Las hermanas Clarisas que residían en el Convento de Santa Marina abandonan el lugar tras 145 años, y se trasladan a León. Así lo ha anunciado el Obispado de Zamora, quien también ha informado que dicho convento, situado en la plaza Fray Diego de Deza 7 de Zamora capital, y fundado hace cinco siglos, se verá obligado a cerrar sus puertas debido a la drástica reducción del número de hermanas que conforman su comunidad. La decisión ha sido tomada debido a que el monasterio no puede funcionar con autonomía, ya que el número de hermanas que lo habitan ha disminuido considerablemente en los últimos años.
El Convento de Santa Marina fue fundado en 1482 y ha sido el hogar de las religiosas clarisas durante 541 años. En 1868, el gobierno revolucionario decidió convertir su convento en la sede del gobierno civil, lo que obligó a las religiosas a ser exclaustradas y trasladadas al Monasterio de Santa Clara, donde permanecieron por 13 años. En 1881 las religiosas salieron del convento de Santa Clara y se mudaron, con el apoyo del nuevo obispo, a una casa que habían comprado en la rúa de los notarios mientras buscaban un lugar definitivo donde vivir. Gracias a la ayuda del obispo y otros pelados españoles, las religiosas consiguieron comprar el palacio del marqués de Villagodio, donde han residido desde entonces.
A pesar de la larga historia del convento y su importancia en la comunidad religiosa de Zamora, las hermanas Clarisas se verán obligadas a abandonar la ciudad y unirse a la comunidad de Clarisas de la ciudad de León. La Madre Abadesa ya reside allí desde diciembre de 2022, por motivos de salud. Las hermanas han mostrado su conformidad con la decisión y el Convento de Santa Marina pasará a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora.
Desde la diócesis de Zamora se ha agradecido profundamente "el trabajo callado" que durante siglos ha realizado la comunidad de hermanas clarisas, contribuyendo al "sostenimiento espiritual del pueblo cristiano de la ciudad con su cercanía, oración y constante búsqueda de la santidad. La vida consagrada de las hermanas, su ejemplo, su silencio y su pobreza han sido un regalo que el Señor ha hecho a la Iglesia y la ciudad de Zamora, y su recuerdo siempre acompañará a la comunidad religiosa".
A pesar de la tristeza que provoca el cierre del Convento de Santa Marina, se espera que las hermanas, ahora desde León, "sigan intercediendo por la iglesia que peregrina en Zamora y que la comunidad religiosa continúe prosperando en su nuevo hogar".