La zamorana Laura Pino es la joven directora de la guardería Los Lunnis, en el barrio de la Viña de Zamora, quien lleva tres años encargándose de este centro infantil. Laura ha cautivado a los usuarios de las redes sociales con una emotiva carta donde relata con mucha emoción su día a día, su entrega y su amor por los pequeños que cuida cada día en su negocio de la capital zamorana.
"Me levanto todos los días a las 6.30 horas. Tengo tres trabajadoras a mi cargo y lucho cada día por qué las familias que acuden a mi centro estén contentas y tranquilas tras dejar a lo que más quieren con nosotras", comenta Laura, dejando claro que su labor va más allá de un simple trabajo, es una pasión que vive con gran intensidad.
Laura, de 29 años, no esconde que cuidar de los más pequeños es una tarea difícil y exigente. "Es duro, muy duro, hacerte cargo de seres humanos tan pequeñitos y tan indefensos que dependen de nosotras durante unas horas cada día", afirma con emoción. Pero a pesar de lo duro que es, cada vez que ve las caras de los niños al abrir la puerta, sabe que todo su esfuerzo y dedicación valen la pena.
"Merecen la pena por ver cómo me buscan cuando un niño les quita un juguete buscando consuelo, como me buscan para el beso mágico que les cura todas las pupas que se hacen cuando se caen", comenta Laura en esta carta viral. Es en esos pequeños detalles es donde la joven zamorana encuentra la verdadera recompensa a su trabajo.
Laura no solo es testigo de los primeros pasos y las primeras palabras de los niños, sino que también es quien les brinda su apoyo cuando están tristes o cansados. "Merecen la pena por ver cómo se quedan dormidos en mis brazos tras el llanto que el cansancio les causa a última hora o después de comer", explica Laura.
Ahogada por la administración
Sin embargo, detrás de toda esta labor hay mucho más. Laura y su equipo tienen que luchar día a día para cumplir con las exigencias de la Junta de Castilla y León. "Requisitos de personal, de metros, de instalaciones que, antes de todo esto, ya estaban adaptadas para ellos, los más pequeños", comenta Laura con frustración sobre los requisitos para continuar abiertos.
Además, explica que, al fin este año, ha logrado que le concedan un aula pública con el que ha podido recibir una cuantía del Gobierno Autonómico, en dos pagos a lo largo del curso, con los que debe mantenerse, "aunque mis gastos son mes a mes".
A pesar de todas las dificultades, la zamorana sigue adelante, luchando por mantener su centro abierto y seguir ofreciendo su dedicación y amor a los pequeños que atiende. "Aún así, aquí sigo, no sé cómo pero aquí sigo, y no tengo más opción si quiero seguir trabajando", dice Laura con resignación.
El cansancio y la falta de apoyo del gobierno de la Junta empiezan a pasar factura en Laura. "El cansancio mental ya empieza a notarse y eso deriva en cansancio físico, que hace que me replantee continuar", explica Laura con tristeza. Todo esto pesa y, con todo ello en la cabeza, en su carta admite que "no sé cuánto aguantaré, cada vez tengo menos fuerzas y no veo una solución clara que dependa de mi"
Pero ella sabe que, si cierra su negocio, no solo ella perderá su forma de ganarse la vida, sino que también sus tres trabajadoras perderán su empleo y sus familias tendrán que buscar una nueva alternativa.
Laura espera que las cosas cambien y que el gobierno empiece a valorar realmente la labor de los trabajadores de la educación infantil. "Espero que la situación cambie y que se reconozca la importancia de nuestra labor. Los trabajadores de la educación infantil son fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños en sus primeros años de vida, y deberíamos ser valorados y remunerados adecuadamente por ello", dice Laura.
Además, la directora de este centro destaca que la pandemia ha puesto en evidencia aún más la importancia de los trabajadores de la educación infantil, quienes han tenido que adaptarse a nuevas formas de trabajo y cuidado de los niños en un entorno altamente cambiante y desafiante.
"Durante la pandemia, hemos tenido que adaptarnos a nuevas formas de trabajo hasta mantener la seguridad y el bienestar de los niños en un entorno altamente cambiante y a menudo estresante. Creo que esto debería ser reconocido y valorado", afirma Laura.