El plan de reforestación de la Sierra de la Culebra ha comenzado a ejecutarse esta primavera de 2024 con una inversión total de unos 50 millones de euros. Este plan tiene como objetivo la restauración y reestructuración de la zona afectada en 2022, buscando crear un bosque más resiliente y preparado para enfrentar futuras catástrofes.
Así lo explicaba a finales de 2023, Miguel Ángel Arranz, director general de Medio Natural, donde detallaba que de los cincuenta millones de euros previstos para el proyecto, entre diez y doce millones se destinarán específicamente a labores de reforestación. Y ahí es donde entra en juego la retroaraña, "una máquina muy especial", que permite trabajar en pendientes muy elevadas y que en estos días trabaja en el municipio de Muelas de los Caballeros, en la comarca de La Carballeda.
Esta maquinaria puede "clavarse" al suelo con sus patas mientras realiza su trabajo, que será vital para la recuperación de las miles hectáreas de terreno perdidas hace ahora dos años en la catástrofe medioambiental que supuso los incendios en la Culebra.
Además, la Junta invertirá veinte millones se emplearán en tratamientos silvícolas y en la implementación de medidas para el control de plagas. Arranz destacaba entonces que estos esfuerzos permitirán que, en un plazo de veinte a treinta años, la Sierra de la Culebra vuelva a contar con un bosque "más formado" y "más resistente" a futuros incendios.
Según Arranz, en muchas de las áreas quemadas no será necesario realizar estas intervenciones de reforestación debido a la capacidad natural del bosque, especialmente en zonas de pinos, que tienen una mayor propensión a regenerarse tras los incendios.
Sin embargo, en áreas compuestas por encinares, robledales y castañares, donde la regeneración natural es casi inexistente, la reforestación será esencial y se dará prioridad a estas zonas para iniciar los trabajos.
El nuevo diseño del bosque incluirá medidas para prevenir incendios futuros con el objetivo de evitar los devastadores efectos de los fuegos de 2022. Estas medidas contemplan la creación de áreas con menor densidad de árboles, la introducción de zonas de pasto en las vaguadas y la planificación de áreas con menor cantidad de árboles, especialmente cerca de los núcleos urbanos, para evitar que el bosque llegue hasta las inmediaciones de las viviendas. Arranz subrayó la importancia de evitar que "el bosque se meta hasta la plaza del pueblo".
La Junta de Castilla y León, en colaboración con ayuntamientos y propietarios particulares, también está promoviendo la creación de un bosque más resiliente. En enero se aprobará una línea de ayudas dirigida a municipios y particulares para apoyar la reforestación con especies que ayuden a detener la propagación de futuros incendios.