En estos días de confinamiento por la crisis sanitaria y socioeconómica provocada por el
Covid-19, Cáritas Diocesana de Salamanca refuerza su atención a las personas en situación
más vulnerable de nuestra sociedad. En este sentido, se ha organizado la atención de todos
los recursos para dar respuesta y no dejar a ninguna persona ni familia al margen.
Son muchos los acompañamientos y seguimientos telefónicos o presenciales cuando así se
requiere, pero hoy queremos llamar la atención sobre el apoyo a familias y personas desde
nuestro recurso de acogida y atención primaria. Son muchos quienes no cuentan en estos
días con los ingresos suficientes para hacer frente a los gastos básicos y que precisan ayudas
para alimentación, luz, agua, alquiler...
Desde que empezó el confinamiento, 16 de marzo, un total de 66.766€ se han destinado para
esta causa, y hemos podido apoyar a 1.086 personas y 428 familias. Es una primera
respuesta ante unos datos alarmantes que nos hablan de una situación complicada,
especialmente para las personas que ya se encontraban antes en situación de precariedad
y/o exclusión social.
Durante este tiempo, Cáritas se ha coordinado con el Ayuntamiento, la Diputación de
Salamanca y con otras entidades sociales y eclesiales para que, en la medida de lo posible,
ninguna familia, se quede sin la atención necesaria.
Este virus nos envía un mensaje claro: de la noche a la mañana todo puede cambiar, todos
somos vulnerables. Todo es frágil. La única manera de salir adelante es vivir en comunión,
haciéndonos responsables unos de otros, siendo conscientes de ser parte de un todo,
experimentando que nuestras acciones, por pequeños gestos que puedan parecer, cambian
la suerte de quienes nos rodean.
El pasado jueves, Día del Amor Fraterno, recordábamos que sólo el amor todo lo puede, que
nos puede hacer vencer situaciones extremas como la que estamos viviendo. Sólo con la
conciencia de ser una única familia humana, y que nos lo jugamos todo en el cuidado mutuo,
podremos salir de esta.
En el mensaje que el Cardenal Tagle, presidente de Cáritas Internacional, ha dirigido a todos
los miembros de Cáritas a propósito de la pandemia que sufre la humanidad, señala que
“también nosotros estamos en el huerto de Getsemaní con los discípulos y nuestra fe está
duramente azotada. Muchos de nosotros estamos sufriendo y nos vemos tentados a pensar
que no tenemos donde recurrir, ya que la ciencia, los conocimientos que hemos desarrollado
hasta este punto de la historia no nos ofrecen solución. Ante la pérdida, inseguridad y
sufrimiento algo increíble está sucediendo, estamos notando los lazos que forman la familia
humana... El sufrimiento global que estamos viendo nos ha hecho ver de manera sorprendente
que necesitamos a otras personas y otras personas nos necesitan. La muerte no tiene la última
palabra cuando dejamos espacio a la esperanza. Este amor que vemos en grandes y pequeños
gestos de solidaridad nos llama a un nuevo futuro y a una nueva forma de vida. EL COVID 19
no conoce fronteras, pero tampoco las distingue la fe, la esperanza y el amor“.
Este momento nos impone la necesidad de parar para “reparar”, para pensar qué modelo
de sociedad estamos construyendo, en qué tipo de sociedad queremos vivir. Sin duda, se
avecinan días complicados, pero juntos, lo superaremos y esta puede ser una oportunidad
para reconocernos como hermanos.
Mañana, domingo de Resurrección, día grande para los cristianos, nos recuerda que la Vida
siempre vence, y que lo que le da sentido, es el Amor. Un Amor que se manifiesta en gestos
-desde jugárselo y arriesgarlo todo a los pequeños actos cotidianos de solidaridad- que hablan
de que estamos juntos y unidos, incluso sin ser muy conscientes de ello, en la Fe y la
Esperanza.