A las 8.10 horas del 6 de mayo de 2014 le robaban la vida a Violeta Guarido Rivera, una joven psicóloga zamorana, que cumplía con su dedicación en el centro psiquiátrico San Juan de Dios de Palencia. A primerísima hora de aquel martes, las vidas de todos aquellos que la querían se rompieron y las de aquellos que apenas la conocían, cambiaban de algún modo. La sociedad zamorana al completo quedaba absolutamente consternada por el suceso y la brutalidad de lo sucedido. Primero por el lamento de perder a una joven prometedora de apenas 29 años y segundo por la popularidad de sus padres, Francisco Guarido y Laura Rivera, por aquellos años concejales de Izquierda Unida en la oposición en el Ayuntamiento de Zamora. Desde 2015, Guarido es alcalde y Rivera cuarta teniente de alcalde de la capital zamorana.
Hoy, 6 de mayo de 2024, se cumplen diez años de su asesinato y algunas de sus amigas han querido generosamente compartir sus recuerdos de Violeta con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León. Todas ellas coinciden en que antes de su partida, ya había dejado un hueco imborrable en su corazón y en su ser. Violeta era una joven que se hacía querer, que sabía escuchar y que gozaba de una empatía maravillosa. Alegre y divertida, con mucho por hacer, pero que no le permitieron cumplir.
Su amiga Alexia habla del "legado" que Violeta dejó a todos aquellos que la querían. Pese a que "la vida nos dio una bofetada y nos arrebató la poca inocencia que aún nos quedaba" con su muerte, el recuerdo de su forma de ser "hizo que aprendiéramos a vivir con su ausencia". Alexia habla de "la gran suerte" que todas tuvieron de conocerla, "algunas desde la niñez, como en mi caso, y otras desde la adolescencia. Vamos, toda la vida".
Alexia se queda con la generosidad, la empatía, el amor incondicional como sólo las grandes amigas saben hacerlo" de Violeta. Asegura que "nadie como ella empatizaba con nuestras desdichas y se alegraba por nuestros logros". Por eso agradece enormemente el tiempo que compartió con ellas porque fue "nuestra riqueza en la vida".
En este recuerdo a su amiga diez años después, agradece a Violeta "todo lo que nos regaló y enseñó en el camino, sabiendo que cualquier piedra que nos hiciera caer, ella nos tendería su mano para levantarnos de nuevo". Y, como puede comprobarse en todas sus fotografías "su sonrisa iluminaba la sala y su sonora carcajada convertía el silencio en música y a nosotras nos llenaba de alegría. Pura magia".
Alexia asegura que, por todo ello, sus seres queridos "seguiremos recordándola cada día, porque no se fue del todo, su legado continúa entre todas y cada una de las personas que compartieron su vida con ella. Nos dejó su huella, una huella incapaz de ser borrada con el tiempo".
"Era un ser de luz, un ángel, una persona mágica, especial, sabía leer el alma solo con mirarte, sabía qué decirte en cada momento, según tus necesidades". Así la define su amiga Ángela, y con estas palabras se entiende por qué Violeta decidió dedicarse a la psicología. Un talento natural del que, afortunadamente, muchos pudieron nutrirse.
Ángela ha querido recordar la rápida y buena conexión que existió entre ellas nada más conocerse. "Era una época relativamente fácil, salíamos mucho y lo pasábamos genial, disfrutábamos mucho de la vida. Teníamos conversaciones eternas, sobre todo tipo de temas, en la gran mayoría coincidíamos en la manera de pensar, nos sabíamos escuchar muy bien la una a la otra", explica.
Cual ángel de la guarda, Ángela recuerda que Violeta fue "un pilar fundamental en mi vida, sobre todo cuando la vida ya no fue tan fácil y divertida". Agradece a la joven psicóloga que consiguiera que "poco a poco me fuese reconstruyendo, fue bálsamo para mí". Y todo a cuenta de "unas buenas facturas" de teléfono, porque el Whatsapp aún no había llegado a nuestras vidas.
Ángela recuerda como ella y todas las demás eran "una piña llenas de amor y amistad verdadera", donde Violeta era una alegría para su alma, y "me hacía sentir muy bien su presencia. Nos ayudábamos mutuamente cuando así se necesitaba, todas nosotras lo hacíamos".
Aún hoy, Ángela confiesa que "sigo recreando en mi cabeza conversaciones con ella, imagino qué me diría, porque la sigo necesitando mucho, su presencia siempre está conmigo". Y despide su recuerdo a Violeta recordando que "era parte de mí, sigue siendo parte de mi alma, la sigo echando mucho de menos, siempre estará en mi corazón".
Al igual que Ángela, su amiga Mariajo también coincide en que Violeta fue fundamental para formar a la persona que es hoy con sus valores y pensamientos. "Sus conversaciones tratadas de manera transversal", asegura, hicieron que disfrutase de su compañía, y ahora en plena madurez, asegura que Violeta le ayudó mucho "a potenciar mi lado más humano, más racional".
La define como una mujer "empática, racional, inteligente, divertida, atractiva, cercana y paciente". Por lo que está "completamente agradecida y orgullosa" de que la vida la pusiera en su camino. Mariajo cree que personas como Violeta "contribuyen a que todo sea más fácil, más bonito, más puro".
Miriam, otra de sus buenas amigas, habla de Violeta como "la más valiente y atrevida" y recuerda que estaba "orgullosa de sus raíces y su gente". Aunque trabajaba en Palencia, Violeta siempre estuvo implicada activamente en asuntos sociales de su querida Zamora. Porque como recuerda Miriam, la joven era "leal a sus sentimientos, tenaz y luchadora", y coincide con el resto de sus amigas en que siempre estaba "implicada en escuchar a los demás, era la amiga de todas".
Y, finalmente, Nuria asegura que "la pienso todos los días" y su deseo es que "la hubieras conocido porque era la más linda de las flores". Y sin apuntar a culpables, esta amiga sí que reclama que "la teníais que haber protegido". Nuria también tiene un recuerdo para la familia de Violeta, quienes sienten a estas amigas como parte de su propia familia.
Esta amiga se despide con una cita que la propia Violeta le dijo en su día: "La vida se puede comparar con una tela bordada; en la primera mitad del recorrido, vemos la parte del derecho, pero en la segunda, vemos la parte del revés. Ésta no es tan bella como la otra, pero sí más instructiva pues nos permite conocer cómo están conectados los hilos entre sí" (Arthur Schopenhauer). Para, recordar que a Violeta "le robaron la parte del revés".
Así fue el crimen
El martes, 6 de mayo de 2014, a las 08.10 horas, una paciente del centro psiquiátrico San Juan de Dios irrumpió en el despacho de Violeta Guarido, armada con un cuchillo de cubertería de 10 centímetros de hoja. Amelia B.S., de 39 años por entonces y natural de Léon, asestó a la joven varias puñaladas en el cuello y un brazo.
Violeta fue trasladada de urgencia una UVI móvil al Hospital Río Carrión, pero los sanitarios no pudieron hacer nada por su vida. Mientras, la autora del homicidio fue retenida e inmovilizada por el personal del centro hasta la detención de la Policía Nacional. Al día siguiente del suceso, el Juzgado de Instrucción Número 1 de Palencia acordó su ingreso en prisión.
Aunque la homicida se negó a dar detalles ante la Policía Nacional, se cree que pudo hacerse con el arma durante sus salidas del centro durante las tardes. Según se informó en aquellos años, la salida de internos del San Juan de Dios era posible para algunos de ellos y se producía diariamente sobre las 16 horas.
No fue hasta 2016 cuando la Audiencia Provincial de Palencia la condenó a 14 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario, tras el acuerdo alcanzado por la Fiscalía, la acusación y la defensa. De este modo, se ponía fin al proceso judicial iniciado, evitando el juicio con jurado.
En esta vista previa se determinaba que Amelia B.S. era inimputable por sufrir un trastorno delirante crónico e irreversible. De hecho, este era el motivo por el que Violeta atendía a Amelia en el centro psiquiátrico de Palencia.
Además, la Audiencia Provincial de Palencia condenó también al centro en cuestión a pagar 150.000 euros a la familia de Violeta, como responsable civil subsidiario de la muerte de la joven.
Un año más tarde, el Juzgado de lo Penal de Palencia también condenaba a la pareja sentimental de Amelia B.S. a un año y medio de prisión por un delito de omisión de los deberes de impedir determinados delitos.
El fallo judicial apuntaba que la homicida había comunicado a su marido la intención de cometer esta agresión contra Violeta Guarido, minutos antes de hacerlo a través de una conversación telefónica. Además, la propia Amelia comentó a los agentes de la Policía Nacional que había "fallado", creyendo que Violeta no había fallecido.
En el juicio celebrado en marzo de 2017, los psiquiatras que habían tratado con anterioridad a la condenada declararon que habían recibido diversas amenazas por parte de su marido en anteriores ocasiones. Y que, además, este ejercía un fuerte dominio sobre Amelia B.S., quien vivía una situación de dependencia total de su pareja.