Con el verano a la vuelta de la esquina, buscar un lugar donde aliviar el calor será la máxima prioridad en próximas fechas. Miles de personas empezarán a remojarse en piscinas municipales, playas, lagos, fuentes naturales y ríos para encontrar algo de descanso ante estas temperaturas tan asfixiantes que se prevén este verano.
Afortunadamente nuestro país cuenta con miles de zonas de baño que no solo son refrescantes, sino que alegran la vista de quienes las disfrutan. Desde las doradas playas del levante, hasta las salvajes del norte español, pasando por las centenares de piscinas naturales que se esconden en rincones absolutamente bellos de nuestra geografía.
Pero hoy, EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León quiere dar una vuelta de tuerca a esto y ha encontrado un lugar que no solo sirve de alivio ante el calor y se encuentra en un bello paraje, sino que además tiene unas vistas absolutamente únicas y maravillosas. Una zona de baño que presenta como estampa de fondo el patrimonio románico más importante de España.
No es otra que la playa de los Pelambres, en Zamora capital. Esta zona está bañada nada menos que por el imponente río Duero, que divide la ciudad con su abundante caudal y sus refrescantes aguas. La playa fluvial de los Pelambres se ubica en la margen izquierda de Zamora y de fondo se puede observar en todo su esplendor buena parte del patrimonio histórico de la Perla del Duero.
Unas vistas únicas
Desde este espacio fluvial se tiene una vista magnífica de la Catedral del Salvador, joya de la corona del románico del Duero. Se trata de la catedral más antigua y pequeña de las once que se ubican en Castilla y León; y fue declarada Monumento Nacional por Real Orden de 5 de septiembre de 1889. Es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y punto clave de su afamada Semana Santa. De hecho, en la actualidad, muchos de los pasos escultóricos más apreciados se encuentran en dicho templo y pueden visitarse.
La gran peculiaridad de esta catedral es, sin duda, su cimborrio, seña de identidad de la ciudad y que puede observarse perfectamente desde los Pelambres. Presenta un tambor de 16 ventanas sobre el que se erige una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y que se soporta con pechinas de clara influencia bizantina.
Pero no es lo único con lo que deleitarse desde esta zona de baño. Desde los Pelambres también se puede observar parte de la muralla de la ciudad. Un elemento defensivo presente desde los inicios de la propia ciudad, que la rodeaba en su totalidad sirviendo como férrea defensa de la misma y que le dio el nombre de 'la Bien Cercada'. En 1868 pierde su función defensiva y pocos años después el arquitecto Segundo Viloria elaboró por primera vez un plano de la ciudad indicando su recorrido.
Y tampoco podemos dejar de mencionar los dos puentes que flanquean ambos lados de esta playa fluvial. Del lado derecho encontramos otra de las señas patrimoniales de la capital zamorana: el Puente de Piedra. Una maravilla arquitectónica e histórica que se está sometiendo a una intensa rehabilitación para recuperar todo su esplendor.
A lo largo de los siglos, este puente fue el único vínculo fluvial que conectaba los barrios del arrabal con el centro histórico de la ciudad. En la actualidad, sigue desempeñando un papel crucial como enlace, uniendo la avenida de Vigo en la margen derecha con la plaza de Belén en la margen izquierda y sirve también como acceso a los propios Pelambres.
Su relevancia histórica se hace evidente debido a su ubicación en la Vía de la Plata. Los orígenes del puente se remontan a los albores del siglo XIII, cuando se completó su construcción. A lo largo del tiempo, ha experimentado diversas reformas, algunas de las cuales modificaron significativamente su aspecto.
Durante el inicio del siglo XX, en una serie de intervenciones, muchas de las decoraciones y ornamentos originales desaparecieron, y las dos torres que adornaban su entrada fueron eliminadas para facilitar el creciente tráfico de vehículos. Eso sí, algunas partes fundamentales del puente han perdurado, como las sólidas bóvedas de los arcos mayores y las pilas, aunque estas últimas fueron meticulosamente retocadas.
Asimismo, desde tiempos antiguos, el puente se integra en la calzada romana conocida como Iter ab Emerita Asturicam, un tramo fundamental del Itinerario de Antonio, un documento de la Roma antigua del siglo III en el que aparecen recopiladas las rutas del Imperio romano.
La evolución del Puente de Piedra siguió su curso hasta el año 2013, cuando la apertura del llamado Puente de los Poetas transformó el antiguo puente en una vía exclusivamente peatonal, dotando al Puente de Piedra de una nueva dimensión más turística, mientras mantiene su conexión con la rica historia de la ciudad.
Precisamente ese Puente de los Poetas es la construcción que se erige a la izquierda de los Pelambres. En sus inicios, el puente tenía la intención de ser un tributo a la memoria del distinguido poeta zamorano, Claudio Rodríguez. Sin embargo, su viuda pidió insistentemente que el nombramiento de este puente honrara también a otros notables poetas de Zamora. Esta estructura fue oficialmente inaugurada el 1 de marzo de 2013.
Y para cerrar esta vista de ensueño están las Aceñas de Olivares. Un conjunto de molinos de origen medieval y primera representación de gran industria en Zamora. En su construcción durante el siglo X, se fabricaron hasta siete ruedas para la molienda del trigo con sus correspondientes presas o azudes. Tras varias transformaciones y reconstrucciones a lo largo de los años, este recuerdo molinero luce con gran imponencia sobre el río Duero y además es visitable.
En concreto fueron recuperadas e inauguradas de nuevo en julio de 2008 después de una exhaustiva restauración y transformación en producto turístico. Gracias a esto se ha recuperado su martillo pilón, batán y el molino harinero, que ya de por sí bien valen una visita tras el refrescante baño en los Pelambres.
Zona de baño autorizada por Sanidad
Otra de las grandes ventajas de la playa fluvial de los Pelambres es que es una de las nueve zonas autorizadas para el baño por la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León. Y es que la provincia de Zamora es la segunda con mayor número de zonas de baño autorizadas de toda la Comunidad.
La calidad de las zonas de baño se determina mediante rigurosas inspecciones. El Servicio Territorial de Sanidad, encargado de elaborar el censo anual de las zonas de baño y los puntos de muestreo, realiza inspecciones visuales y toma muestras de agua antes del comienzo de la temporada de baño, en este caso, el 15 de junio. Si los resultados son positivos, se considera que la zona es apta para el baño.
A lo largo de la temporada estival, se realizan ocho visitas programadas a cada una de las zonas de baño habilitadas para verificar el estado de las playas y el agua. Se toman muestras para determinar la calidad microbiológica del agua y se realiza un examen visual para comprobar la transparencia y la presencia de agentes contaminantes. Las muestras se toman en las áreas con mayor afluencia de bañistas, teniendo en cuenta el mayor riesgo de contaminación según el perfil de las aguas de baño.
Una vez que se obtienen los resultados del muestreo, el Servicio Territorial de Sanidad informa a los Ayuntamientos sobre los análisis realizados y la evaluación de la aptitud del agua para el baño. En caso de detectarse irregularidades o incidencias en las aguas de baño, este organismo debe informar a la Dirección General de Salud Pública.
Además, este espacio cuenta con una pequeña zona de aparcamiento gratuito, además de varias calles cercanas donde se puede aparcar sin mayor problema. El acceso a la misma es accesible a sillas de ruedas o carritos de bebé y se presenta con una extensa zona de césped, mesas de merendero, baños públicos y socorrista. También tiene un restaurante y bar donde se puede dar buena cuenta de la gastronomía zamorana o tomar un fresco refrigerio.