Será finalmente el forense quien determine el grado de imputabilidad del vecino de Matapozuelos (Valladolid), C.R.D, de 86 años, que en septiembre de 2016 provocó un incendio en el patio de su casa que se extentió hasta la de los vecinos para dejarla totalmente arrasada, después de que el encausado, por tercera vez, dejara plantada a la Justicia y no compareciera en el juicio previsto para este viernes.
A sus incomparecencias en sede judicial durante la instrucción de la causa se ha sumado la tercera, cuando el presidente de la Sección Segunda de lo Penal, Fernando Pizarro, se ha dirigido a la agente judicial a fin de que llamara al acusado para entrar en sala y la funcionaria, tras pronunciar su nombre dos veces, no recibiera otra respuesta que el silencio.
Los dueños de la casa destruida y declarada en estado de ruina, que aguardaban en el pasillo con la esperanza de que esta vez sí se presentara el presunto autor de los destrozos, ya habían indicado minutos antes a la agente judicial que el acusado no comparecería porque a esa misma hora, la prevista para el inicio del juicio, había sido visto paseando por Matapozuelos.
Ante esta circunstancia, el tribunal, con la aquiescencia de las partes--fiscal, acusaciones particulares y defensa--, ha acordado la suspensión de la vista y ha propuesto que el acusado sea reconocido por un forense judicial al objeto de emitir un informe sobre su estado mental para comprobar si está o no en condiciones de ocupar el banquillo.
Y es que hasta el propio fiscal, a tenor de un reciente informe de la trabajadora social que ha visto a C.R.D, plantea la posibilidad de que el acusado se halle afectado por una "enajenación mental sobrevenida", en referencia a que en el citado informe se apunta que el vecino de Matapozuelos, que en su día era una persona culta y muy leída, pasa actualmente por una fase de no aceptación de las normas sociales e incluso alude a una situación cercana al 'síndrome de Diógenes', según nformaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En esta situación, el informe del forense y una prueba pericial psicológica serán cruciales para ver si finalmente puede celebrarse juicio contra el acusado o es inimputable. En caso de estar apto para el juicio, las mismas fuentes apuntan que en el supuesto de condena, lo más factible sería acorcar su internamiento, en lugar de su ingreso en prisión.
El procesado, C.R.D, de 86 años, se enfrenta a una posible condena de cinco años de cárcel por delito de incendio con peligro para la vida o integridad física de las personas, cometido por imprudencia grave, junto con la obligación de indemnizar a los propietarios de la vivienda afectada con más de 324.562 euros, en concepto de reposición del inmueble destruido y el valor de los enseres afectados, junto con otros 10.000 euros por daños morales y 121.217 más a la compañía Allianz S.A, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
El incendio se produjo la noche del 24 de septiembre de 2016 en un patio que el acusado tenía en su vivienda, sita en la Plaza de la Iglesia de Matapozuelos, si bien las acusaciones pública y particulares refieren que se trataba de una práctica habitual de C.R.D, quien tenía por costumbre la quema de hierbas secas y rastrojos, y ello a pesar de haber sido advertido más de una vez por parte de los vecinos colindantes del riesgo que ello podía entrañar.
De hecho, ya el día 21 de septiembre de ese año fue necesaria la intervención de una dotación de bomberos para apagar un fuego que había producido en el citado patio, si bien en aquella ocasión no hubo otra afectación que la maleza y algunos enseres carentes de valor que pertenecían al procesado, quien fue nuevamente alertado por agentes de la Guardia Civil del peligro de su acción.
Sin embargo, tres días después, "sin tener en consideración el evidente peligro de su comportamiento, especialmente por la medianía con otras edificaciones habitadas y la proximidad de una residencia de ancianos", el acusado, dentro de una construcción de ladrilla dispuesta en el centro del patio de su casa, donde apiló gran cantidad de revistas, periódicos y algodón sintético, prendió un fuego que, sin control, atravesó ese habitáculo y se extendió a la pared de un inmueble contiguo.
En esta última vivienda se hallaban los propietarios, un matrimonio y otros familiares, que, alertados por un vecino sobre las 23.30 horas, apenas tuvieron tiempo de retirar sus vehículos y unos ordenadores portátiles antes de abandonar el inmueble como consecuencia del humo y las llamas.
Las labores de extinción, que se prolongaron hasta la tarde del día siguiente, fueron realizadas por una dotación de bomberos de la Diputación de Valladolid, sin que las mismas pudieran evitar que la vivienda quedara en estado de ruina y los moradores se hayan tenido que trasladar a otra.