Un año más, y ya va casi una década desde su recuperación, los Visparros y Vieyas de Triufé han vuelto a las calles junto a la filandorra y el galán en este inicio del 2024.
Una tradición que se había perdido en Triufé durante más de 80 años contó con la participación de personas de todas las edades, desde los más pequeños hasta los más mayores, nadie se lo quiso perder.
Los Visparros de Triufé de Sanabria desfilaron por las calles acompañados de las vieyas -viejas- con la cara tapada con una máscara de ganchillo. Los trajes que llevan están formados por farrapos, que son ropas viejas, y sobre ellos telas rojas, en la cintura, en las piernas polainas y la máscara roja, el objeto más importante.
Además, también llevan unas sogas cruzadas en el pecho y espalda de donde cuelgan los chocallos (cencerros). En ocasiones, los visparros persiguen a los asistentes y les tiran cernada que llevan en caldeiros, pellizos de castañas y lampazas.
Estos manchan a las personas con un tizón de urz después de haberles dado el aguinaldo que, tradicionalmente, era comida, durante los últimos años huevos. Algunos llevan cabezas de vaca con las que embisten a los asistentes.
Del mismo modo, cabe recordar que la celebración forma parte de un ritual de purificación durante el solsticio de invierno. La fiesta fue organizada por los propios vecinos y vecinas de la localidad a la que se fueron sumando habitantes de las localidades colindantes como Ferreros de Sanabria, Puebla de Sanabria o Castellanos de Sanabria.
Para Daniel Boyano Sotillo, descendiente de Triufé y presidente de Criosanabria enseñar sus tradiciones es una de las "claves para la conservación de nuestra cultura". Asegura que el objetivo es "divertirse, disfrutar del ritual, enseñar y aprender a conocer, a entender y a admirar las mascaradas de invierno de Sanabria, porque no se quiere lo que no se conoce, y no se cuida lo que no se quiere".