En una Zamora donde se coleccionan locales vacíos, Boris, un conocido hostelero de la ciudad, ha decidido devolver a la vida uno de los negocios históricos más recordados de la capital zamorana. Varone-Hijo de Avelino Prieto vuelve a abrir sus puertas, esta vez, como coctelería y vermutería 'Varone', en pleno corazón de la Plaza Mayor de Zamora.
La nueva coctelería ha respetado el rótulo, la decoración y parte del mobiliario del antiguo comercio textil, cuyo origen se remonta al siglo XIX, de la mano de Ambrosio Santiago, llegado de Muelas de los Caballeros.
Este local no es solo uno más de los que decoran los soportales de la Plaza Mayor de Zamora, sino que esconde una interesante historia que detalla Javier García, responsable de la iniciativa 'Zamorateca'. Este defiende la importancia de esta historia "en medio de la destrucción generalizada del patrimonio gráfico de las ciudades", y cómo este negocio ha protegido parte de la historia de Zamora.
Como decíamos, este local tiene su origen en Ambrosio Santiago, un industrial textil que dejó su pueblo natal, Muelas de los Caballeros, en 1880 para establecerse en Zamora como comerciante de tejidos en la Plaza Mayor, específicamente en el local que ahora ocupa El Redondel. En 1909, Ambrosio decide expandir sus operaciones adquiriendo el local contiguo, que más tarde se convertiría en parte de la historia que nos atañe.
Javier García relata cómo Ambrosio fallece en 1927, dejando el negocio en manos de dos de sus yernos, Leocadio y Avelino, quienes deciden separar las tiendas en 1932, emprendiendo cada uno su carrera comercial en solitario, respaldados por el legado de Ambrosio Santiago. Este legado se refleja en el rótulo que lleva el nombre 'Hijo de Ambrosio Santiago, Avelino Prieto'.
Tras la muerte de Avelino, su hijo Dídimo toma las riendas del negocio, y es entonces cuando el rótulo es modificado para reflejar el nuevo propietario, convirtiéndose en "Hijo de Avelino Prieto". Posteriormente, Dídimo, junto a su hijo Carlos, abre la tienda Varone en un nuevo local.
El relato de Javier García continúa describiendo cómo Carlos decide cerrar Varone en los años 90 para centrarse en el local de la Plaza Mayor, añadiendo las letras "Barone" al rótulo original. Carlos continúa operando en este local hasta el año 2015.
Sin embargo, el giro de la historia llega con las obras recientes en el local, cuando surgen dudas sobre el destino del antiguo rótulo del establecimiento. La respuesta la ofrecen Boris y la familia propietaria del local, quienes han decidido que el letrero no solo se mantendrá, sino que ha sido restaurado; que junto con el mobiliario y la estética del antiguo comercio hacen que ser preserve así su legado.
Javier García enfatiza que esta decisión representa una buena noticia para el patrimonio gráfico de Zamora, resaltando la importancia de preservar elementos que, aunque muchas veces pasan desapercibidos o son despreciados, son parte de la "identidad, personalidad y memoria" urbana de la ciudad.
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