Roberto Fernández Fernández, profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de León (ULE) ha ganado el primer premio del Centro de Estudios Financieros en el año 2020 con un trabajo titulado ‘Implicaciones jurídico-laborales de la COVID-19: lecciones judiciales para garantizar un futuro más seguro’, en la modalidad de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Este premio -dotado con 9000 € y una estatua conmemorativa- será publicado en la prestigiosa Revista de Trabajo y Seguridad Social.
Oriundo de la localidad leonesa de Ferreras de Cepeda, Roberto Fernández confiesa la “sorpresa y alegría” que le ha supuesto este galardón que viene a suponer el fruto de la entrega y trabajo en materia investigadora que ha realizado durante casi veinte años en el área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la ULE. Un galardón que se suma a los éxitos cosechados por este área de conocimiento, -una de las más prestigiosas y reconocidas a nivel nacional-, gracias a la calidad del grupo de docentes e investigadores que han formado los profesores Germán Barreiro González, “el catalizador de todo”, y Juan José Fernández Domínguez, “el continuador del maestro y quien ha sabido transmitir a todos sus discípulos la pasión por el trabajo bien hecho y una investigación rigurosa”
Respecto al estudio, reconoce que el tema surgió de la colaboración que mantiene el área de conocimiento de Derecho del Trabajo de la Universidad de León con los operadores jurídicos leoneses. Un auto sobre el sector sanitario que le remitió el Magistrado del Juzgado de lo Social número 1 de León, Jaime de Lamo Rubio, y otro sobre ayuda domiciliaria que le envió el Presidente Provincial del sindicato CSIF, Hipólito Riesco Álvarez, sirvieron de punto de partida al conjunto de sentencias que sobre el coronavirus estaban dictando los Tribunales de Justicia y que le motivaron a escribir un artículo y presentarlo al premio del Centro de Estudios Financieros.
COORDINACIÓN DE COMPETENCIAS Y NO BAJAR LA GUARDIA
En relación con las principales conclusiones alcanzadas con el estudio ahora premiado, Roberto Fernández manifiesta que una de las tareas más inminentes a afrontar una vez se vea superada en mayor o menor medida la actual situación, “será reflexionar sobre cómo reforzar los mecanismos de coordinación en determinadas competencias descentralizadas, a fin de que desde el Gobierno Central se puedan tomar decisiones más acertadas a la hora de hacer frente a posibles situaciones futuras, no deseables pero bastante probables, similares a la pandemia provocada por la COVID-19, y sin que ello se pueda interpretar como un ataque al ejercicio de las competencias de las Comunidades Autónomas”.
Además, subraya que “el sistema público (de salud, de seguridad o de servicios socio sanitarios) ha sido el dique de contención capaz de impedir que la pandemia haya causado mayores pérdidas de vidas humanas, jugándose sus profesionales la vida y salud por salvar las de otros, en unas condiciones en muchos casos de verdadero riesgo”. Por esta razón, considera necesario reforzar los mecanismos del Estado del Bienestar y entender “que la iniciativa privada en determinados sectores debe ser complementaria, y no sustitutiva, de la actuación pública”.
Por último, entre las conclusiones también hace referencia al personal sanitario, “uno de los colectivos que más ha sufrido el impacto de la crisis -en general, todos aquellos trabajadores que lejos de parar su actividad desde el comienzo de la crisis, incluso la han aumentado al haber sido declarados como esenciales-, y muchos de los fallos analizados han tenido que ver con las condiciones en las que han tenido que ejercer su quehacer en la lucha contra la pandemia”. Por ello concluye que otra lección a aprender es la necesidad de “no bajar la guardia en el futuro y mantener un repositorio de equipos de protección colectivos e individuales que, en caso necesario, permita suministrar de manera rápida y eficaz herramientas de protección óptima para todos aquellos que tengan que estar en primera línea luchando frente a frente contra esta u otras posibles pandemias”.
COLECTIVO DE PROFESIONALES COHESIONADO
Roberto Fernández se siente afortunado de formar parte de un grupo de investigación que no solamente conforma un colectivo de profesionales cohesionado y con una gran capacidad de trabajo, siempre a la vanguardia de la docencia y la investigación, “sino una verdadera familia capaz de generar un ambiente de trabajo donde es un verdadero placer desarrollar mi actividad profesional”. Por eso quiere tener un reconocimiento especial con sus compañeros, las profesoras Rodríguez Escanciano, Martínez Barroso, Agra Viforcos, Álvarez Cuesta, Ordóñez Pascua, Prieto Padín, González Vidales y Castro Franco y los profesores Fernández-Costales Muñiz, Tascón López, Quirós Hidalgo, Megino Fernández y Gómez García y el personal adscrito al área José y Chefi, “porque sin ellos la consecución de este premio no hubiera sido posible, muchas gracias por vuestro apoyo y enseñanzas durante estos años, sois los mejores compañeros de viaje profesional”.
Como docente y miembro de un grupo de investigación de la ULE, anima a la sociedad leonesa a depositar la educación de sus hijos en la institución universitaria de la ciudad, “debido al gran plantel de personal docente e investigador y de administración y servicios con los que cuenta la Universidad de León; su confianza se verá recompensada con una formación de calidad, como atestiguan reconocimientos de esta naturaleza”.
Finalmente, quiere dedicar el Premio CEF 2020 a todos aquellos que han sufrido las consecuencias de la pandemia y, en particular, a una amiga muy especial, la profesora María José Sánchez Ledesma de la Universidad de Salamanca, “que lamentablemente nos abandonó en los primeros momentos de esta trágica situación y que allá donde esté se sentirá orgullosa y presumirá del éxito de su amigo”.