posible "y que solo depende de nosotros".
Miguel reconoce que, de todos sus proyectos, este es del que se siente más orgulloso. El feedback que ha recibido con esta segunda edición no ha podido ser mejor. "Cada vez viene más gente de fuera, cada vez se venden más tickets y cada vez la gente nos manda más mensaje positivos a través de redes sociales y nos dice que están encantados de que este tipo de cosas se hagan", explica emocionado.
Aunque este no es el único proyecto en el que Miguel aúna las enseñanzas de la magia y su aplicación a otros terrenos de la vida. En estos momentos, el mago zamorano también está inmerso en dos proyectos que dependen de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León. El primer es una formación intensiva de ocho horas para docentes de infantil, primaria, secundaria y grados formativos de cada una de las provincias, más por Ponferrada, donde los profesores aprenden a usar la magia como herramienta pedagógica, para poder aplicar al aula.
Y el otro se trata de conferencias motivacionales para alumnos de primero de la ESO, "que al final se convierte en un consultorio", apunta Miguel. El zamorano también estudió Psicología y, al final de la charla, el evento "se convierte en un consultorio donde los niños hacen preguntas sobre cosas que les preocupan, y ven en mí a alguien que les tiene que dar respuesta a todos". Y eso que, como reconoce, a veces no la tengo, soy sincero y les digo que no tengo respuesta".
Se trata de dos iniciativas "muy bonitas" que están unidas a su tesis doctoral, que está haciendo de una manera codirigida entre la Universidad de Salamanca y la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Una tesis que le está llevando a analizar las competencias comunicativas que los docentes de infantil y de primaria necesitan tener para convertirse en buenos oradores. Miguel explica que los profesores en formación no tienen una asignatura específica en ese sentido, algo que considera paradójico en "alguien que se va a dedicar a hablar continuamente, no solo para transmitir contenidos sino para transmitir emociones, y nadie les forme en esto". Así que su objetivo es ver cómo la magia es capaz de formar a estos docentes para que mejoren sus competencias comunicativas.
Y por si tuviera poca tarea, Miguel de Lucas desvela a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León algunas pinceladas del que será su próximo proyecto: 'El mago de las personas'. Una iniciativa donde se ha propuesto hacer magia, "pero de verdad, ayudando a personas a las que les resulta imposible hacer una cosa". Sin querer desvelar mucho, cuenta que ejercerá "como de coach, pero no de los vende humo, sino con un respaldo académico y de la ciencia".