La vida es un abrir y cerrar de ojos, o eso dicen, aunque si no que se lo mencionen a toda la plantilla de trabajadores de la fábrica vallisoletana Yazaki-Monel, que cerró en la década de los años 90, pero que después de más de una veintena de años (aproximadamente) se han reencontrado con mucha ilusión, emoción y con multitud de recuerdos.
Y, es que, la mayoría de los asistentes coincidía en un aspecto: el hecho de pasar toda su vida allí, con todos ellos. Eso mismo explicaba Rosa, una trabajadora de Monel, quien afirmaba que todas las trabajadoras, incluida ella, habían pasado "de niñas a mujeres y madres". " Todas entramos con 15, 16 o 17 años sin conocer mundo", pero entre las paredes de la factoría "vivimos las experiencias más fuertes de nuestra vida. Nos hicimos mujeres y madres". "Comenzamos ilusionadas y pasamos los mejores años de nuestras vidas", comentaba Rosa.
Pero la historia de todos estos trabajadores no sólo se escribe por el trabajo dedicado dentro de la fábrica si no porque fuera de él muchos y muchas compartían horas de ocio. De hecho, algunos se juntaban por un casamiento y su despedida, otros quedaban en las fiestas de Nochevieja, e incluso, algunas trabajadoras tenían su "equipo" para jugar al fútbol en las eras y pasar agradables momentos. "Éramos una piña, nos divertimos", sentencia Rosa. En este sentido, otra asistente al encuentro señalaba que, aunque hubiera "grupos" de amistades por afinidad todos "nos conocemos y nos llevamos bien".
Aunque no todo en la empresa fue bonito, como sucede en las mejores familias; alguna recordaba de su época sindical el tira y afloja constante por los derechos de los trabajadores, las huelgas convocadas y la guerra que daban a los jefes, pero todo ello recordado con perspectiva. Pero como apuntaba Rosa, "venimos a un encuentro de convivencia, llenos de ilusión, de emoción y con multitud de recuerdos de un tiempo que fue esencial para nuestras vidas. Además, ha pasado mucho tiempo desde que la fábrica cerró y algunos no hemos vuelto a coincidir".
En este sentido, Puri, alias la 'Torera' lamentaba su ausencia al encuentro con mucha pena, ya que, cuando se enteró de la cita por una amistad vislumbró la oportunidad de reencontrarse con todas sus compañeras después de tanto tiempo. Y todo gracias a la maestra de ceremonia, Mari Luz, quien puso en marcha toda la maquinaria para que, al final, 86 de los 150 trabajadores de Monel disfrutasen de un día emocionante donde cayó alguna que otra lágrima. Síntoma de felicidad por esos años de vida compartidos.