David Herrero
“Es importante que las instituciones y las empresas palentinas tengan como referencia al Ecova a la hora de contrastar opiniones y posicionar la economía de la provincia en la región y en el resto de España”. Ese es el mensaje que traslada en declaraciones a la Agencia Ical, el decano-presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, y ahora también de Palencia y Zamora, Juan Carlos de Margarida.
Explica que la unión de las provincias de Palencia, Valladolid y Zamora en el Ecova, tras el visto bueno del Consejo de Gobierno de la Junta el pasado 17 de septiembre, supone el “fortalecimiento de la institución, agrupando con ello a los economistas de las tres provincias en una misma imagen y con unos mismos servicios”. Esto implica tener un número de colegiados de alrededor de 1.300 economistas que representan el 70 por ciento de los profesionales de la economía de la Comunidad, subraya.
La función principal del Colegio radica en “ser garantes de los profesionales colegiados, así como ofrecer un servicio completo, de calidad y de asistencia a todos los que lo integran”. Al mismo tiempo pretende garantizar “un servicio a la sociedad acercando la economía a los ciudadanos”.
De Margarida señala que poseen un “potente” servicio de análisis económico denominado ‘ECOVACyL Servicio de Estudios’, el cual analiza y realiza las previsiones económicas sobre la situación de la región en cuatro vertientes, desde la coyuntura económica, la industria agroalimentaria, el comercio exterior y la economía digital. Con ello, “se aporta una visión de la economía de Castilla y León al objeto de tener una perspectiva que garantice el posicionamiento de la región a nivel de Europa y del resto del mundo”, puntualiza.
Impacto del confinamiento
El decano-presidente del Ecova afirma a Ical que el confinamiento en la ciudad de Palencia intenta evitar la transmisión del virus entre la población, pero lo más importante “es crear conciencia sobre las relaciones sociales para que se mantenga la salud de los ciudadanos”. Sin embargo, la consecuencia directa de este confinamiento es una “desmotivación clara del consumidor a la hora de reactivar la economía, ya que al paralizar las relaciones sociales, evidentemente se ralentiza la actividad comercial y de servicios”.
El problema se centra en que el ciudadano “necesita tiempo para retomar la confianza”, cuya espera hace que la actividad económica de la ciudad “retroceda el camino de la reactivación hasta el momento logrado”. Por ello, recuerda que “es imprescindible la transmisión de la confianza sanitaria al ciudadano”, tras finalizar los confinamientos y los rebrotes de la pandemia.
De Margarida relata que para que la economía palentina se encuentre en los niveles óptimos al objeto de hacer frente a un futuro, “que ya es un presente”, necesita que su tejido empresarial “se haga grande, que las microempresas se unan en clústeres al objeto de ser competitivos y poder internacionalizarse”.
Deja claro que el mercado actual “ya no es la provincia o la región, ni siquiera Europa, sino un mercado global formado con una amplia diversidad de clientes que tienen distintas necesidades y formas de consumir”. De esa forma, para lograr afianzarse y perdurar en el tiempo, la empresa palentina “necesita ser competitiva incorporando una forma de pensar de amplias miras junto con una tecnología puntera y digital”, asevera.
Radiografía económica
En estos momentos, la realidad económica de Palencia tiene un antes y un después debido al COVID-19. Apunta que la economía anterior a la pandemia se encontraba en desaceleración, pero seguía en crecimiento, de tal forma que era una economía competitiva que había sabido posicionarse a raíz de la crisis de 2008. El empresariado palentino “se había abierto a los mercados exteriores, se había internacionalizado y había cambiado su mentalidad de empresario local a empresario global”.
En la actualidad, la pandemia “ha hecho tambalear los cimientos” de cualquier empresa hasta el punto de que las previsiones económicas y las estrategias empresariales “tienen que hacerse de una forma cauta debido principalmente a que el consumo, motor de la economía, se ha parado drásticamente en comparación con la crisis del 2008, donde existía una actividad económica potente”. Sin embargo, en estos momentos, la incertidumbre ya no es financiera ni económica, es de salud, recalca.
Una vez finalizado el estado de alarma, el decano-presidente del Ecova aclara que la previsión era que la actividad económica retomara su camino ascendente de una forma pausada, pero con cierta celeridad, en espera de una vacuna que solventara el problema.
Aun así, añade que los rebrotes “están paralizando la tan ansiada reactivación económica, produciéndose unos altibajos que no benefician en nada el posicionamiento estratégico de las empresas, tanto en los mercados exteriores como en los sistemas productivos, así como en el ámbito laboral”. Y es que, “la peor variable que puede tener una empresa es la incertidumbre”, apostilla.