Leche Gaza trasladará su fábrica y se marcha de la capital, pero se quedará en Zamora. Las instalaciones de la central lechera se moverán a una parcela situada en el polígono industrial Los Pinares de la vecina localidad de Coreses, a tan solo cinco kilómetros de la salida de la ciudad. Así lo han decidido los socios, reunidos en una asamblea extraordinaria celebrada este viernes en los Jardines del Rey.

En torno al 90% de los socios, con un total de 12.270 votos a favor, se ha decantado por seguir su compromiso con Gaza pero han decidido trasladar la fábrica a Coreses. Esta decisión, determinante para el futuro de la central lechera, que "se toma desde la conciencia de que se trata de un momento comparable al que tuvieron que afrontar hace 52 años los fundadores de Leche Gaza, cuando escogieron un lugar apartado de la ciudad para poner en marcha su proyecto. Como entonces, este cambio se realiza después de una profunda reflexión y debate y con la intención de que sirva para sentar las bases del futuro de la empresa", reconoce el director gerente de Gaza, Ignacio Quintanilla.

Aunque quedan matices que perfilar, la idea de Leche Gaza es que las obras puedan comenzar en la primera parte del año 2019 y que la futura fábrica pueda ponerse en marcha en septiembre. Aunque desde Gaza explican que "el traslado será paulatino y no se culminará hasta por lo menos 2020".

En cuanto a la inversión, Leche Gaza tiene previsto invertir aproximadamente quince millones de euros en la construcción de la nueva nave, ubicada en las antiguas instalaciones de Alstom Wind Altamira. Este terreno responde a las "necesidades de ampliación de la empresa" con 6 hectáreas de terreno y una nave construida de 7.000 m², que pese a las remodelaciones que se necesitan, agilizan los plazos del proyecto.

De este modo, Leche Gaza podrá, por fin, dar respuesta al crecimiento que viene experimentando en los últimos años a nivel comercial, basado en la calidad del producto y en el trabajo de los ganaderos.

Actualmente la central lechera tiene capacidad para envasar 50 millones de litros de leche al año y con las nuevas instalaciones buscan poder llegar a envasar el doble, para dar respuesta comercial a la demanda del producto. Este aumento de producción será un trabajo a largo plazo, y que tendrá que contar una vez más con el consenso de los socios de la compañía.

Sobre el destino de la parcela actual con sus instalaciones, se plantea mantenerla como bien patrimonial de la empresa y mantener alguna línea de trabajo, "en ningún caso se plantea vender el terreno", afirman desde la directiva.

Todos los pasos dados hasta hoy

Los socios han tomado esta decisión de futuro tras el largo camino de problemas que la industria ha encontrado durante los últimos tres años para ampliar su fábrica en la ciudad.

Cabe recordar que en 2016 la empresa anunció su intención de ampliar la fábrica que posee a las afueras de la capital y apenas unos días más tarde los socios aprobaron esa idea en asamblea.

El objetivo de Leche Gaza era el de poseer unas instalaciones con suficiente autonomía para duplicar su producción desde los 50 millones de litros de leche anuales hasta los 100 millones en un horizonte de cinco años. Para ello, los socios acometieron una ampliación de capital de dos millones de euros.

Tras obtener el dinero necesario, calculado en 2,5 millones de euros, los directivos de Leche Gaza presentaron su proyecto al Ayuntamiento de Zamora para la pertinente autorización del estudio de detalle, un trámite que tardó año y medio en llegar, lo que comenzó a colmar la paciencia de los ganaderos.

Tras este trámite, el proyecto debía evaluarlo la Junta de Castilla y León consultando a los diferentes órganos competentes y fue Confederación Hidrográfica del Duero quien echó por tierra los planes de la lechería señalando que los terrenos se encontraban en zona inundable cada 500 años. Para entonces, ya era diciembre de 2017.

Tras este varapalo, Leche Gaza ha mantenido constantes reuniones con el Ayuntamiento de Zamora, la Junta de Castilla y León, la Subdelegación del Gobierno y Confederación Hidrográfica del Duero para buscar soluciones. Sin embargo, sus responsables han sido completamente herméticos y nada han comentado al respecto.

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