Dicen que la política local es el signo más puro de la vocación de servicio. Hombres y mujeres que deciden ponerse al frente de la gestión de sus pueblos, muchas veces (la mayoría) sin obtener ni un céntimo a cambio y, además, en ocasiones sufrir desavenencias y malestares con sus propios vecinos.
Zamora elige alcaldes para los 248 municipios de la provincia, con sus correspondientes localidades y anejos dependientes (515 en total). Y en casi todos ellos, vecinos y vecinas con vocación de intentar hacer de su pueblo un lugar mejor y más próspero para vivir. O eso dice la teoría. Y entre estas historias, EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León ha encontrado la de José López Matellanes, nacido en la pequeña localidad de Boya en 1953, donde su "mundo" eran la docena de quintos que aquel año nacieron y que compartieron pupitre y aventuras en su niñez.
Una niñez que, como solía ocurrir en el mundo rural de aquella época, se terminaba pronto, concretamente para José a los 14 años cuando tuvo que comenzar a trabajar para ayudar a su familia. "Había por delante un mundo muy incierto, todos teníamos que aportar nuestro esfuerzo a la unidad familiar que era la garantía de lo que se pretendía, que era la supervivencia, todo se movía alrededor de eso", explica.
Pero las miras de José López iban más allá de "ganar el jornal". Así que a los 18 años emprendió un viaje "no legal" a Suiza, junto a otro vecino del pueblo. "Descubrimos un mundo muy diferente, comparándolo con lo que habíamos vivido, todo era novedoso con relación al entorno de la Sierra la Culebra", relata. Eso sí, pese a la aventura y la maravilla de descubrir una vida nueva, la añoranza por su tierra "se desataba" y reconoce que "en Boya no teníamos nada, pero en nuestro interior era nuestro, allí tampoco teníamos nada y además no era nuestro".
Tras su paso por la misión católica de Lucerna, nuestro protagonista regresó a España "por imperativo legal, ya que tenía que hacer la mili". A su vuelta descubrió que "en España había realmente una dictadura y sí era lo que me contaron en Suiza", así que cuando finalizó el servicio militar decidió buscar fortuna fuera del pueblo, pese a que en un primer momento pensó en quedarse.
Tras una vida de trabajo duro y diferentes trabajos en Barcelona y Guipúzcoa; echó raíces junto a su mujer en Valladolid. Allí estableció un próspero negocio de venta de frutas, donde acabó formando una coperativa "de éxito". Allí también hizo sus pinitos en política como concejal del Ayuntamiento de Laguna de Duero, donde ocupó el cargo de teniente de alcalde. Aunque tras dos legislaturas, se dio de baja de la formación popular.
Vuelta al pueblo y vivir el horror
Al llegar la jubilación, José López Matellanes y tras restaurar la casa en la que nació, volvió a Boya con la idea de disfrutar de sus años de descanso en su adorada tierra alistana. Pero cuando volvió, casi lejos de alegrarse se percató de que "se había avanzado muy poco, que las personas, más o menos eran personas sin esperanzas, la vida había sido un recorrido de derrotas".
Carga especialmente contra la Junta de Castilla y León, a la que acusa de haber creado "una estrategia para acabar con nosotros". José López critica especialmente como se llevó a cabo la repoblación forestal, "al margen del interés de los habitantes de esta tierra; así como la creación de la Reserva de Caza de la Sierra de la Culebra. En la cual cree que la fauna se alimenta "en nuestras fincas de forma gratuita". Dos movimientos que él ve como una "segunda desamortización".
También afea al gobierno autonómico la negativa de hacer una concentración parcelaria durante más de treinta años, lo cual cree que "nos obligó a exiliarnos de nuestro pueblo, las pocas personas que resistieron las primeras embestidas, ya no había forma de poner en producción nuestras fincas".
Pero aún así volvió e intentaba disfrutar de su jubilación pasando largas temporadas en su hogar. Y en esas estaba, cuando el pasado verano la comarca de Aliste era una de las arrasadas por el brutal incendio de la Sierra de la Culebra. Más de 60.000 hectáreas de terreno perdidas en el mayor desastre medioambiental que ha vivido Zamora en su historia.
De aquellos días, José López recuerda que estaba "tan feliz en mi invernadero tratando de recuperar semillas antiguas y conseguir frutos naturales a mi manera". Y aunque de vez en cuando se le venía a la cabeza que un territorio tan extenso y descuidado como el de la Culebra era un polvorín para un incendio forestal, "no me parecía que nos fuera a tocar".
Pero tocó. Solo un mes después de ese pensamiento, una tormenta seca hizo saltar la chispa del horror en la sierra. Al principio, lo tomó como algo "lejano pero con nerviosismo". Con el paso de las horas se iba oscureciendo el cielo y "trasmitía un ruido como si allí hubiese un gran huracán, incluso vibraba el invernadero, pero no había nada de viento". Por ello, sobre las dos y media de la mañana se fue a dormir, pensando que el fuego iba "para atrás".
Pero a las cinco de la madrugada, su mujer le alertó desde Valladolid que se estaban desalojando pueblos cercanos a Boya. Así que salió a la calle, donde pudo ver a varias patrullas de la Guardia Civil. "Uno de esos guardias me preguntó si conocía a la persona que cuidaba a los mayores y le dije que sí, me acompaño a su casa y le trasladaron que había un autobús para evacuarlos, caminé unos metros más para tener mejor visión y cuando llegue de nuevo a mi casa una pareja de guardias civiles, me dieron un minuto para salir e intente recoger las llaves y no me dejaron", relata.
José recuerda aquellos momentos con mucho miedo y dolor con la sierra "ardiendo por todos los lados, era una imagen apocalíptica que nunca olvidaré". Ya en el polideportivo de Camarzana de Tera, este hombre reflexionaba acerca de "la impotencia que te hace desesperarte y el desconocimiento de lo que estaba ocurriendo generaba cosas en tu mente".
Sus motivaciones
Pese a la inasumible magnitud del desastre, que se llevó nada menos que cuatro vidas humanas, Mahide y Boya se salvaron. Y lo hicieron, como relata José López "gracias a que en su alrededor estaba verde los arboles eran robles, castaños y álamos, si hubiesen sido pinos no hubiese quedado nada, hubiese sido el final del sueño". Una reflexión que este candidato hace sobre ese pensamiento que él siempre ha tenido sobre cómo se hizo la reforestación de la sierra en su día, con pinos, más beneficiosos económicamente pero "auténticas cerillas" en desastres como estos.
Una vez pasado el verano y ya desde Valladolid, José López no podía quitarse de la cabeza que parte del desastre forestal que había visto con sus propios ojos se podía haber evitado. A este candidato a la Alcaldía de Mahide le reconcomía pensar que, pese al gran desastre, "parte de los alcaldes de la zona apenas se mostraron reivindicativos. Como si no pudiesen hacerlo porque quienes le pusieron en ese cargo, eran los responsables del gran fracaso de su gestión. No intentaron defenderse".
Así que mascaba una y otra vez la idea de que debía ayudar a su tierra a través de la política local. "Porque si no somos nosotros, nadie nos va a ayudar, si ya éramos muy poca cosa antes del incendio ahora ya no éramos nada". Pero como no creía en esos partidos grandes a los que culpaba de este desastre, se planteó en primer lugar la creación de una agrupación de electores. Pero esta opción se vio algo frustrada por "los inconvenientes" que al parecer ponen desde el gobierno del Partido Popular en el Ayuntamiento de Mahide.
En concreto, José López ha sentido "casi como que había cometido un delito" al querer presentarse contra el partido que históricamente más veces ha ganado en la localidad. Este hombre relata que, aunque ahora ha conseguido conformar una lista, "algunos se quedadon por el camino por las presiones que familiares, amigos o vecinos les han hecho por querer presentarnos contra el PP".
Pero un nuevo partido llegó y encajaba con sus aspiraciones: Zamora Sí. La nueva formación liderada por Francisco Requejo y de corte provincialista es para José López un espacio político "sin mochilas ni ataduras y que quiere luchar por Zamora y su provincia". Y aunque su idea era solo en el ámbito local, se ha ido convenciendo que desde el ámbito provincial "tenemos más fuerza para nuestra lucha contra el abandono y el maltrato que recibe especialmente la zona noroeste de la provincia".
Una reunión con su presidente, Eloy Tomé, fue clave para decidirse por ellos. "Noté que se querían mover, que les interesaba mi caso y que sus ideas eran muy similares a las mías, volví a casa esperanzado tras hablar con él", detalla.
José López confía en las iniciativas y propuestas de Zamora Sí, y cree que este partido recoge el sentir de los zamoranos "que creemos que tenemos que movilizarnos, para no permanecer más en el inmovilismo, que solo nos trae subdesarrollo y pobreza generalizada. Nadie va a hacer por nosotros, lo que nosotros no hagamos".
Y sobre los comicios espra obtener el mejor resultado posible para "servir a mis vecinos y hacer algo por mi tierra, porque siento que nunca he aportado nada y es el momento".