La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, se desplazará este miércoles a Valladolid para presidir el acto de entrega de los certificados oficiales que reconocerán a cuatro víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Francisco Franco como tales.

En vísperas de que Calvo, ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, eleve al Consejo de Ministros un nuevo proyecto de ley de Memoria Histórica --prevé hacerlo en este mes de julio-- la vicepresidenta quiere dar con su presencia en Valladolid un realce mayor a la entrega de las declaraciones de reparación y reconocimiento personal creadas con la Ley de Memoria Histórica de 2007, que el Ejecutivo quiere ahora perfeccionar con una reforma.

Acompañada por el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, Calvo entregará estos certificados a los familiares de Calixto Carbonero Nieto, Aurelio García Valea, Florencio Moral Esteban y Saturnino Bilbao de Prada, quienes sufrieron "persecución por razones políticas e ideológicas durante la Guerra Civil" y en el caso de Moral Esteban, también durante la dictadura, ha informado el Ministerio en un comunicado.

LAS VÍCTIMAS

Viajante de comercio, Calixto Carbonero fue condenado en noviembre de 1936 en Consejo de Guerra en Salamanca por el supuesto delito de rebelión militar a la pena de 30 años de reclusión mayor. En 1938 fue condenado a la pena capital por Consejo sumarísimo de guerra por su supuesta participación el 22 de mayo de 1938 en una sublevación de presos en el penal de la fortaleza de San Cristóbal. Fue fusilado en la Ciudadela de Pamplona tres meses después.

Aurelio García Valea era gestor en el Ayuntamiento de Tordesillas (Valladolid) en el verano de 1936. Al estallar la Guerra Civil hizo lo posible porque esa localidad se mantuviese fiel al orden constitucional. Fue condenado por estos hechos por Consejo de Guerra en octubre de 1936 a la pena de muerte por un supuesto delito de rebelión militar.

Esta pena fue conmutada a reclusión perpetua, pero falleció finalmente por una endocarditis en la prisión central de Burgos, el 15 de mayo de 1939, según la biografía facilitada por el Gobierno.

EL ESPÍA

Florencio Moral Esteban fue soldado del Ejército de la II República desde 1932 y durante la Guerra Civil realizó abundantes misiones de espionaje y contraespionaje en el norte de Madrid y provincias limítrofes, llegado a ser apodado "el Murallas" por su capacidad de burlar a las fuerzas enemigas.

Al concluir la guerra fue condenado en juicio sumarísimo a la pena de muerte por un supuesto delito de adhesión a la rebelión militar, pena que fue ejecutada en San Lorenzo del Escorial el 19 de abril de 1939.

Saturnino Bilbao de Prada fue juzgado y absuelto por un supuesto delito de rebelión militar en agosto de 1936 relacionado con la toma de la casa del pueblo de Valladolid, donde el afectado tenía el cargo de conserje y en la que se habían refugiado numerosos ciudadanos fieles a la República. Sin embargo, el 10 de abril de 1937 fue ejecutado extrajudicialmente en Laguna del Duero (Valladolid).