En apenas 24 horas las urnas volverán a abrirse y los zamoranos de la provincia decidirán quiénes serán sus alcaldes y alcaldesas para los próximos cuatro años. Unos comicios donde, por primera vez, los ciudadanos acudirán a las urnas solo para unas municipales, sin votar a la vez a sus representantes a la Junta de Castilla y León. Una circunstancia única, donde los representantes locales no tendrán ese empuje añadido de las votaciones autonómicas y tendrán que enfrentarse solos a convencer a los electores.
Una batalla en solitario por las alcaldías que en Zamora está especialmente marcada por la proliferación de nuevas formaciones, como Zamora Sí, Futuro o agrupaciones de electores como Nos movemos por Toro, de corte más localista y que buscan hacerse un hueco en el juego político fuera de las grandes formaciones.
En este sábado de reflexión, EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León ha querido hacer un repaso por los puntos más calientes de la pugna electoral en la provincia de Zamora para saber qué, cómo y quiénes se juegan los gobiernos locales mañana, 28 de mayo, y, a su vez, como afectará esto a la Diputación de Zamora.
Sin duda, el primer lugar en el que hay que poner el foco es el Ayuntamiento de Zamora. Durante ocho años, la Perla del Duero se ha transformado en la aldea gala de Izquierda Unida. Es más, se ha convertido en su último bastión con entidad propia y no engullida por la marca Unidas Podemos. Francisco Guarido y los suyos han recibido de lleno el foco mediático nacional por ser la única capital de provincia en España gobernada por las siglas de IU, cuatro de los últimos años con una amplia mayoría absoluta.
Ahí está la 'roja' Zamora. Y ahí está Guarido, de vuelta a la batalla de ser candidato a la Alcaldía, aunque como Pedro en la Biblia, negó tres veces que volvería a presentarse a estos comicios. Pero su partido "le empujó" a hacerlo, como él mismo reconocía, conscientes de que el 'efecto Guarido' es una realidad. Para nadie es un secreto que esta 'rara avis' de que una de capitales más conservadoras del país, con alcaldes mayoritariamente del Partido Popular en sus años de democracia (solo ha tenido uno del PSOE, Andrés Luis Calvo) haya votado mayoritariamente durante dos legislaturas a Izquierda Unida, ganando la última vez en todas las mesas de la capital.
Efecto Guarido
Y es que estos ocho años de gobierno que vinieron precedidos de otros 24 de oposición, donde Francisco Guarido, Laura Rivera, Miguel Ángel Viñas y algunos otros que ya no se encuentran entre sus filas aguantaron en durante más de dos décadas en la oposición, bajo la hegemonía del Partido Popular, haciendo ese otro trabajo menos agradecido y más pegado a la calle, hablando con los barrios, buscando sus necesidades y reclamando una gestión más eficiente de los fondos públicos. Algo que, por cierto, en los últimos años, el Partido Popular, quien ahora está en la oposición o el PSOE, afean al propio Guarido acusándolo de no escuchar a nadie fuera del equipo de gobierno y de pasar el 'rodillo' de la mayoría absoluta en sus decisiones.
Pero lo cierto es que esos primeros cuatro años de gobierno de IU, en coalición con el PSOE, sirvieron para que Guarido y su equipo desterraran la idea de que los comunistas iban a convertir Zamora en una especie de Kremlin o en una república bananera. En esos primeros cuatro años de gobierno, Izquierda Unida se dedicó a la política "tranquila", como ha afirmado en multitud de ocasiones el propio alcalde, a ejercer de gestores transformando un ayuntamiento con 15 millones de deuda en uno con cinco millones de superávit.
Pasó a ser el consistorio que más rápido paga a sus proveedores, se ampliaron los servicios sociales, se desbloqueó la oferta de empleo público, se redujo estrepitosamente el gasto corriente y superfluo del municipio (incluido el sueldo del alcalde), se abogó por una transparencia total en la web municipal y se preparó el camino para la renovación de los grandes contratos, enquistados desde hace años en la administración municipal.
Razones que, al parecer, convencieron a los zamoranos no solo de renovar su confianza en ellos, sino de doblarla, logrando pasar de ocho a catorce concejales, consiguiendo la mayor parte de los votos de todas las mesas electorales, incluso las históricamente más afines al Partido Popular o PSOE, que se descalabraron en número de concejales. Una mayoría absoluta que han utilizado para renovar los dos grandes contratos de la ciudad: basuras y limpieza viaria; y parques y jardines. Dos puntos claves para el buen funcionamiento de la capital.
Pero, además, para erradicar una corrupción que llevaba años enquistada en las entrañas del Consistorio zamorano, precisamente en estas dos áreas. Durante años, Izquierda Unida en la oposición denunció prácticas irregulares en el servicio de parques y jardines, pero no ha sido hasta su segundo mandato que han podido llevar sus acusaciones ante la justicia. Dándose la poco habitual circunstancia de que sea el propio ayuntamiento quien denuncie a funcionarios y trabajadores por prácticas ilícitas.
Estos son los avales con los que Guarido quiere volver a convencer a los zamoranos. En estos quince días, Izquierda Unida ha focalizado su campaña en detallar todas estas acciones realizadas en ocho años de gobierno. Una campaña "puramente didáctica", como explicaban el día de la presentación de su periódico electoral, con el que han basado esta idea principal.
Adiós a los aparcamientos
Pero como todo ha sido perfecto e idílico en la gestión de Izquierda Unida. En los últimos años, asociaciones de vecinos, oposición y algunos ciudadanos han acusado a Guarido y su equipo de haber perdido ese contacto con la gente de la calle, que tan importante fue en su día para auparles hasta la Alcaldía. Polémicas como la ubicación del futuro Museo de Baltasar Lobo, el nuevo cuartel de la Policía Municipal, desavenencias varias con agrupaciones vecinales también son parte de la carrera de gobierno de Izquierda Unida en Zamora.
Aunque, sin duda, su momento más polémico en los últimos años ha sido la movilidad. La creación de una zona de bajas emisiones en el centro de Zamora ha sido el mayor objetivo de las críticas de la sociedad zamorana. Acusaciones de falta de consenso, improvisación y trabajo chapucero han sobrevolado la peatonalización del centro y el posterior traslado de las plazas de aparcamiento a la zona de Santa Elena. Con el enfado generalizado de zamoranos y oposición.
Y relacionado con esto se sumó la creación de varios aparcamientos disuasorios, de los cuales uno se planea ubicar en un vial de La Vaguada, y que generó un gran enfado de varios vecinos de la zona. Algo que llevó a paralizar las obras temporalmente, hasta llegar a un acuerdo con los vecinos tras las elecciones.
Otra de las cuestiones que podrían dañar en votos a Izquierda Unida es la cantidad de grandes proyectos que ocho años después se han dejado en el tintero y para los que piden un tercer mandato. El nuevo parque de bomberos, la renovación integral del Mercado de Abastos, la liberación total de la Muralla, el Museo de Baltasar Lobo o la nueva comisaría de la Policía Municipal vuelven a la lista de tareas pendientes de Guarido, en un 'déjà vu' constante.
Él lo achaca a una ley de contrataciones demasiado restrictiva y a los devastadores efectos económicos que han supuesto la pandemia del COVID y la reciente guerra en Ucrania. Pero sus adversarios políticos hablan de contratos redactados a la baja, inasumibles por las empresas concursantes, de poca ambición y de mantenerse en el poder sin ganas de ilusionar a los zamoranos.
De ahí que los candidatos del Partido Popular (Jesús María Prada), Partido Socialista (David Gago) o Zamora Sí (Francisco Requejo) coincidan en sus mensajes de campaña en la idea de "devolver" a Zamora la ilusión perdida estos ocho años. De sacar a la ciudad "de su letargo" y quitársela a "un alcalde que no ha salido de su despacho y que ya no quiere ser alcalde", como coinciden todos en indicar.
Partido Popular
El Partido Popular de Zamora ha gobernado la ciudad del 1987 al 1991; y posteriormente, desde 1995 a 2015, cuando Izquierda Unida le arrebata la Alcaldía. Primero Clara San Damián y luego Mayte Martín Pozo no fueron capaces de convencer a los electores de la continuidad de los populares en el Ayuntamiento de Zamora.
Esta es la tarea que afronta ahora Jesús María Prada. Desde 2005 ocupaba el cargo de gerente del Partido Popular de Zamora (cargo en excedencia), y fue en 2019 cuando dio el salto a la vida pública formando parte, precisamente, de la lista de Mayte Martín Pozo. Un puesto con el que acabó derivando en vicepresidente segundo de la Diputación Provincial y diputado de Cultura, Turismo y Deportes.
Estos cargos le han permitido convertirse uno de los rostros más populares de la política zamorana. Prada se ha dejado ver en todos los actos que competen a su cargo (deportivos, culturales, turísticos y sociales), tanto en la provincia como en la capital, en aquellas cuestiones que confluyen Diputación y Ayuntamiento de Zamora. Siempre con un tono afable, cercano y sin ejercer una oposición agresiva.
Diferentes asociaciones, clubes e, incluso, cargos públicos de fuera de su espectro político han coincidido en estos años destacar su capacidad conciliadora y de valorar cada proyecto que se le presentaba en la Diputación Provincial.
Eso sí, hasta el comienzo de la campaña electoral, su papel como concejal en la capital ha sido más bien escaso, manteniendo un perfil más provincial. En estos quince días de campaña se ha mostrado como un candidato que quiere devolver a Zamora el empuje por avanzar y mejorar.
Su programa electoral ha incluido grandes proyectos de desarrollo, como un marco polígono industrial en acuerdo con la vecina Monfarracinos de 877.000 metros cuadrados capaz de atraer grandes empresas a la capital y provincia. Destaca también un replanteamiento de esa polémica zona de bajas emisiones, la introducción de una ayuda por natalidad o adopción de hasta 3.000 euros compatibles con las estatales y autonómicas, o la modificación del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico, con medidas encaminadas a flexibilizar condiciones de protección y modificar los criterios de edificabilidad.
También propone la creación del futuro Museo de Baltasar Lobo en el amplio espacio del Consejo Consultivo de Castilla y León, frente a la Catedral, y para lo cual asegura que cuenta con el apoyo del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Igualmente apuesta por la idea de adquirir el edificio de Caja Duero de la calle Santa Clara para utilizarla como sede de los servicios municipales que actualmente se encuentran en el edificio alquilado de la calle Santa Ana.
Todo esto con un equipo renovado y joven, con muchos nuevos rostros de diversos sectores de la sociedad zamorana, que según los sondeos presentados la semana pasada le consolidarían como la segunda fuerza más votada, obteniendo siete concejales, pero donde no obtendría los miembros necesarios para pactar con Vox y así arrebatar la Alcaldía a Izquierda Unida.
PSOE
Por el lado del PSOE se encuentra David Gago. Concejal que llegó 'de rebote' a liderar la oposición socialista en el Ayuntamiento de Zamora tras la espantada del líder de la candidatura de 2019, Antidio Fagúndez, quien había gobernado en coalición con Guarido de 2015 a 2019.
David Gago ha intentado estos cuatro años renovar por completo esa imagen de un Partido Socialista municipal deshecho y más interesado en el sillón de alcalde que en mejorar la ciudad. El candidato socialista a la Alcaldía de Zamora presume de haber sido el grupo que más propuestas y mociones han presentado al pleno municipal en estos años. 32 iniciativas en cuatro años ha propuesto al equipo de gobierno de Izquierda Unida, junto a sus compañeras Irene Queipo y Auxi Fernández.
Muy preocupado por el patrimonio artístico y cultural de la ciudad, para David Gago, el desarrollo de Zamora pasa por explotar más y mejor todo el casco antiguo de la Perla del Duero. Para los socialistas urge modificar también el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico y endurecer la vigilancia y sanciones de quienes vandalizan el patrimonio zamorano. Los famosos 'pintamonas', con los que Gago inició una cruzada casi personal señalándolos con un mapa interactivo, que le costó un ataque vandálico a la propia sede de su partido.
Entre sus propuestas estrella también está la lotificación de los contratos municipales. Una propuesta que quiere dividir los contratos municipales en segmentos más pequeños para permitir que las empresas locales puedan participar con mayor facilidad, con el objetivo de "potenciar el sector de los autónomos y las pymes zamoranas". Una propuesta que fue respondida y criticada por el propio alcalde de Zamora, Francisco Guarido, en una entrevista con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León. Tachó a Gago de "ignorante" y recordó que esta forma de contratar ya se hace en el Ayuntamiento de Zamora en aquellas contrataciones que permite la ley. Pero que esta práctica está sujeta a varias restricciones y de hacer un mal uso de ello podría incurrirse en un delito.
Una fricción entre PSOE e IU que ha sido constante durante estos últimos cuatro años. Pero si las encuestas generadas estas últimas semanas no fallan, ambos partidos estarían destinados a entenderse, bien con un pacto de gobierno o bien en acuerdos puntuales.
Estos sondeos dan a Guarido entre 11-12 concejales, rozando la mayoría absoluta; mientras que el PSOE sería la tercera formación más votada con 4-5 concejales, que podrían hacerles llave de gobierno de no lograr IU la mayoría necesaria. Consciente de eso, Gago fía su apoyo a Guarido a dos puntos fundamentales: el cambio de ubicación del Museo Baltasar Lobo a otro espacio que no sea el Ayuntamiento viejo; y que se paralice definitivamente la transformación en aparcamiento del vial de La Vaguada.
Zamora Sí
Francisco Requejo, decidió abandonar las filas de Ciudadanos, el partido con el que había conseguido convertirse en presidente de la Diputación de Zamora, como único diputado de su formación en 2019. Y lo hizo para formar Zamora Sí, un partido de corte provincialista y que se presenta como "libre y sin ataduras" de los compromisos con grandes formaciones nacionales.
Una formación con la que asegura que luchará por los intereses de la capital y la provincia y con la que ha conseguido formalizar hasta 75 candidaturas a lo largo del territorio zamorano. En este proyecto, Requejo encabeza la formación en la capital con la idea de ofrecer "facilidades a los emprendedores, retenga el talento joven, cuide también de sus mayores, aproveche todo su potencial turístico y cultural y mejore también el casco histórico".
La reducción en los tiempos para obtener licencias, la creación de una oficina de captación de inversiones, un catálogo de ventajas fiscales y la ampliación de la Feria Internacional del Queso Fromago a más zonas de la ciudad son sus grandes aportaciones.
De hecho, Requejo fía buena parte de su empuje al éxito que resultó esta feria del queso en la ciudad de Zamora. Un evento que superó todas las expectativas iniciales y generó una repercusión económica de 12 millones de euros, y que sirvió de escaparate promocional al propio candidato de Zamora Sí como cara visible del proyecto. Es más, Zamora Sí confía mucho en el tirón que Requejo pueda tener no solo en la capital, sino en los municipios donde se presenta. Y tanto es así que será su rostro el que protagonice las papeletas electorales de mañana, en lugar del logo corporativo del partido.
Una popularidad que según las encuestas no sería tal en la capital, ya que los sondeos le dan un único concejal, frente a los dos que tenía con su antigua formación, Ciudadanos. Así que las miras de Francisco Requejo podrían volver a ponerse en la Presidencia de la Diputación, aunque él mismo afirmaba que "prefiero ser alcalde de Zamora". Pero lo cierto es que su formación presenta hasta 48 candidaturas en la circunscripción electoral de Zamora, con las que podría obtener representación suficiente para volver a ser diputado y repetir su pacto con el Partido Popular de ser necesario como ocurriera en 2019.
Vox
Aunque no es la primera vez que Vox se presenta a unas municipales en Zamora, sí es la primera ocasión en la que las encuestas de dan representación en el pleno zamorano. En concreto tres concejales, que no servirían para sumar con el PP y desbancar a Izquierda Unida de la Alcaldía. El auge regional de su formación en la Comunidad y la vicepresidencia de Juan García Gallardo en la Junta de Castilla y León hace que la formación tenga un peso y una visibilidad, amparada fundamentalmente en sus líderes nacionales, como Santiago Abascal.
Javier Eguaras encabeza esta candidatura en Zamora. Su primera incursión en política, ya que su vida siempre ha estado dedicada a su asesoría laboral, con 30 años de experiencia. Vox sigue en Zamora el ideario y programa que despliega también a nivel nacional en lo general, si bien, su candidato en la capital zamorana explicaba a este periódico que quieren conseguir reducir trámites burocráticos y facilitar el suelo para un mayor asentamiento de empresas en la ciudad.
También rechaza el planteamiento de la zona de bajas emisiones y propone que esta sea controlada por un semáforo, que se active y desactive en las zonas de acceso prohibiendo el paso solo cuando la contaminación en dichas calles sea perjudicial. Si bien defiende que en Zamora "no hay problemas de contaminación. No somos ni gente suficiente para contaminar".
Benavente
Pero no solo la capital zamorana es quien se juega mucho mañana. La carrera electoral se extiende a todos los municipios de la provincia y las dudas también sobrevuelan en las principales localidades del territorio.
Este es el caso de Benavente. Luciano Huerga ha gobernado el Ayuntamiento benaventano desde 2015, siempre en coalición con Izquierda Unida. En la primera legislatura, PSOE e IU sumaron nueve concejales que les permitieron arrebatar el Consistorio al Partido Popular. Una Alcaldía que esta coalición de izquierdas pudo mantener, por apenas un puñado de votos, en 2019. Y es que aunque sumaron los mismos concejales, el Partido Popular estuvo a punto de robarle ese octavo concejal vital para la mayoría absoluta.
Las últimas encuestas colocan a los socialistas en una posición un tanto incomoda. Los sondeos dan un empate técnico entre ellos y el PP, con 7-8 concejales para cada uno, y a sus respectivos apoyos para llegar a un pacto, IU y Vox, uno o ningún concejal, que sería vital para la reelección o el cambio de gobierno.
Pese a todo, Luciano Huerga y su equipo de confianza vuelven a la carga para intentar revalidar un tercer mandato donde desterrar definitivamente la deuda que el Ayuntamiento de Benavente arrastra desde 2014; y que ahora se sitúa en 4,7 millones de euros, frente a los 9,6 que tenía antes de su llegada a la Alcaldía.
Otra de las grandes ambiciones del Grupo Socialista de Benavente es, como no, hacer realidad la construcción del polígono industrial Puerta del Noroeste, una vez obtenida la financiación necesaria tras las negociaciones con la Junta de Castilla y León y la Diputación Provincial.
Enfrente, los socialistas tienen a Beatriz Asensio, que repite como candidata del Partido Popular; así como Jesús María Saldaña, que hace lo propio en Ciudadanos. Estrena candidatura Zamora Sí con María Dolores Saludes; y Vox tiene como líder a Eugenio Blanco Ugidos, quienes se quedaron sin representación en el pleno en 2019 con un 3,49% de porcentaje de votos.
Toro
Y finalizamos este repaso con otra de las plazas fundamentales de la política local zamorana. Toro lleva ocho años gobernada por el Partido Socialista, con Tomás del Bien al frente. Si bien, en los últimos cuatro su relación con el PSOE ha pasado de ser uno de los bastiones de los que presumir en la provincia a ser expulsado y con un recurso aún sin solventar.
Esto ha hecho que Tomás del Bien tomara la determinación de crear una agrupación de electores independiente, 'Nos movemos por Toro', con buena parte de las concejales socialistas que le acompañaban en el actual equipo de gobierno. Un movimiento que divide el voto de la izquierda en la ciudad toresana y que podría provocar un empate con su expartido y con el propio Partido Popular, ya que las encuestas le dan 3-4 concejales a cada formación.
Esto podría colocar a Tomás del Bien en la complicada tesitura de tener que pactar un gobierno con su exformación, de la que fue expulsado, o con su principal rival político, el Partido Popular. Y es que ninguno en solitario alcanzaría la mayoría absoluta de siete concejales, incluso pactando con Vox, al que se le prevén entre 1-2 concejales.
El domingo se desvelará cómo ha podido afectar a Tomás del Bien la reciente crisis con el arsénico en las aguas municipales y todos los problemas que eso ha generado en la ciudad. Y en positivo, como ha logrado colocar a Toro como una de las ciudades más expléndidas en la celebración de eventos culturales, musicales y artísticos de altísimo nivel como la Iberoamericana, Las Noches de Toro o el Vintoro. Además de su labor para empujar a la ministra de Defensa, Margarita Robles, a iniciar los trabajos de rehabilitación del campamento militar en Montelarreina; o su trabajo conjunto junto a la también ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto para mantener los empleos de 1.700 trabajadores de la fabrica de Siro en Toro, con la que acudió a Madrid para negociar el acuerdo con un nuevo inversor.