Entre pandemia, prisas y una vida cada vez más individualizada, a veces, la realidad nos golpea en la cara y vemos que la bondad aún existe entre nosotros. Sino que se lo digan a un vecino de Zamora capital, que anoche hacía público en sus redes sociales la curiosa y entrañable historia, que le unirá para siempre al hombre que pide limosna en el pasaje de Santa Clara. 

Este hombre ha relatado como, en uno de estos intensos días de lluvía que nos han afectado esta semana, salía del trabajo para recoger a su hija de clase, y durante el trayecto no se percató que había perdido su teléfono móvil, en algún punto de la calle Santa Clara. Una vez en su coche, este padre se daba cuenta de su pérdida, y comenzaba su agobio por haber perdido información valiosa sobre su trabajo (contactos, clientes..). Bajo la lluvia y completamentr agobiado, este hombre retomaba sus pasos con la esperanza de encontrar de vuelta su smartphone. Pero fue en vano. Nadie lo había visto y este zamorano lo daba por perdido.

Ya completamente desesperanzado, este hombre acudía a una tienda de móviles para solicitar un duplicado de su tarjeta SIM para, al menos, recuperar sus contactos telefónicos. Ya en el establecimiento intentó llamar con un teléfono prestado, pero fue inútil, ya que alguien no dejaba de colgar la llamada. Este vecino ya solo podía pensar que alguien lo habría cogido y “ya tendría un teléfono cojonudo al instante”. Pero cual fue su sorpresa al seguir insistiendo en sus llamadas cuando, de repente, el teléfono de la tienda comenzó a sonar y era su priopio número.

Al descolgar, un hombre le explicaba que era el mendigo que pide en el pasaje de Santa Clara, al lado del estanco. Muy tranquilo, este hombre le explicaba al dueño del teléfono que en diez minutos podrían verse, ya que ahora estaba "comprando algo de comer". Este zamorano no podía dar crédito a la generosidad de este hombre: "¡Coño! Que pide al lado de una tienda que repara teléfonos, que podía haber entrado a que le dieran algo por un teléfono bueno. Y sin embargo, decide guardarlo y esperar". 

Una vez se encontraron, este padre no dudó ni un segundo, sacó 300 euros del cajero y se los entregó al hombre que había guardado su teléfono. Pero la cosa no terminó ahí. Y es que a raíz de este desinteresado gesto, el hombre hizo una promesa de que cada vez que pasara por el lugar, "te juro que te daré para que comas ese día o lo que sea”. Una promesa que ha querido hacer extensible a todos los zamoranos, al compartir su historia solicitando que, cada vez que alguien pase por delante de el pasaje de Santa Clara "le deis una moneda a ese gran hombre". 

Esta pérdida de su teléfono ha enseñado a este hombre que “cuando la gente cada vez es más insolidaria y nos odiamos tanto...aparece de repente alguien que sin nada demuestra todo”. Una bella conclusión para esta enternecedora historia surgida en la capital zamorana.