Ahí está mi plaza de toros favorita. Majestuosa. Con un lleno total, como en los mejores tiempos. Espectacular fotografía de la web de la empresa. Y sólo tiene 130 años.
Desde 1890, cuando apenas había casas a su alrededor, cuando el viejo Paseo de Zorrilla estaba lleno de huertos y sembrados, cuando triunfaban plenamente Lagartijo, Espartero y Guerrita, ahí permanece el santuario taurino de Valladolid por antonomasia. 130 años lo contemplan.
Echando mano del completísimo libro de don Emilio Casares (Historia de la plaza de toros de Valladolid 1990), leemos en el inicio del mismo que el coso se construyó entre 1888 y 1890, siendo su inauguración el 20 de septiembre de 1890 a las tres y media de la tarde, finalizando el festejo a las seis menos cuarto.
Los diestros actuantes de esa tarde inaugural fueron los reseñados anteriormente: Lagartijo, Espartero y Guerrita. Nada menos que dos “Califas del toreo” y Espartero, considerado uno de los diestros más bragados de la época. Espartero fallecería cuatro años más tarde en Madrid como consecuencia de la gravísima cornada inferida por un toro de Miura.
Imagen del Libro Historia de la Plaza de Toros de Valladolid, de don Emilio Casares Herrero
Los toros lidiados fueron de la legendaria ganadería del Marqués de Saltillo y el primer ejemplar que saltó al ruedo se llamaba “Aguilillo”; su cabeza disecada permanece en la entrada de las oficinas de la plaza de toros. Los astados recibieron un total de 43 puyazos, lo que da idea de la fiereza de los astados de esas épocas.
Don Emilio Casares, exigente y buen historiador, rebuscó por todos los archivos existentes en el momento y comenta en su obra que los diestros cobraron por su participación en la corrida las siguientes cantidades: Lagartijo, 5.000 pesetas; Espartero, 3.125 pesetas y Guerrita, 4.000 pesetas.
Los toros de Saltillo costaron 12.000 pesetas. Como dato curioso, los atalajes de las mulas para el servicio de arrastre fueron costeados por Lagartijo y Guerrita y obsequiados a la empresa. El coso llegó a tener palco reservado a la autoridad militar.
El precio de las localidades del tendido, sin distinción de sol o sombra, era de 3 pesetas, y no existía más impuesto que el de 10 céntimos por entrada, que incluía un sello móvil.
Obviamente era la entrada popular y más barata de los tendidos altos. Pero las de barrera, contrabarrera, balconcillos, etc., variaban entre las 12 y las 7 pesetas. La plaza tenía un aforo de 11.542 asientos. En la actualidad, y a raíz de la importante reforma de 1997, el aforo es de 10.500 asientos.
La plaza es propiedad de la Sociedad Taurina de Valladolid, S.A. desde 1956, año de adquisición por parte de Isidro Ortuño (padre de Emilio y María José), cuya mayoría de acciones las ostenta el que fuera excelente diestro salmantino Emilio Ortuño “Jumillano” con el 65% del accionariado; María José Ortuño:25% e Isidro Ortuño el 10% (hijo de Emilio).
El coso está arrendado a Funtausa -Funciones Taurinas, S.A.- (Casa Matilla) por un periodo de cinco años. Anteriormente fue gestionado por Manuel Martínez Erice (Choperita). El padre de este, José Antonio, junto a su tío Javier Martínez Uranga (Choperitas), fueron los primeros que gestionaron el coso tras la cesión de Jumillano en 1988.
Larga vida al coso del Paseo de Zorrilla en esta época tan dura que estamos atravesando, tanto para el toreo como para otros menesteres. La próxima cita anunciada con un cartel de relumbrón será el 10 de mayo con motivo de la festividad de San Pedro Regalado. Pero visto lo acontecido con otras ferias…
P.D.: Vaya desde aquí nuestro recuerdo para Emilio Casares hijo (†) 2019,quién veló y cuidó del ingente legado taurino de su padre, fallecido en 2008 a los 94 años de edad. Ahora, el legado se ha encomendado a su hermana María José Casares y a su esposa María Eugenia Arranz.
Imágenes: Libro Historia de la Plaza de Toros de Valladolid, de don Emilio Casares Herrero