El barrio de la Candelaria es uno de los más famosos de Zamora. De hecho, por su excelente ubicación en el centro de la capital, es una de las zonas más cotizadas para comprar o alquilar viviendas hoy en día. Pero hubo un tiempo, hace mucho ya, que este barrio fue un lugar muy humilde, refugio de quienes poco o nada tenían, pero que recibieron la ayuda de una mujer muy especial.
Esta no es otra que Candelaria Ruiz del Árbol, quien por todos los zamoranos es un nombre muy conocido por ser la nomenclatura de la calle principal que atraviesa este barrio de la ciudad. Y cómo no iba a recibir su nombre esta vía y, por ende, el barrio en cuestión si ella fue su mismísima fundadora.
Candelaria Ruiz del Árbol formaba parte de una de las familias más distinguidas y pudientes de Zamora, que aún hoy tienen descendencia. Pero, pese a su alta alcurnia, esta mujer tuvo una gran conciencia sobre las dificultades que otros tenían en una vida mucho más dura y penosa que la suya. No se mantuvo inmóvil hacia aquellos que más necesitaban de su ayuda y su gesto perdura hasta nuestros días.
Resulta que a finales del siglo XIX, Candelaria Ruiz del Árbol decidió provómer la construcción de seis 'casas baratas', el antecedente de las viviendas sociales que conocemos hoy en día. Estas primeras casas se inauguraron en 1896 dando cobijo a seis familias pobres de la capital. Una inauguración que, según apuntan los diarios de la época, estuvo especialmente concurrida ante la visita de su propia fundadora, que por aquel entonces residía en Valladolid.
Y es que esta zamorana había contraído matrimonio en 1859 con Sabino Herrero Olea, uno de los fundadores de El Norte de Castilla, que también dirigió durante algunos años, para después convertirse en su competidor con La Unión Castellana. Ambos formaban una pareja de gran casta social, provenientes de muy buenas familias, y estrechamente relacionados con la alta sociedad y el mundo de la política.
No en vano, Sabino Herrero Olea, de afiliación política progresista, fue varias veces diputado durante el Sexenio Democrático, además de senador. También fue integrante de la Comisión que partió hacia Italia para ofrecer la Corona de España a Amadeo de Saboya, duque de Aosta. Además, durante la división del progresismo se decantó por el Partido Radical de Manuel Ruiz Zorrilla y acabó ocupando el puesto de subsecretario de Gobernación durante su breve mandato.
Finalmente, ambos se exiliaron a Francia, donde su esposo fallecería en Vichy en 1879. Candelaria regresaría a Valladolid donde tenía propiedades y negocios de su difunto esposo. Fue más de 15 años después cuando decidió tener este gesto con sus paisanos de Zamora, que dieron lugar a este inicialmente barrio obrero y humilde, que hoy es uno de los más importantes de la capital.
Una escuela infantil para los niños de Valladolid
Pero la generosidad de Candelaria Ruiz del Árbol no se limitó a su ciudad de origen. Tras tantos años en Valladolid, donde había residido con su difunto esposo, esta mujer quiso aportar algo más a la sociedad en la que vivía. Aunque en este caso no tuvo el éxito que en su Zamora natal.
Según la publicación 'La arquitectura escolar en España y su reflejo en la ciudad de Valladolid' de Rodrigo Almonacid Canseco para el Instituto Universitario de Urbanística
de la Universidad de Valladolid, resulta que el último sueño de Candelaria fue construir escuelas de primera enseñanza en la capital vallisoletana. Se trataba de lo que actualmente conocemos como Centros de Educación de Infantil y Primaria.
Un proyecto que la zamorana gestionó a través del abogado y político José Muro, entre 1889 y 1892. La idea de Candelaria era construir una primera escuela que diera servicio a las parroquias de San Martín, San Pedro, San Juan o la Magdalena, "inscribiéndola el Ayuntamiento como suya". La zamorana se comprometía, además, a dotarla de mobiliario, responsabilizarse de la conservación del edificio y de nombrar y pagar de su bolsillo a los maestros que dieran clases.
Candelaria quería hacerse cargo económicamente de todo y que, posteriormente, sus herederos continuaran con su legado. Esta publicación universitaria apunta a que "es posible que este último punto fuera el que imposibilitó la realización del proyecto". Pese a compartir apellido, parece que no todos compartían esa vocación de servicio social que afloraba en Candelaria.
Finalmente, Candelaria Ruiz del Árbol fallecería el 18 de febrero de 1915, en Madrid. Pero fue enterrada en Zamora capital, como así lo indica la esquela del 'Heraldo de Zamora' del sábado 20 de febrero de 1915, donde se invita a acompañar su féretro desde la Estación de ferrocarril hasta el Camposanto de San Atilano. Como curiosidad, este mismo obituario especificaba que Candelaria no deseaba recibir coronas de flores ni que se repartieran esquelas.
Aún hoy, su lápida se conserva en el Cementerio de Zamora. Si bien, esta estuvo durante años oculta en la maleza hasta que en 2011, los operarios municipales la descubrieron durante unos trabajos de limpieza del camposanto.