El Covid dificulta el desarrollo del trampeo de primavera de la avispa asiática en Castilla y León
El sector de la apicultura no ha sido ajeno a los efectos del COVID-19 ya que la declaración del estado de alarma como consecuencia de la afección de la pandemia impidió el normal desarrollo del trampeo de primavera que estaba previsto diera comienzo a mediados de marzo. Este hecho ha dificultado también la obtención de datos concluyentes de los trampeos realizados y el número de capturas ha sido muy inferior a años anteriores.
El trampeo de primavera daba comienzo el 15 de marzo, por lo que la declaración del estado de alarma “pilló de lleno” y hubo muchos problemas para la distribución de las trampas, sobre todo por las dificultades de movilidad y de acceso para muchos apicultores que no podían desplazarse. “Son trampeos quincenales que obligan a una regularidad en las visitas y eso es o que fue difícil” complicando “hacer el trampeo en condiciones”.
Según los datos del trampeo de primavera que ha llevado a cabo la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y recogidos por Ical, durante este periodo tuvieron lugar un total de 489 trampeos en la Comunidad (de ellos 30 con capturas), es decir, las visitas quincenales que se acometen para detectar el número de ejemplares capturados. Las avispas localizadas fueron en esta ocasión 144, encontradas en una veintena de trampas de las 122 que se instalaron en este ejercicio.
De los 489 trampeos contabilizados, 209 corresponden a la provincia de León; 97 a la de Palencia; 95 a la de Burgos; 67 a la provincia de Zamora; diez en Salamanca; seis en la provincia de Valladolid y cinco en la provincia de Ávila.
La incidencia del COVID ha sido la principal causante de estas cifras, muy por debajo de las de la primavera pasada cuando en Castilla y León se instalaron 165 trampas en las que se capturaron 513 avispones. Fuentes de la Consejería reconocieron que debido a las circunstancias no fue posible “hacer el seguimiento” que se lleva haciendo desde el año 2016, que es el momento en el que se iniciaron los trampeos, lo que impide “hacer estimaciones reales”, además de que faltaron “parte de las trampas más significativas” como son las ubicadas en el norte de Burgos, en zonas como Valle de Mena, Medina de Pomar o Villarcayo.
De cualquier forma, la gran mayoría de las capturas se detectaron nuevamente en la provincia de Burgos, que sigue siendo la más afectada, y donde la pasada primavera se hicieron 127 capturas, es decir, el 88,2 por ciento del total. Fue allí donde se detectó esta especie por primera vez en Castilla y León a finales de 2014, concretamente en Espinosa de los Monteros (Burgos) tras extenderse desde el País Vasco, y donde solo unos meses más tarde se localizó el primer nido en la comarca burgalesa de Las Merindades.
Pese a estos datos y al hecho de no poder tener resultados concluyentes, lo que sí se considera desde la Junta es que no se están dando “avances significativos” de la especie en Castilla y León, y la principal incidencia se mantiene en el norte de Burgos y también en la comarca de El Bierzo, en la provincia de León, donde la pasada primavera se localizaron 15 ejemplares. Los otros dos ejemplares detectados en primavera se encontraron en Aguilar de Campoo (Palencia).
Aunque el año pasado se detectó una avispa en la zona comprendida entre las provincias de Valladolid y Palencia, su presencia no se ha consolidado en este territorio. “No está habiendo el avance tan explosivo que hubo en el norte de Burgos o al entrar en El Bierzo”, que son las zonas donde sí se ha implantado la especie. “Fuera de estas zonas tampoco se cogen cantidad o no se vuelven a coger”, explicaron fuentes de la Consejería.
De hecho, se hizo “un anillo de trampas” en la confluencia de las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid donde se había detectado presencia de avispa asiática pero “no se volvió a confirmar” presencia en esta zona. “Alguna vez aparece en algún sitio así pero luego hay zonas en las que no se implanta”, añadieron desde la Consejería, desde donde recordaron que se trata de una especie “bastante exploradora” por lo que “intenta colonizar nuevos territorios”.
De las 108 trampas que se instalaron en el primero de los trampeos se ha ido en continuo aumento atendiendo a “las circunstancias”, y la red se va ampliando según los apicultores e incluso particulares comunican haber visto avispas o aportan ejemplares de la especie. Aunque la coyuntura por el COVID limitó la presencia de trampas esta primavera a 122 las previsiones para el trampeo de otoño, que ya ha dado comienzo, es que se instalen un total de 168.
Trampeo de otoño
El trampeo de otoño, que ya ha dado comienzo y que se prolongará hasta el próximo mes de noviembre, ha empezado por ahora “con normalidad” y no se están registrando problemas en ninguna provincia para la instalación de las trampas, que fue el principal impedimento la pasada primavera por la declaración del estado de alarma. “Esperemos que lo que no se pudo hacer en primavera, en otoño sí se puedan sacar conclusiones”, confiaron fuentes de la Junta.
El trampeo de otoño que dio comienzo el pasado 15 de agosto y que está previsto que se prolongue hasta el 30 de noviembre corresponde con el momento que coincide con el periodo en el que las futuras reinas y los machos que las fertilizan realizan los vuelos nupciales para luego abandonar el nido a la búsqueda de nuevos territorios donde asentarse antes de iniciar la hibernación.
La ‘Vespa velutina nigrithorax’ es un avispón invasor de origen asiático, introducido accidentalmente en Francia en 2004, y que actualmente se encuentra en casi todo Francia, norte de España y de Portugal. El éxito invasor de esta especie se explica por su buena adaptación a las condiciones climáticas y ambientales del norte de España y a la ausencia de enemigos naturales eficientes. Se alimenta de frutos maduros e insectos, en particular de otros himenópteros sociales, y es manifiesta su voracidad hacia las abejas.